La cámara

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Y quién tuviera en vez de retinas, dos objetivos
con los que captar en cada momento la versatilidad
de tus movimientos.
Sólo así entenderías por qué a veces te observo
como si de un objeto de estudio se tratase.
Quiero hacer zoom en tu mirada,
para atrapar ese mirar de científico frustrado
cuando no te satisface alguna respuesta.
Quisiera poder utilizar el flash en nuestras noches a oscuras,
para robarte un par de sonrisas de esas que reflejan la luz
en tus dientes y me enseñan el camino cuando me pierdo.
Pero para qué engañarme,
si la efímera belleza salvaje no se puede oprimir (o imprimir)
Por eso prefiero enclaustrarme en tus ojos,
y anclarme a tu espalda.
Aunque dure menos que un corto.
Y me monte películas en mi mente.
Quiero poder siempre rebobinarte.

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