11

10 1 0
                                    

Aclare mi garganta en busca que interrumpir el silencio sepulcral que nos había estado acompañando desde que la Star nos dejo solos. Mire al Bastián pero el parecía estar en su propio mundo. 

—Oye—lo llamé sin poder evitarlo, me observo con cierto temor—está bien, es decir, nos equivocamos...

—No fue un error—negó de inmediato—no me arrepiento porque la verdad lo quería hace mucho tiempo. 

—Solo...no quiero que todo este tenso—intente sonreír.

—¿Aún lo amas?—pregunto serio—a tu ex...

—No lo sé—negué—pero creo que si.

—La forma en que lo veías—sonrió triste—siempre he querido que alguien me mire así.

—No quiero hablar de eso—hice una mueca.

—Puedo ayudarte a olvidar—tomo mi mano y me acerco—la verdad, me gustas...

—No es justo para ti—intente apartar mi mano pero el la retuvo—no quiero hacerte daño.

—Por favor, Zelda—apoyo su frente con la mía—déjame estar contigo. 

—No quiero ser egoísta Bas—cerré mis ojos—no lo he superado y mientras no lo haga no puedo comenzar algo contigo, además tampoco te pediré que me esperes porque no corresponde. 

—Entonces, ¿qué hago con lo que siento por ti?—susurro.

—Lo siento—dije sin saber que más decir. 

—¿Qué se supone que estás haciendo?—se quejo el Julián

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué se supone que estás haciendo?—se quejo el Julián.

—Leche con plátano.

—¿Qué paso?—pregunto mirándome raro, le devolví la mirada—te conozco, hay algo en esa cabecita.

—No puedo decirte, lo siento—hice una mueca.

—¿Por qué?—pregunto haciendo un puchero.

—Porque no es algo mío.

—Buenos días—murmuro el Bastián entrando a la cocina.

—La carita—se burlo el Julián, entonces nos miro entrecerrando los ojos—¿qué paso con ustedes?

—Me gusta—el Bastián me apunto mientras se preparaba su desayuno, el Julián me miro incrédulo—pero no me dejo ni siquiera intentar algo.

—Bastián...

—No importa, no es tu culpa—me miro indiferente—nos vemos.

—¿Dónde vas?—pregunto el Julián.

—Iré donde mi mamá—dijo tomando su mochila.

—¿Cuándo vuelves?—pregunte, él me miro un rato pero solo se giro—Bas...

ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora