"¿Dónde nos conocimos?"
"... Pues, compraste un ramo de flores en mi tienda hace una semana."
Wonwoo respondió rápidamente... La oscura mirada de Mingyu era tan aguda que parecía que estaba tratando de mirar dentro de él. Pronto, sin embargo, murmuró:
"Que decepcionante".
Wonwoo fue liberado del agarre a su mandíbula así que, mientras se frotaba la piel de arriba para abajo, lo escuchó decir ahora: "Haz otro ramo para mí."
Cómo el tendero no dijo nada de inmediato, probó a cambiar sus palabras:
"Pido disculpas si el método que utilicé fue radical. Me sorprendió lo que me dijo Siwon, que parecía como si me conocieras... Es raro que una persona común me conozca"
"¿Creías que era alguien del FBI o de la CIA? ¿Enserio?"
"Bueno, pareces un tipo diferente. En primer lugar, eres un florista y no puedes armar un ramo decente. Tienes las cosas en macetas, terrible con las manos..." Mingyu, que escupió todas estas palabras groseras, miró casualmente a Wonwoo de la cabeza a los pies. "Y no te dio miedo tener una pistola en la cabeza. No te moviste, ni siquiera titubeaste."
Wonwoo suspiró, con un montón de palabras atoradas en el pecho.
"Entonces, ¿A qué conclusión llegaste? ¿Crees que un florista como yo podría haber trabajado antes en las fuerzas especiales?"
"Pues no lo sé, tal vez sí".
Fue una respuesta incómoda... Era natural que se encogiera de hombros.
"Es que... No me entra en la cabeza ¿Cómo es que eres tan malo en esto? Intento darle respuestas lógicas pero parece que mi cerebro quiere llevarme a otro lugar... Tal vez, sea solo mi deseo de que tengamos otro tipo de conexión además de esta".
"... Soy un florista normal, que casualmente tiene problemas para empacar un ramo de flores".
"Eso es lo que me dice la vista". Apoyado en el mostrador, Mingyu se rió mientras cerraba los ojos. Era una sonrisa fascinante, una que la televisión normal clasificaba como "La sonrisa de un millón de dólares."
Cualquier persona podría perderse fácilmente en ella...
Y allí fue cuando Wonwoo se puso más que nervioso. Dios, está tan asustado. ¿Pero ese no era su plan en primer lugar?
Hubiera sido imposible acercarse a él con el pretexto de que iba a revelar su identidad y no tenía
las agallas suficientes como para contarle lo que recordaba... Pensó, que para hacer contacto directo con Mingyu tenía que volverse un buen hombre pronto. Un ciudadano común y corriente, con un puesto normal pero perfectamente bien distribuido en una zona comercial de libre acceso. Era la viva imagen de un tendero que quería vivir sin encontrarse con el infame traficante de armas.
No tuvo que acercarse primero... Fue Mingyu el que entró cuando quería cerrarla. Le enseña su letrero, le dice que ya es tarde. Que se vaya ¿Qué podría creer? Wonwoo no trató de retenerlo nunca, no tenía actitudes sospechosas... Y aun así, era inteligente.
A medida que tiemble de miedo y aumente sus frases sobre su vida, Mingyu verá, escuchará y confiará solo en la información que recopile.