Alguna vez has querido escapar? ¿Dejar todo atrás y simplemente irte, a un lugar donde nadie sepa tu nombre, empezar de nuevo...?
Eso era lo único que yo podía pensar. Lo que deseaba y anhelaba más que nada y nadie. Pero sólo era un niño dependiente, que le faltaban dos años para cumplir la mayoría de edad.
Mi nombre es Joaquín Bondoni, pero mis amigos solían llamarme Joaco. Si, solían. Desde la muerte de mi madre, me alejé de todos ellos. La única que se quedó a mi lado fue Danielle, mi mejor amiga.
Vivo con mi hermano y mi padre, mi padre casi nunca está en casa por asuntos de trabajo o eso dice. Mi hermano se llama Ryan, dos años mayor que yo, es un apuesto chico de último año y todas las chicas del West Boca High School mueren por él. Si supieran lo irritable que puede llegar a ser a veces, no lo harían. Él es una de las personas que más quiero en el mundo, así ya no seamos tan unidos como antes. Él es popular, querido. Y luego estoy yo, su hermano menor. Pues así me conocen en la escuela “El hermano menor de Ryan". A veces algunas se me acercan para preguntarme a dónde irán Ryan y sus mejores amigos el fin de semana. Sí, Ryan y sus mejores amigos son inseparables. Emilio, Keaton y Alex, posiblemente lo más deseados de la escuela, los chicos que siempre están metidos en mi casa. Son buenos chicos, antes también éramos unidos y solían llamarme enano al igual que mi hermano. Les tengo mucho cariño, pero luego está Emilio, el chico que siempre he querido. Él es tan especial, pero nunca se fijaría en mí. Hasta las universitarias mueren por él y cada vez que está acá en casa con mi hermano, habla de cuantas se llevó a la cama. Es desagrable escucharlos hablar así, claro, cuando... éramos más unidos nunca nombraban nada de eso en mi presencia.
Por eso siempre que vienen estoy encerrado en mi cuarto con la música a tope.
Emilio es la persona que jamás sale de mi cabeza, aparte de mamá, claro. Es que recuerdo perfectamente ese 16 de abril, cuando yo tenía tan sólo trece años y estaba sola en casa, él llegó y...
"¡Emilio! ¿Qué haces acá? ¿Sabes la hora que es? Mi hermano no está. -Dije, mirándolo fijamente. Estaba todo mojado debido a la lluvia, se veía tan hermoso así.
-No vengo a ver a tu hermano. Vengo a verte a ti. -Dijo acercándose a mí.
- ¿S-sí? -Dije, mi corazón latía con tanta fuerza que se podía salir en cualquier momento. Él se acercó a mí, lo suficiente como para sentir su respiración, cada vez se acercaba más. Maldita sea, como deseaba esto. Estaba feliz. Muy feliz... Él iba a besarme, él... Y me besó.
Sus labios eran tan suaves y podría jurar que nuestras lenguas encajaban perfectamente.
No podía explicar lo que sentía en ese momento, nunca había estado tan feliz. Pronto nos alejamos y juntamos nuestras frentes mirándonos. Él sonrió, al igual que yo.
-Eres hermoso, pequeño."
Sí, eso fue hace tres años y lo recordaba perfectamente.
Probablemente él no, no sé si significó algo para él, pero para mí sí, y mucho. Días después de ese beso, pasó. El accidente de mi madre y simplemente me alejé de todos.
Recuerdo las veces que él vino a abrazarme, a estar conmigo que fueron las mismas veces donde le grité que me dejara solo, que no lo quería ver, que no quería ver a nadie. Y me convertí en ese chico depresivo y callado.
Años después, todos parecieron superarlo, menos yo. Necesitaba a mi madre, la necesitaba más que nada. Ojalá pudiera atrasar el tiempo y nunca la hubiera dejado salir ese día.
Pero pasó y no importa cuantas veces grite, llore o patalee que la quiero aquí, conmigo, no pasará.
No veía la hora de salir de aquí. Odio este lugar. Ese maldito profesor no dejaba de hablar. Yo sólo veía el reloj, esperando que marque a las dos en punto para irme.
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Pequeño Eres Mío // [Emiliaco]
Teen FictionJoaquín Bondoni, y Emilio Osorio No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. Emilio era dueño de sí mismo, Joaquín alg...