11.- Diversión

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La luna estaba en su punto más alto en el cielo, decidir dónde dormiría Tomoyo fue una real batalla, Yelan había ofrecido amablemente su habitación pero Shaoran había puesto objeción mencionando que él podía dormir en la sala por unos días para que Daidouji durmiera con Sakura, al final, la que terminó imponiendo su voluntad fue Meiling, ella "sugirió" que Daidouji podía dormir en su habitación debido a que la cama era bastante grande, le sobraba espacio y de paso nadie tendría que mudarse al sofá.

Ambas ya se habían puesto las pijamas pues la hora de dormir se acercaba, incluso se habían lavado los dientes y justo ahora estaban desempacando la maleta de Tomoyo mientras platicaban un poco sobre sus gustos musicales, literatura entre otras cosas más.
—¡Qué linda blusa!— gritó Meiling al ver la prenda de color blanco y cuello de encaje.
—Si gustas, puedo prestártela— respondió amable como siempre.
—Claro, pero primero úsala tú.
—Está bien.
—¿Y esto qué es?— preguntó sacando un libro de color fandango, en la portada simplemente había un estrella y algunos brillos, aparentemente no tenía título y era ligeramente grueso.
—Ah...— se lo quitó sutilmente a Meiling de las manos —El maestro de taller de lectura y redacción de la Uni me lo dio para que se lo entregara a Sakura cuando la viera, pero por como están las cosas, creo que es mejor esperar un tiempo.
—Lo siento, no estoy entendendo del todo...— dijo apenada.
—Como trabajo final, el maestro pidió una historia original basada en la fantasía, la historia que Sakura escribió dejó al maestro fascinado y como manera de motivarla a seguir escribiendo, mandó a imprimir la historia como si fuera un libro, este maestro sabe que ella y yo somos muy cercanas así que confió en que se lo entregaría, pero por la tarde ella me habló sobre lo presionada que se siente y sobre la posibilidad de abandonar esa carrera, si le entrego el libro siento que de alguna manera se sentirá presionada...
—¿Y qué tal si necesita un poco de motivación? Ver su libro en físico tal vez le haga querer seguir avanzando para ver su sueño realizado— sugirió Meiling.
—No lo sé, esperaré unos días más para decidir qué hacer.
—De acuerdo...— Meiling estaba por apagar la luz para finalmente dormir pero su celular sonó, al verlo era una notificación de su mejor amiga y al abrirla era una invitación a ir a la nueva pista de hielo que recién había sido inaugurada —¿Te gustaría ir a patinar sobre hielo mañana?
—¡Claro!
—¡Entonces está decidido, iremos todos!— sin demorarse, contestó afirmativamente y también comentó que llevaría a unos amigos que acababan de llegar al país, su amiga aceptó y acordaron la hora; 12 en punto en el centro comercial Pienezza.

Julio 27

El amanecer llegó rápido, Meiling salió de su habitación al escuchar que Shaoran salía a despedir a su madre que estaba a punto de marcharse al trabajo, una vez que Yelan había dejado la casa, interceptó a su primo en las escaleras —Espero que Sakura y tú no tengan planes para hoy...
—¿Qué tienes en mente?— preguntó bostezando.
—¡Vamos a patinar!
—Suena bien, ¿invitaste a Daidouji?
—Desde anoche y dijo que sí.
—Le avisaré a Sakura entonces.
—Gracias.

Shaoran continuó su camino hasta la habitación, todavía era algo temprano por lo que Sakura continuaría durmiendo pero se llevó una gran sorpresa al verla de pie en el balcón recibiendo un poco de aire fresco y de algunos cálidos rayos de sol, sin mencionar nada simplemente la abrazó por la espalda y así se quedó unos segundos, a ella le encantaba tanto sentir la cercanía de Shaoran por lo que simplemente se quedó quieta disfrutando de aquellos mimos.
—Buenos días, princesa— le dijo Shaoran al oído.
—Buenos días— volteó un poco su cabeza para poder darle un beso en la mejilla o en el mejor de los casos, en los labios.
—¿Cómo te sientes hoy?— esa pregunta ya era de rutina, aunque él mismo se aseguraba de que Sakura siguiera al pie de la letra las instrucciones del médico y sus dietas especiales para recibir todos los nutrientes, quería escuchar por ella misma cómo se sentía y no dejar pasar nada por alto.
—Me siento mejor que otros días— respondió dando media vuelta para poder abrazarlo también.
—No sabes cuánto me alegra oír eso— suspiró posando su cabeza sobre la de ella.

Viviendo en Hong KongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora