6.- Meiling

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Meiling se encontraba mirando hacia la nada desde el balcón de la habitación de Sakura, algunas lágrimas habían logrado escapar mojando sus mejillas, cuando escuchó el ruido de la puerta abriéndose se apresuró a limpiarlas —Lamento lo de hace un rato— dijo sin voltear.
—Descuida, tú no eres culpable de nada— la castaña dejó el té que le había traído a su amiga sobre el buró.
—Lo dudo, me siento directamente culpable de todo, la tía Yelan tuvo una fuerte pelea con mi madre por culpa mía... A veces creo que todos estarían mejor si yo desapareciera, no le ocasionaría problemas a nadie— fue interrumpida por un fuerte abrazo —Por favor no pienses eso, Shaoran y la señora Yelan te quieren mucho, por eso decidieron enfrentar a tu madre, yo también te quiero mucho y todavía no sé qué hacer para hacerte sentir mejor pero, ¡quiero que sepas que cuentas conmigo!
—Gracias Sakura, eso significa mucho para mí— las lágrimas comenzaron a salir de nuevo está vez acompañadas de sollozos y finalmente de un llanto incontrolable —Ni siquiera sé porque estoy llorando ahora mismo...— Sakura no sabía que decirle por lo que sólo se limitó a abrazarla todo el tiempo, una vez que logró tranquilizarse, Meiling procedió a tomar aquel té que ahora estaba frío —Sí gustas puedo calentarlo de nuevo— sugirió Sakura.
—Vamos, te acompaño.

Ambas amigas bajaron a la cocina,  el alboroto había terminado de la peor manera, la madre de Meiling se había puesto demasiado histérica, comenzó a gritarles a todos, rompió una que otra cosa y finalmente se le lanzó a los golpes a Yelan, fue ahí cuando llamaron a la policia para calmar la situación y no pasar a mayores, de hecho justo ahora Shaoran y su madre estaban en el Ministerio público levantando una denuncia en contra de la madre de Meiling y si era posible también una orden de restricción para que nunca más se acercara a ella por malos tratos.

Todo había comenzado desde el momento en que Yanmei supo que estaba embarazada de nuevo, era una carga terrible aquella noticia pues su matrimonio se caía a pedazos y el estrés de cuidar 4 pequeñas la estaban carcomiendo. Al darle la noticia a su marido, este se llenó de alegría aunque al mismo tiempo estaba sumamente triste pues tendría que trabajar más arduamente para darles una buena vida y casi no podría ver a ninguna de sus amadas hijas.

El tiempo pasó y el embarazo también, las peleas entre Yanmei y Jian iban en aumento, no se toleraban y el poco amor que les quedaba se había esfumado hacía vario meses, simplemente seguían juntos por sus hijas. Un día, Yanmei          descubrió que su marido se veía con otra mujer, eso la devastó y le pidió el divorcio, junto con este logró quitarle su casa y todo lo que habían construido juntos incluyendo la custodia de sus hijas.
—Te olvidaste de mí, siempre estabas cansada para pasar tiempo conmigo, no supiste sobrellevar las dificultades que tuvimos y simplemente me hiciste a un lado— lloró Jian pero, esto no logró persuadir a la mujer que una vez amó, sin penas y sin culpas le quitó todo.

Cuando su última hija llegó al mundo pensó en muchas ocasiones abandonarla en un orfanato o darla en adopción, no estaba dispuesta a empezar de nuevo la crianza de una pequeña y mucho menos sola. Yelan al enterarse de esta cruel decisión habló con Yanmei para poderla adoptar, ella acababa de tener un hijo varón y aunque sería difícil lograría salir adelante, tenía un buen trabajo, tenía dinero, la paciencia y el amor para cuidar de ambos bebés, la madre de Meiling lo vio como una salida rápida y sin más ni más se la entregó.

Yelan recibía la ayuda de sus padres para la crianza de los dos pequeños ya que ella había decidido ser madre soltera, todo iba marchando a la perfección hasta que por causas laborales, Yelan tuvo que mudarse a Japón, por más que intentó no pudo llevarse a Meiling con ella pues Yanmei jamás había querido firmar los papeles de adopción. Meiling se había quedado en la casa de sus abuelos, ellos la cuidaban con mucho amor y dedicación pero, ya eran personas de edad avanzada y cuando cumplió 12 años, ellos murieron.

Viviendo en Hong KongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora