Capítulo 15.

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Alba.

Un mes después...

»Piero está mejorando, salimos siempre que podemos y siempre que él necesita hablar. Poco a poco me va contando sobre su vida y en una de nuestras charlas me dijo que la relación con sus padres no es nada sencilla.

En aquel atentado no solo perdió a su mejor amigo, sino que también a las únicas figuras paternas que tuvo, eso explica más el porqué de su estado emocional. Si yo atenté conta mi vida al perder a una de las personas que más amé no me quiero imaginar lo que hubiese pasado si perdía a tres. Sus padres no escuchan ni apoyan nada que él o sus hermanos quieran hacer, solo exigen y gritan cada vez que según ellos sus hijos se equivocan.

Cuando una persona odia tanto estar en el lugar que se denomina hogar como lo hace Piero, te das cuenta que varías veces ese espacio que para muchos es "seguro" para otros no es más que una cárcel llena de torturas en la cuál los carceleros son nada más y nada menos que tu propia familia.«

Termino de escribir y cierro el diario cuando golpean las puertas de la terraza de mi oficina, volteo a ver y se trata de mi padre.

-¿Puedo? -dice a través del vidrio-

-Si, pasa. -le indico-

-¿Que te parece si vamos a comer tacos? -me invita-

-Claro, me encantaría. -acepto y me dedica una sonrisa-

-Genial. Iré a invitar a Adara, cambiate y te veo abajo. -avisa contento-

Aparte del progreso de Piero las cosas con papá también han mejorado, al menos ya podemos cenar con un tema de conversación y los días que no llega muy cansado solemos escribir cosas juntos o toca el piano con Addie, todo está mejorado al fin...

Me visto y mi hermana me llama para irnos, bajo rápido y salimos solo los tres.

-Pon algo de música Alba, iremos al Mountain. -avisa el hombre y hago caso-

El Mountain era el favorito de mamá, ella amaba la comida mexicana y según los nativos de México es el único restaurante de Londres que hace los tacos como realmente son.

Lo único perjudicial del establecimiento es la ubicación, tardamos aproximadamente 30 minutos en llegar si el tráfico está tranquilo.

Una vez en el lugar entramos y el dueño es quién nos recibe.
Nos da la mesa de siempre y pedimos, no hay mucha gente pero eso solo nos alegra aún más la noche.

Luego de unos minutos llega la comida y parecemos bestias a la hora de comer.

-Eso no se ve muy femenino Alba, -me dice mi padre riendose- pero no te culpo, es imposible controlarse cuando de esto se trata.

-Oye, ¿ese es Piero? -pregunta la menor y volteo rápidamente-

-¿Quién es Piero? -inquiere papá-

-Es un compañero del instituto... -le digo pero me callo cuando el chico se acerca a la mesa-

-Buonasera signor Vernez, es un placer. -saluda el italiano a mi padre-

-Buonanotte ragazzo. -corresponde el saludo en el idioma natal del chico-

-Soy Piero, ¿me permite un segundo con su hija?

-Hola amigo, estamos bien ¿y tú?. -bromea mi hermana-

-Claro que sí, solo no tarden. -le responde papá-

-¿Si saben que estoy aquí verdad? -protesto-

No dicen nada, el chico me señala la puerta para que lo acompañe y hago caso.

-¿Todo está bien? -pregunto preocupada-

-Si. -responde él y lo miro confundida-

-¿Y entonces?

-Vine con mi familia pero como te ví me voy a ahorrar el tener que enviarte un mensaje preguntandote si hacemos algo mañana. -esto parece todo menos una invitación-

-Eres pésimo haciendo esto pero si. -acepto-
Mañana estaré sola en casa y si quieres quedamos ahí. -propongo-

-Bien, luego me dices a que hora y nos vemos. -suelta y se da media vuelta entrando al lugar nuevamente-

¿Que fué eso?...

Vuelvo a la mesa y mis acompañantes me miran de forma rara.

-¿Que les pasa? -pregunto al ver que no dejan de mirarme-

-¿Que te dijo? -habla Adara y la miro mal-

-Eso no les importa.

-¿Ustedes salen?, parece buen chico. -esta vez es mi padre quién dice estupideces-

-¡AY PAPÁ CLARO QUE NO! -espeto indignada-

Ambos sueltan una carcajada y a mi no se me hace nada gracioso.

Luego de un rato pagamos la cuenta y nos dirigimos al vehículo para volver a casa.

Después de 30 minutos nuevamente llegamos pero papá nos habla antes de poder bajar del auto.

-Siento que ya es momento de disculparme por mis acciones durante todo este año. -suelta el hombre con las manos en el volante-

-No papá, nosotras entendemos... -trata de hablar mi hermana pero él no se lo permite-

-No me justifiquen, era mi deber ser fuerte y apoyarlas pero tenía tanto enojo. -continua- Tenía miedo de perderlas a ustedes también y el verte a tí Alba, -me mira- en una depresión tan fuerte solo me asustó más, no sabía como hacer para que salieras y creí que siendo exigente todo se solucionaría pero no. Les pido perdón por haber hecho esto más complicado de sobrellevar. -termina y los tres tenemos los ojos llenos de lágrimas-

-No fué tú culpa, yo decidí pasar por eso y quizás tener tus brazos como refugio hubiese sido de gran ayuda. No te voy a mentir, necesité a alguien que me dijera que todo estaría bien pero no por eso te tienes que atormentar el resto de tu vida.
Los tres perdimos a la misma persona y los tres lo afrontamos de distintas maneras, lo que importa es que ya estamos bien. Aprendimos de los errores y nos hicimos más fuertes gracias a ellos. -lo animo y me abraza trayendo a Adara con él, nos fundimos en un abrazo de tres y por fin siento que soy yo completamente, recuperé todo otra vez y se siente hermoso-

Finalmente bajamos del auto y entramos a nuestra casa, estamos muy cansados así que cada uno pasa directamente a su habitación.

Me pongo el pijama y me acuesto pero cuando estoy a punto de cerrar los ojos mi celular suena y con molestia veo quién es.

-Mensaje de Piero-

Le respondo con la hora a la que debe llegar y dejo el celular en la mesita de noche, cierro los ojos y en menos de nada quedo totalmente dormida.

Fué un buen día, uno que detallé completamente y sentí con la misma intensidad. Eso es lo genial de estar vivo, el poder grabar en la mente y en el corazón cada uno de estos momentos.

No me olvides... (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora