Engreído.

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-La besadora borracha – Anunció Ulises.
  Mientras se acercaba a mí cuando yo estaba repasando unas copas con un trapo con el fin de que brillaran.
  No tenía mucho trato con Ulises pero solía coquetear a menudo con la mayoría de las mujeres y eso me desagradaba por completo de un hombre. Era ese típico tipo de persona que dedicaba gran parte de su día al gimnasio y a presumir su vida fitness por redes sociales, no tenía nada en contra de ese tipo de personas, pero la forma en la que él lo hacía me generaba un cierto malestar. Me había cansado de verlo ligar con cuanta muchacha se le cruzara como si fuera una más de la lista, como si ninguna de ellas valiera absolutamente nada.
-¿Disculpa? - Respondí, haciéndome la tonta.
-Parece que ya olvidaste nuestro beso querida Evaluna, quizás pueda recordártelo – Propuso Ulises.
-Hay cosas que son mejores olvidarlas – Afirmé.
-Hay cosas que pueden ser mejor repetirlas – Refutó Ulises.
-¿Sabes? Estaba ebria, no sabía ni lo que estaba haciendo – Aseguré.
-O si… - Insinuó Ulises.
  Suspiré sin disimular, la actitud y el rumbo que estaba tomando esto no me estaba agradando en lo más mínimo.
-Tengo un novio, estoy muy feliz con él – Dije.
-Quién está feliz con su pareja no anda besando a la gente por ahí – Planteó Ulises – Además él no te merece, estoy seguro de que te es infiel.
-Y quien viene a trabajar no viene a distraer a sus compañeras – Respondí – Y mi novio si es fiel.
-¿Te distraigo cariño? - Burló Ulises.
  Esa pequeña vena de mi cuello palpitaba aun más de lo que lo hizo cuando estaba molesta con Daniel: Si había algo que más odiaba en el mundo era que alguien me tratara con una confianza que yo no le había dado y eso incluía el uso de apodos absurdos de parte de alguien que no conocía o apenas lo hacía.
-¿Qué es lo que quieres? - Pregunté.
-Pues, a decir verdad, aquel beso me dejó pensando en tí toda la noche – Confesó Ulises.
  ¿Caballero? ¿De verdad Virginia se estaba refiriendo al mismo muchacho? Porque a lo único que me sonaban sus palabras era a un engreído y posiblemente depravado muchacho con pinta de “Bad Boy” de bajo presupuesto, solo faltaba que trabajara por capricho y no por necesidad por tener una familia adinerada. Este moreno lograba realmente sacarme de quicio.
-¿No te fue suficiente hacerme imposible la secundaria que ahora quieres también joder mi juventud? - Planteé.
-Era un niño tonto que no sabía lo que quería – Contestó Ulises.
-Déjame en paz, tienes muchas más mujeres para molestar – Planteé.
-Eso no es verdad – Contradijo Ulises.
  Dejé ver como mis ojos se ponían en blanco.
-Eres la única chica que me ha gustado desde que llegué – Aseveró Ulises – Y nunca me atreví a acercarme porque sabía de tu noviazgo.
-Tampoco deberías hacerlo – Dije en voz baja.
-Digo la verdad  - Insistió Ulises.
-¿Y qué hay de todas a las que le coqueteas? - Planteé.
  ¿Realmente le estaba haciendo esa pregunta como si de verdad me interesara su vida?
-¿Sabes qué? Me da absolutamente igual como pienses y lo que quieras – Aclaré.
  Ulises se acercó un poco más, dejó su mano al lado de la última copa que había apoyado en la mesada.
-Mira, voy a ser sincero contigo y es que me pareces una chica fabulosa y claramente muy bonita también – Comentó e hizo una pausa – Pero no estoy interesado en ti.
-¿Qué? - Consulté confundida.
-Es decir, no como mujer, sino como una amiga. Me pareces una persona increíble – Aclaró Ulises.
-Pues gracias – Agradecí.
-¿Gracias? - Preguntó confundido Ulises.
-Sí, pero lamentablemente no tengo ganas ni tiempo como para eso – Murmuré.
-¿Tan bonita te crees? - Insinuó Ulises – Como se te debe subir el ego con todo esto, ¿Verdad?.
  Y la sangre se me hirvió en un segundo. Será mejo que te calmes Evaluna, a veces el silencio es la mejor respuesta ante las personas como él…
-¿O te dejo sin palabras? - Insistió Ulises.
  No, no me dejaste sin palabras, simplemente estaba intentando que el ángel que tengo volviera a habitar mi cuerpo pero lamentablemente no me diste ptra opción.
-¿O acaso yo no puedo conseguir que cierres la boca? - Replanteé.
  Dejé la copa con cierta fimeza sobre la mesa pero no la suficiente como para romperla. Mi boca se tensó tanto como mi cuello y mis ojos se entrecerraron como si de esa forma pudiera desafiarlo un poco mejor.
-Soy un bombonazo, pero eso no te lo tengo que demostrar a ti ni a nadie – Aseguré e hice una pausa – Y se me sube el ego con cada respiración y tus palabras…
  Me tomé un segundo para mirarlo de arriba a abajo con expresión de desprecio que no busqué disimular.
-Tus palabras no signifiican absolutamente nada – Agregué.
  ¿Qué es lo que se cree? ¿Por qué cree que me puede llegar a interesar que yo le interese como mujer? ¿Cual es esa manía absurda que tienen algunos de que nos vamos a sentir privilegiadas porque el que se quiere ligar con todas, también lo querría con una? Es una bendición. Al fin y al cabo, pues quienes estaban acostumbrados a este estilo de vida, solo cambian en los libros.
-Buena jugada Rodriguez, buena jugada – Contestó Ulises.
  Engreído y típico fuck boy que pretende que todas las chicas se encuenten a sus pies, ¿De verdad la idea de mi mejor amiga de toda la vida era que me relacionara con una persona como él? Esos juegos van a funcionarle con las niñas un poco más pequeñas e ingenuas, pero con alguien como yo, solo soñando.
  Continué trabajando, me esmeré en alejarme todo lo que pude de ese idiota sin dejar de autoinsultarme mientras daba cada paso, no podía creer que la persona que tanto había estado evitando todo este tiempo por su mala fama, y en parte para no generar incomodidades con Daniel, se estuviera acercando a mí, ¡Por mi propia culpa! Pero no, esta muchacha llamada Evaluna Rodriguez Vera tenía que nacer con su sol en impulsiva y su ascendente en “Que se vaya todo al carajo”, parecía que al momento de repartir todas esas “Cualidades” acabaron dándomelas solamente a mí, que egoísmo para el resto, sinceramente.

¡Al carajo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora