Capítulo 5.

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Después de escuchar aquel grito, Ron y Carl bajaron las escaleras corriendo.

"¡Mamá!" Exclamó Ron, acercándose a su mamá, la cuál estaba cargando muebles junto a Sam para colocarlos contra la puerta de la casa.

"E-estábamos sentados y se escuchó un ruido. Entonces noté que habían caminantes y te llamé. No debí gritarte porque de pronto todos se giraron y comenzaron a venir hacia acá." La mujer explicó, totalmente nerviosa mientras acomodaban un librero tras la puerta.

Ron asintió, se dió la vuelta, no sin antes haberse asegurado de que la puerta principal estaba reforzada y le hizo una seña a Carl para que lo siguiera.

"Tenemos que cerrar cualquier entrada de la casa, ¿de acuerdo? Es muy peligroso."

Al llegar a la cocina, se escuchó un ruido proveniente de afuera. Ambos soltaron un gritito mientras se acercaban a la ventana con tablas para sellarla.

"¡Idiotas! No pueden quedarse aquí." Susurró una voz femenina. Carl y Ron miraron a través de la ventanay se encontraron con una chica castaña. "Son como cincuenta de esas cosas. Y los que están alrededor de la zona escucharán el alboroto y vendrán. Ustedes van a morir si se quedan."

Ron frunció el ceño. "Nadie te preguntó, ni siquiera te conocemos, ¿y si es una trampa?"

La chica rió, encogiéndose de hombros mientras tomaba su mochila, dispuesta a alejarse.

"Ron, cielos. Si quisiera vernos muertos, no se hubiera arriesgado en venir aquí a avisarnos. Lo que tienes de bonito lo tienes de tonto. Iré por tu mamá, quédate aquí." Y corriendo, salió de la cocina, llamando en voz baja a Jessie para avisarle que tenían que salir de ahí. 

"Soy Enid." Habló la menor, sonriéndole mientras se daba la vuelta para estar frente a la ventana una vez más. "Y tu debes ser Ron, ¿cierto?"

El rubio ni siquiera se giró a mirarla, demasiado ocupado mientras esperaba a que Carl volviera.

"Está bien, no me hables."

Y después de algunos segundos, Carl volvió con las mochilas, llenas de provisiones y con Jessie y Sam detrás de él.

"Mamá, por aquí. Tendremos que salir por la ventana."

Jessie tomó a Sam por la cintura y lo cargó para poder sacarlo por la ventana. Enid, con amabilidad, ayudó al niño, dedicándole una corta sonrisa que desvaneció segundos más tarde cuando el sonido de madera rompiéndose se hizo presente, seguido de gruñidos y pesados pasos que avanzaban con lentitud.

"Oh, mierda. Esto es malo. Rompieron el mueble y-y-y la puerta." Carl habló con nerviosismo, dando una rápida mirada hacia la sala de estar.

"No mires, tonto, y sal por esa ventana antes de que lleguen." Ron susurró, ayudando a su mamá a salir por ventana.

Carl tragó saliva antes de, casi literalmente, saltar por la ventana y caer al suelo de cara. Enid rió, ayudándole a ponerse de pie.

Después de aquel incidente, Ron les siguió, tomando a su mamá y a Sam de las manos mientras comenzaba a correr, tratando de ser sigiloso para no atraer a la manada de caminantes que rodeaba la casa. Enid y Carl fueron por detrás, ambos con tablas, dispuestos a golpear a quien fuera alguna amenaza para ellos.

Ron carraspeó. "No se detengan, debemos buscar otro lugar para pasar la noche."

"Tengo un lugar. Es todo derecho, hasta encontrar un espacio muy reducido libre de arboles y ahí hay pequeñas montones de piedras y tablas de maderas apiladas entre sí, haciendo una pequeña base. No es lo más seguro pero, supongo que funcionará."

Ron asintió con desdén. La castaña no terminaba de convencerle pero tenía una familia que proteger.

...

Un suave jadeo abandonó los labios de Jessie al notar una pequeña cabaña maltrecha a lo lejos, con la luna alumbrando débilmente detrás de ella.

"¿Es ahí?" Carl le preguntó a Enid, la cual le asintió, sonriéndole dulcemente. Carl le devolvió la sonrisa, soltando una pequeña risita antes de volver a mirar al frente.

Al escuchar la risa de Carl, Ron rodó los ojos, adelantando su paso para evitar seguir escuchándolo. Estaba confundido. Estaba en medio de un apocalipsis, sin su padre, lo que significaba que el estaba en la obligación de hacerse cargo de su madre y su hermano menor, y el hecho de que un tonto chico apareciera de pronto en su vida, para revolverle los sentimientos, coquetearle y luego hacer como si no existiera para ponerse a juguetear con la primera chica que se le cruzó, le hacía sentirse tan mal. Tenía ganas de gritar, de correr, de huir o de acostarse a llorar hasta quedarse dormido y que al despertar, resultara que todo había sido un mal sueño, pero sabía que las cosas no funcionaban así. Que el presente era ahí y ahora y no servía de nada lamentarse. Suspiró mientras se detenía frente a la construcción.

"Pues es algo pequeña, sí. Pero podemos dormir todos juntitos. Está bien, es una noche fría." Enid habló, mirando directamente a los ojos de Ron.

Jessie lo notó por lo que carraspeó, sonriendo cuando todas las miradas se posaron en ella. "Muchas gracias por ayudarnos a salir de ahí. Creo que estaríamos muertos si no fuera por ti. Te debemos mucho. Puedes tomar cualquier cosa de las provisiones que conseguimos, incluso algún dulce de los que Sam encontró."

Enid asintió, sonriendo. Después, tomó a Carl del brazo y lo llevó a un gran árbol, obligándole a sentarse junto a ella. Ron frunció el ceño por décima vez desde que conoció a la chica. Le estaba colmando la paciencia, pero él y Carl no eran nada, así que no podía decir algo o interponerse entre ellos. Se mordió la lengua, caminando hacia el interior de la morada para analizar la situación. Su madre le siguió sigilosamente junto a Sam. "¿Ron?"

Ron la miró por un segundo, sin contestarle.

"Estás extraño. ¿Quiéres hablar?"

El rubio negó inmediatamente. "No es nada, estoy cansado, así que dormiré un poco. Creo que Carl y Enid podrán encargarse de la vigilancia. Descansa." Y se recostó en el suelo, cerrando los ojos.

Jessie rió en silencio, negando con la cabeza mientras se sentaba, observando la brillante luna por una de las ranuras que había en la cabaña. Ella también fue jóven alguna vez, y sabía lo que pasaba por la cabeza de su hijo.

PATEA TRASEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora