Un nuevo día comenzaba, y aunque Ron no tenía ganas de despertar; lo hizo. Odiaba admitirlo, pero algunas lágrimas se habían escapado de sus ojos por la noche y despertar escuchando las risas de Enid y Carl, le hizo sentirse aún peor.
Realmente la chica no había hecho algo para que le desagradara, ni tenía sentido molestarse por algo así, pero sin importar cuantas veces lo repitiera en su cabeza, la situación lo tenía mal.
Con lentitud, se puso de pie, frotando sus ojos mientras veía a su mamá dormir abrazada de Sam. Sonrió, recordando aquellos días lluviosos en los que él tomaba el lugar de su hermano menor, escabulléndose en la cama de sus padres con tan sólo diez años para dormir entre los dos, abrazado y con varias mantas encima de ellos.
"¡Ron!" Exclamó Carl, caminando hacia Ron para dedicarle una gran sonrisa. "¿Dormiste bien? Espero que sí. Enid y yo salimos a dar una vuelta y encontré esta flor amarilla que me recordó a ti."
Ron suspiró, mirando la flor que Carl tenía en la mano. "Es linda."
El castaño frunció el ceño. "Tómala, es para ti."
Con cuidado, Ron tomó la bonita flor y sonrió por unos segundos antes de alejarse de ahí, caminando hacia el bosque sin siquiera dedicarle una mirada a Enid.
Carl frunció el ceño aún más, si es que era posible. No entendía ni un poco porqué Ron había vuelto a encerrarse en su caparazón tan de repente. Tenían comida, su mamá estaba ahí y habían encontrado a otra sobreviviente que parecía ser de su edad. Eran varios motivos por los que encontrarse feliz. Se encogió de hombros y dio una media vuelta para volver con Enid.
"Tu flor era linda, Carl."
Carl la miró, riendo tímidamente mientras asentía. "Es linda porque la tomé pensando en él."
Enid levantó una ceja pero decidió no decir nada, ni siquiera emitió algún sonido. Simplemente desvió la mirada hacia algún punto en el bosque. De todas formas, para Carl, Ron era más lindo que ella. Obviamente lo sabía; Carl y ella llevaban menos de un día de conocerse. Pero ella había quedado flechada al verle. Tenía unos ojos preciosos y una sonrisa incomparable. Lo quería.
Mientras tanto, una vez sumergido en la soledad del bosque, Ron se sentó en el suelo, el cual estaba tapizado de hojas secas. Parecía que estaban en Octubre, o incluso Noviembre. En pleno otoño; su estación favorita. Extrañaba salir con sus amigos, paseando en bicicleta o en patineta. El sonido de las hojas crujiendo debajo de sus zapatos le hacía sentir nostálgico. Suspirando, alcanzo una bonita hoja de arce que se encontraba intacta a pesar de que, anteriormente, la había pisado.
Sin soltarla, se puso de pie y cuando notó que el sol estaba en su punto más alto, volvió al improvisado campamento que tenían, notando que Enid y Carl ya se habían movido de lugar y ahora estaban haciendo guardia del otro lado. Suspirando, caminó hacia la cabaña donde su mamá y Sam seguían descansando y guardo la hoja en su mochila.
"¿Ron?"
"Oh, mamá. Hola. Creo que tenemos que irnos ahora."
Jessie asintió, poniéndose de pie lentamente. "¿Qué tal estás hoy?"
Ron le dedicó una sonrisa, acercándose a ella para abrazarla. "Todo bien, en lo que cabe. Lo prometo, ahora tenemos que irnos."
Al escuchar parloteos demasiado cerca de él, Sam despertó. Sonriéndole a su mamá.
"Hola, sol." Saludó la mujer, caminando hacia el menor para despeinar su cabello y plantar un dulce beso en su frente. "Espero que hayas descansado bien. Nos espera un largo camino."
Y la familia salió de la morada, con las mochilas colgando pesadas en sus hombros.
Ron llamó en voz baja a Carl, el cual se acercó inmediatamente junto a la castaña y le ayudó a Ron a llevar su mochila, puesto que el rubio era el que cargaba con la única arma de todo el grupo.
"Gracias, sheriff." Carl sonrió ante el apodo, asintiéndole antes de comenzar a caminar a su lado. Dejando a Enid atrás, la cual suspiró y se encogió de hombros.
Ni Ron, ni Carl sabían a donde ir. A pesar de que el rubio sabía ubicarse muy bien aún sin llevar una brújula con él; en ese mismo momento, no tenía ni idea de a donde podían moverse. Los rumbos a los que Enid los había conducido, eran nuevos, por lo que decidió simplemente caminar por los espacios vacíos que habían entre los árboles, con la esperanza de encontrar a su papá, o incluso al tonto papá de Carl.
"¡Mamá!, mira. Botellas de agua, justo ahí." Sam exclamó, apuntando con su dedo índice hacía una montaña de piedras apiladas, con una caja de botellas de aguas encima.
Todo el grupo dirigió su mirada hacía la dirección que el menor había apuntado, soltando un jadeo de sorpresa al descubrir que era cierto.
"¿No eso podría ser una trampa? Puedo jurar que he pasado por aquí antes y nunca vi botellas de agua en perfecto estado." Enid habló, frunciendo el ceño mientras miraba aquella caja.
"¡No es una trampa!, tranquilos." Una desconocida voz habló detrás de ellos, sorprendiéndolos una vez más. Ron gritó del susto, haciendo soltar una risita a Carl.
"¿Quién eres, infeliz? Aléjate antes de que te mate." Después de aquella clara demostración de susto, Ron carraspeó y se puso frente a su grupo, amenazando al hombre desconocido.
"Soy de confiar, lo prometo. Sé que es difícil confiar en las personas hoy en día, pero fui yo quien les dejó el agua. Y ni siquiera llevo armas, pueden revisarme. Me llamo Eric."
Ron suspiró y aún sin confiar por completo en el hombre, bajo el hacha. "¿Sí? ¿y que quieres?"
Eric carraspeó, sonriéndoles mientras comenzaba a explicarse. "En realidad, los he estado vigilando. No de mala manera, es solo que vengo de una zona segura, libre de caminantes. Se llama Alexandria y tengo la ocupación de encontrar gente para poder llevarlos ahí."
Al ver que no parecían totalmente convencidos, se quitó la chaqueta que llevaba, tirándola al suelo y metiendo las manos en sus bolsillos para comprobarles que no llevaba armas, ni siquiera una pequeña. "Noté que tenían un niño con ustedes, no les estoy mintiendo; si quisiera matarlos, ni siquiera les habría dejado agua o me habría molestado en presentarme."
"Me llamo Jessie. Es un gran, gran, gran placer haberte encontrado por aquí. Queremos ir, por favor." La mayor se adelantó, tomando la chaqueta del suelo para entregársela al hombre. No estaba muy segura de un lugar libre de caminantes, pero el hombre tenía razón en un punto y realmente parecía no llevar armas.
Eric volvió a sonreír y sin decir algo más, se puso la prenda y comenzó a caminar hacía adelante, no sin antes haber recogido la caja con botellas para poder entregársela a Ron, el cual repartió una a cada quien y bebió con rapidez de la suya. Estaba fresca, y tan deliciosa. No recuerda haber tomado algo tan bueno en mucho tiempo.
"Ron, te vas a ahogar." Carl habló, cerrando su bebida después de haber bebido un pequeño trago.
Ron simplemente se rio, encogiéndose de hombros. "Es muy buena. No me molestes, tú, sheriff tonto."
Y comentarios de parte de Ron y pequeños chistes de Carl, el camino pronto se había terminado y por fin habían llegado al lugar que el hombre les había prometido.
"Es aquí. Bienvenidos a Alexandria. Deben pasar por aquí, por favor y dejar sus armas en el recipiente de ahí. Por su seguridad y la de nosotros."
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PATEA TRASEROS
Fiksi PenggemarEn medio de un apocalipsis, Ron se encuentra con Carl, un joven perdido en busca de su padre y sin quererlo, se enamora de él. ៹ Ambientada en la serie televisiva The Walking Dead, con algunos cambios. ៹ Romance Ron x Carl. ៹ Muerte de personajes.