9.- Tomoyo

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Abril 30

La semana había sido complicada empezando por el hecho de que sólo habían transcurrido 2 días desde que comenzó, la hermosa chica de largos cabellos y ojos amatistas estaba sumamente triste, se sentía vacía, por más que intentaba prestar atención a las clases no podía debido a que se encontraba dispersa en sus pensamientos, su mejor amiga se había marchado esa misma mañana a Hong Kong y ni siquiera había podido acompañarla al aeropuerto para despedirla, ambas habían prometido llamarse todos los días pero no sería lo mismo, extrañaría ver su sonrisa y pasar tiempo a su lado, la hora del descanso ya no sería la misma, se mantenía optimista o de lo contrario lloraría.
—Señorita Daidouji...
—¿Sí?— dijo poniéndose de pie en su lugar.
—¿Puede responder a la pregunta que le hice hace unos momentos?— mencionó  el profesor un poco molesto, todos sus compañeros la miraban extrañados, no era común que Tomoyo no prestará atención a las explicaciones de los maestros.
—¿Sería tan amable de repetirla por favor?
—Tome asiento y preste atención, no quiero tener que sacarla de la clase...
—Lo siento, no volverá a suceder.
—Abran sus libros en la página 149...— lo demás no lo alcanzó a escuchar, su mente divagó una vez más, por suerte esta vez ya no se dieron cuenta.

En la hora del descanso fue a la cafetería por un capuccino, sus ánimos estaban por los suelos, dio un pequeño sorbo el cual casi hace que se quemara, todo parecía ir de mal en peor, o tal vez solo era su percepcion, tomó asiento en una mesilla apartada pues en las centrales había demasiado ruido y lo que quería era estar en calma con sus pensamientos, de pronto frente a ella se sentó una joven de cabello castaño corto, sobre la mesa colocó una charola la cual traía un vaso de leche con endulzante de vainilla y 2 rebanadas de pastel; uno de tres leches con duraznos y el otro de chocolate con fresas —¿Te molesta si me siento contigo?— preguntó muy amable la joven.
—Hola Sasaki, por supuesto que no me molesta— contestó, la señorita Sasaki era una alumna muy aplicada y siempre sacaba las mejores notas, a menudo hacía equipo con Tomoyo para entregar trabajos finales cuando a esta última no le era posible estar con Sakura.
—¿Todo bien? Te noto muy rara el día de hoy— dijo acercando una de las rebanadas de pastel a su compañera.
—No pude dormir bien anoche, no te preocupes— sonrió, no quería mostrarse triste y que le hiciera miles de preguntas que no planeaba contestar.
—¿Sí te gusta la vainilla o prefieres comerte el de chocolate?— señaló las dos rebanadas.
—El de vainilla está bien pero, déjame pagártelo.
—No es necesario, no gasté en él, sólo soy la que lo entrega.
—¿Qué?
—Te lo manda un admirador secreto— puso sus manos una a cada lado de su boca para susurrarlo.
—¿Quién?
—Bueno, si te lo digo ya no sería tan secreto— dio un gran bocado a su rebanada —¡Delicioso! Debes probarlo.
—Ok— tomó la cuchara para poder probarlo —Tienes razón...— dijo.
—Te lo dije, ¿Y cómo vas con el plan de estudios del profesor de cálculo?...— ambas platicaron un poco sobre las tareas y las clases antes de que terminara el descanso.

Cuando la campana sonó, volvieron a sus aulas para terminar el resto de la jornada escolar la cual se hizo más amena gracias a su compañera y al joven desconocido. La última clase fue de estudio libre debido a que la profesora de idiomas no había llegado, la mayoría de los alumnos estaba en sus lugares leyendo o escuchando música con audífonos para no molestar a los demás, otros pocos se habían levantado de su lugar para ir al de algún amigo a platicar, en cambio ella sacó su cuaderno de hojas blancas para dibujar, comenzó haciendo el boceto de un vestido entallado, con hombros caídos, abotonado por el frente, organza en la parte de las clavículas y cuello de camisa, cuando estaba dibujando el cinturón con doble hebilla, fue interrumpida por una voz varonil —¡Qué lindo te está quedando!
—Gracias...— respondió cortante para continuar dibujando.
—¿Te gustó la rebanada de pastel?— preguntó, quería tener su atención para lograr tener una plática fluida con ella.
—Así que fuiste tú— dijo un poco molesta, no quería tener nada qué ver con los amigos de la peor persona sobre la faz de la tierra; Nobu —Por favor no vuelvas a hacer algo como eso.
—¿Por qué no?
—¿Qué quieres conseguir?
—Nada, en realidad solo quiero ser solidario contigo...

Viviendo en Hong KongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora