Capítulo 5

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Todos nos miramos y en nuestros ojos solo hay confusión

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Todos nos miramos y en nuestros ojos solo hay confusión. ¿El dueño ya sabe que yo tengo el cuaderno? ¿Él estudia aquí? ¿Alguien me está siguiendo?

Lo que me faltaba ahora, un acosador.

¿Por qué no me habla y ya? ¿Qué tendrá que ocultar?

—Mady, ¿el cuaderno que llevaste a la casa de Theo es el mismo que dice la nota? —susurra Alex, al lado derecho de Harper.

—Supongo que sí, no tengo otro cuaderno sospechoso —le respondo también en un susurro.

—¿Por qué sospechoso? ¿Es de un asesino?

—¿Qué? No —niego con la cabeza—. ¿Me ves siendo cómplice de un crimen?

—A estas alturas ya no sé, Mady. Alguien te está vigilando —Alex mira para todos los lados—, y no sabemos quién es.

—Cualquiera pudo haber reconocido el cuaderno en la fiesta cuando se me cayó —me preocupo un poco—. Debió ser en ese momento porque luego lo guardé en mi abrigo antes de ir a casa de Harper.

Con Alex intercambiamos una mirada en busca de respuestas.

Harper que ha estado moviendo la cabeza de un lado para otro como quien mira un partido de tenis, se cansa y habla:

—¡¿Alguien me puede decir de que están hablando?! —casi que grita.

—Baja la voz, H —Alex sigue mirando a su alrededor—. No sabemos si hay cámaras ocultas dentro de los salones. ¡El FBI debe estar burlándose de nosotros justo ahora!

—O peor aún, tu mami —suelta Noah.

—En ese momento Alex sintió el verdadero terror —disparo.

—Mi mamá no es la que me preocupa, ¿y si ya han hackeado nuestros teléfonos? —él suena asustado—. Ya saben dónde vivimos, donde estudiamos, ¿sabrán de mis citas por internet?

—A nadie le interesa saber de tu sugar mommy, mejor paganos si no quieres que nadie se entere de algo peor —le propone Harper, extendiendo su mano.

—¿En serio crees que te voy a pagar? Además, odio las etiquetas. Puede ser sugar mommy, sugar daddy o...

—Tranquilo, ya entendimos —lo corta Noah, asintiendo.

—Estás siendo un poquito exagerado, Alex —vuelvo al tema anterior.

—¿Exagerado? Cada uno puede tener micrófonos en su ropa y ninguno se ha dado cuenta —el amante de la tecnología empieza a removerse para buscar—. Existen unos que son muy difíciles de percibir a simple vista.

—¡Cálmate! —Harper le da un golpe en la nuca—. Puedes ser muy cerebrito y todo, pero estoy más que segura que la persona que dejó esa nota no es tan extremista.

Mi vida entre tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora