Capítulo 10.

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Piero.

-¡Entiende de una maldita vez que haces lo que yo te diga! -escucho gritar a mi padre-

-Si papá, lo siento. -responde mi hermano menor-

Ya estoy cansado de esta mierda.
Constantemente hay que aguantarnos sus gritos y el saber qué será así hasta que se muera no me da muchas esperanzas la verdad...

Extraño tanto a Enzo y a sus padres, de verdad necesito salir de esta casa y ellos eran mi único escape.

-Si no se muere de viejo lo asesino yo, -le dice Bruno a Luca mientras entran a mi habitación- ¿y a tí que te dijo? -me pregunta-

-Después de que me llamo desagradecido dejé de escuchar si te soy sincero. -respondo cruzandome de brazos-

-Ya estoy hastiado de esta mierda, llegué media hora tarde nada más joder. -se queja Luca tirándose en mi cama-

-¿Y dónde estabas? -pregunta curioso Bruno-

-Tengo tarea, hasta mañana. -responde saliendo de la habitación-

-¿Y a este que le pasa?

-Estaba con la hermana de Alba. -le digo-

-¿Alba tiene una hermana?

-¿Estas sordo?

-No, bueno descansa, ya me voy. -se despide dejandome solo-

Escucho murmullos en el pasillo y abren la puerta otra vez, pero en esta ocasión es mi padre quién entra.

Aquí vamos de nuevo...

-Supera de una maldita vez lo de Enzo, entiende que ya no hay vuelta atrás y haz algo bien en tu jodida vida Piero, no lo voy a repetir. -me amenaza y se va-

Estoy tan cansado de esto, no puedo superarlo.
¿Que no ve que yo también me odio por eso?. Me acuesto pero no logro dormir, veo la hora...

03:00 AM, necesito aire o voy a colapsar.

Salgo por el balcón de mi cuarto y no conozco mucho aún. Solo tengo 2 direcciones en mi mente, la del colegio y otra más.

Empiezo a caminar hacia la segunda opción y sé que me voy a arrepentir de esto.

25 minutos después llego al lugar, veo que la ventana que busco está abierta y entro a la casa.
Sé que puedo terminar preso, golpeado o muerto pero las tres opciones son mejores que estar en casa.

Una vez dentro puedo ver a quién buscaba durmiendo, me le acerco y...

-Alba, -le susurro y no despierta- oye Alba. -trato de moverla despacio y nada-

¿Está viva o ya la quedó?

-Alba! -digo tirandole un mechon del cabello-

Abre los ojos y pega un saltito asustada cuando me ve, no hay que ser adivino para darse cuenta que no se esperaba verme en su habitación a las 03:30 de la madrugada.

-¿Piero? -pregunta confundida-

-No, soy Jack, el del titanic.

-No es hora para hacer chistes ¿no crees? -me dice enojada-

Me encojo de hombros sentándome en la punta de su cama.

-¿Que haces aquí? -inquiere-

-No tenía a donde ir. -le digo la verdad-

-¿No sabes llegar a tu casa o qué?

-De ahí vengo, tarada. -respondo-

Diría que la hora la tiene así pero siempre es igual de lenta.

-Ah... en ese caso, ¿todo está bien? -suelta y siento la rara necesidad de contarle todo-

Es estúpido querer hacerlo, ni siquiera la conozco bien y quizás no le interese.

-No, nada está bien. -digo ignorando a mi cabeza-

-Ven, acuéstate de este lado. -golpea levemente el lado vacío de la cama, me quito las zapatillas y hago caso-

-¿Tu padre no se enojará si me ve aquí? -le pregunto-

-Está de viaje, salió ayer y vuelve en 2 días, ¿me quieres contar que pasó? -parece importarle-

-¿Alguna vez te acostaste en tu cama y caíste en cuenta de lo mal que estabas mientras mirabas el techo? -ignoro su pregunta, no quiero decirle eso todavía-

-Si y con audífonos puestos es mejor. -me dice y nos reímos bajito-

-¿Que se hace en ese caso? -pregunto a los minutos-

-Aceptar que estar mal temporalmente es parte de la vida, lo que no forma parte de ella es dejar que ese sentimiento sea constante. -dice segura de su respuesta-

Tiene futuro como escritora y si no le funciona puede ser psicóloga también.

Seguimos charlando y de la nada se levanta, se pone un buzo grande encima del pijama y me pide que la acompañe a un lugar, veo la hora en mi reloj y ya está por amanecer.

¿Será que me está llevando al sótano para atarme y secuestrarme?

Descarto esa idea cuando agarra una frasada y nos dirigimos a la cocina del lugar. Es una casa bastante amplia para que solo 3 personas vivan ahí.

Prepara café, lo pone en dos vasos térmicos, me ofrece uno y también lleva tostadas.

La sigo hasta el segundo piso de la propiedad y subimos al techo, se sienta y hago lo mismo.

-¿Qué estamos haciendo? -le pregunto-

-Horneamos galletas... -responde sarcásticamente-

Le dedico mi más falsa sonrisa y ella se ríe.

Nos tapa con la frasada, clava su vista al frente y cuando noto lo que está esperando sonrío.

-Estás loca. -le aseguro-

-Quizás...

Tomo un poco del café que preparó y me da una tostada, pasan aproximadamente 5 minutos y es ella quien habla ahora.

-Presta atención, hay un amanecer y un atardecer todos los días y son totalmente gratis. No te pierdas muchos de ellos porque podrías no verlos núnca más.

-¿De dónde me decías que sacas las ganas de vivir? Necesito un poco yo también. -le respondo mirando hacía adelante al igual que ella-

El sol se asoma y el cielo es una mezcla de colores que dejan a Alba enamorada de la vista.

-Oye, -le doy un leve golpe con el codo- que no se te olvide respirar. -me sonríe-

¡AHÍ ESTÁ OTRA VEZ!

Esa sensación de tranquilidad y el sentirme como yo de nuevo, esta vez dura más y lo disfruto tanto que solo me limito a agradecerle mentalmente a la chica que me ha hecho sentir esa experiencia dos veces después de tanto.

-Ahora si te sientes bien ¿no es así? -me pregunta-

-¿Como te diste cuenta? -me sorprende porque en ninguna de las dos veces que me sentí así se lo dije-

-Que no se te olvide que yo también pasé por eso, sé como hacerte sentir mejor.

Eso me llena de esperanzas, quizá tenga un nuevo escape en ella.

No me olvides... (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora