Capítulo 22 / Primera Parte.

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Piero.

—¿Por qué no solo se lo dices? —soltó Luca extrañado.

Estamos solos, sentados en el jardín, ambos con una botella de cerveza en la mano. Llegué a casa y luego de estar toda la tarde balbuceando sobre lo que pasó con Alba, Luca me preguntó que pasaba y cómo estaba tan frustrado con el tema decidí hablar.

—No quiere "mezclar las cosas", —dije dibujando las comillas en el aire— y tengo que respetar su decisión.

—Miralo de este modo, —dijo tratando de hacerme sentir mejor— Addie aún dice que solo somos amigos, quizás es algo hereditario y por eso ambas son así.

—No. Adara está muy ocupada tratando de no defraudar a su padre, y Alba, —expliqué molesto— ella no quiere aceptar a más personas en su vida por miedo a perderlas.

Luca me miró y llevó sus labios a un costado en señal de desacuerdo.

-Cómo sea. -dió un último sorbo a su botella y se levantó para irse- Alba no es la única chica en Londres.

Quizás no lo sea pero... ¿habrá otra que me haga sentir lo que ella? No lo creo.

Núnca he salido con alguien solo por atracción física, sin embargo, jamás sentí por ninguna chica nada parecido a lo que me pasa con Alba. No obstante, culpo a nuestras historias de eso tan extraño que me genera.

Me quede casi media hora pensando y tratando de entender o descifrar sus motivos para negar lo que evidentemente es mutuo. Mi mente maquinaba las posibles razones de su decisión mientras jugaba con la pulsera de piedras que reposaba en mi muñeca, la misma que le dí a ella el día del festival, el mismo día en el que sin ninguna razón decidí besarla.

Sin darme cuenta una pequeña y poco perceptible sonrisa se formó en mis labios ante el estúpido recuerdo.

-Joder Piero, fué solo un beso y ella es solo una chica- me dije.

Me pasé las manos por mi cara y un suspiro de frustración acompañó la acción, me levanté y caminé de regreso al interior de la casa.

-¿Cenas con nosotros? -me preguntó Bruno cuando me vió.

-No gracias, ya me voy a dormir —esboce una sonrisa y ellos asintieron con la cabeza.

-Buona notte -finalizó Luca.

Entré a la habitación y me tiré en la cama, los balbuceos siguieron hasta que me quedé dormido.

-Maldita seas- Fué lo último que dije.

Sábado por la mañana.

Frené de golpe y reposé las manos en mis rodillas tratando de recuperar el aliento. Mientras mi respiración se regularizaba me llegó un mensaje, cuando saqué el celular y ví de quién se trataba, un leve pinchazo de frío recorrió mi columna obligandome a ponerme derecho.

Es Alba...

-Hola! 16:30 paso por tí, lleva tu pijama de funeral;)

-Como digas, osito.

Guarde el celular mientras me colocaba los audífonos otra vez y continue corriendo hasta casa.

Una vez dentro me quité un auricular y deje la botella vacía en la mesada.

-¡ERES UN INÚTIL! -reconocí la voz de papá y sin dudas el receptor del mensaje era uno de mis hermanos.

Volví a poner el audífono en dónde estaba y continúe mi camino hasta mi habitación escuchando solamente a Bruno Mars.

No me olvides... (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora