Lemy heredó la pasión por la música de una distinta forma que la de Lyra, tanto que se ponían a discutir si hablaban del tema por ver cuál género es el mejor que otro, como normalmente hacen los hermanos cuando sus intereses chocan.
Sin embargo, no logró tener al menos un poco del talento que rebosaba Lyra. Y cuando veía lo lejos que ella había llegado no podía dejar de sentirse mal consigo mismo, creía que no hacía lo suficiente como que su madre se sintiera orgullosa de él.
Su hermana nunca a sido una presumida con él, al contrario, ella le enseñó a tocar el piano con mucha paciencia y empeño; contrario a su madre, ya que llevaba a ser muy intensa y a veces se irritaba cuando no podía recordar un nota musical en específico.
Pero apesar de todo, seguía siendo perseverante, ya que creía si se esforzaba el doble que Lyra podría llegar a conseguir por lo menos escribir una canción de su puño y letra a su mamá.
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Era medio día y en cualquier momento empezaría a llover.
Lemy llevaba casi dos horas sentado en el porche de su hogar practicando con su guitarra mientras pensaba en las notas para una canción que no tratara de comida para gatos. Al llevar tanto tiempo con la guitarra comenzó a dolerle las yemas de los dedos de la mano derecha por presionar tantas veces las cuerdas. Y si, el niño es zurdo.
Cuando estaba apunto comenzar de nuevo con su canción desde el inicio, su tío Lincoln le quitó la guitarra de sus manos.
— ¡Oye viejo, estoy practicando! – habló Lemy un poco molesto.
— Puede que no sepa mucho de música, pero te puedo asegurar que tus dedos están al rojo vivo.
Lemy observó sus dedos y tenía razón, hasta cierto punto le dolía la mano.
El albino se tomó la molestia de sentarse a un lado del niño mientras coloca la guitarra entre ellos con cuidado en no dañar el instrumento. Seguido, el hombre le dió a su sobrino un envase de jugo de manzana para que enfriara sus pinches dedos.
— Gracias...
Pasaron uno minutos sin decir una palabra, solo veían como empieza a llover empapando todo el jardín y algunas plantas que Leina sacó con anterioridad del invernadero al aire libre.
— Tío Lincoln... ¿Puedo pedirte una opinión? – habló Lemy sin dejar de mirar el suelo.
— Te escucho.
— ¿Crees que puedo ser un grandioso músico como Lyra?
— Lamentablemente no Lemy... No importa cuanto esfuerzo y trabajo hagas, jamás serás como Lyra y siendo objetivo nunca lograrás superarla.
Esas palabras desmotivaron al niño, pero fue la opinión más sana que pudo haber recibido.
Cuando estuve en la secundaria, pude comprender que existen tres clases de maneras de sobresalir en un ámbito cultural y/o académico, siendo: el talento natural, el trabajo duro y el talento natural combinado con el trabajo duro.
En el caso de Lemy, su única opción para intentar destacar era el trabajo duro. Dar un esfuerzo en conseguir lo que quieres te puede llevar va grandes cosas pudiendo ser uno de los mejores en su categoría.
Sin embargo, jamás llegaría a estar en el podio como Lyra.
El talento natural de Lyra por si solo era descomunal e imposible que un ser humano lo pueda replicar; eso agrégale que tenía cesiones de entrenamiento muy intensas y una constante retroalimentación sobre la música. Esto hacía que su potencial fuera tan gigantesco como Beethoven durante sus mejores años de vida.
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Seguro Que Pierdo {Loudcest}
أدب الهواةDesde que tienen memoria han sido criadas por sus madres de una forma relativamente bien, pero no la correcta. Una madre puede criar a sus hija ellas solas, sin embargo, tiene sus consecuencias y más siendo las hermanas Loud. Las hijas del pecado te...