Alba.
Miércoles.
Acabamos de salir del instituto y como dije, Piero va conmigo. No aceptó venir a las cuatro de la mañana así qué se quedará a dormir en casa para poder continuar con el plan de fotografiar cada lugar en el que se sienta bien.
Ahora, el problema actual es qué no lo dejé manejar y me viene molestando desde que salimos del establecimiento.
—Si no cierras la maldita boca mañana no amaneceras vivo —amenazo y se ríe.
—Ay pero no me grites, me rompes el corazón —sigue la burla.
—Te lo digo en serio italiano, no me molestes.
—Me aburro Alba, eres una anciana —gruñe molesto.
—Ya casi llegamos, deja de quejarte —digo a pocas cuadras de la casa.
Finalmente llegamos y al entrar el chico se tira en el sillón, mañana tenemos un examen juntos y aprovecharemos la tarde para estudiar. Lo despertaré antes de lo que estipula pero eso no me interesa, se lo merece por ser tan molesto.
—¿Tienes hambre? —pregunto.— puedo hacer algo para que comamos mientras estudiamos, ¿te parece?.
—Si, quiero... —se acomoda para pedir.
—No jodas, haré lo que pueda y te callas.
—¡Buuu! —abuchea— Pésimo servicio.
—Una más y te quedas sin cena. —se calla y me dirijo victoriosa a la cocina.
Preparo tostados y dos batidos, uno de chocolate para el molesto chico que está en mi sala y uno de frambuesa para mí.
Vuelvo al lugar pero no lo veo en dónde lo deje, ya me estresó y no lleva ni una hora en mi casa.
—Piero... —lo llamo subiendo las escaleras— ¿Dónde estás?
—¿Esta oficina es tuya? —lo escucho desde el pasillo.
—Si, ¿que tiene? —inquiero confundida.
—Es... aburrida, —suelta y me sonríe— cómo tú.
—Tienes razón, el color si la hace ver muerta, cómo lo estarás tú si no dejas de joder —devuelvo la sonrisa.
—Hablo en serio —Termina.
—En realidad si es aburrida pero es porqué hace poco tiempo la tengo. —Explico.
—Para ser tuya si está muy apagada. Digo, eres Alba, amas la vida, cualquiera creería que tu lugar está lleno de colores y brillitos. —Se burla.
—Confundes mi oficina de escritura con la habitación de una adolescente hormonal, callate y vamos a estudiar —Lo saco del lugar y volvemos a la mesa.
El resto de la tarde se resume en tareas y en Piero molestando cuando se aburre. Las últimas 3 veces le tiré lápices para que se callara y funcionó, por un corto plazo de tiempo claro está.
—Ya terminé, ahora practiquemos entre nosotros para ver si estamos listos —sugiero.
—Por cada equivocación es un beso... —Dice serio y lo miró confundida.— Que es broma, no te ilusiones.
—Tus bromas no son graciosas, ahora pregunta —Le ordeno.
Repasamos una hora más y no fallamos en ninguna. Es bastante inteligente y me alegra no tener que estar explicando como me ha pasado en otras ocasiones.
—Tengo hambre, ¿que cenaremos? —pregunta.
—No lo...
—¿Tienes para hacer pasta? —Me interrumpe.
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No me olvides... (EN EDICIÓN)
Teen FictionEl tiempo es todo lo que tenemos y todo lo que no... Alba entendió eso y de mala forma Piero también.