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"No había estado en una habitación que se sintiera... Tan de BaeJun. Nunca pude quedarme mucho tiempo con él y, ahora siento que es algo conmovedor".

Wonwoo entonces saca una tarjeta de Mickey Mouse del bolsillo delantero de su pantalón. Es la misma que tenía en la florería y sin embargo, la cara que hace ahora es completamente diferente a la que mostraba cuando intentaba llenarla en su mostrador.

El rostro que se veía soñador, ahora parece exhausto.

Mingyu no pudo decir nada.

"Nunca pude decorarle una habitación ni, jugar con él. Nada".

La voz del hombre contenía bastante remordimiento. Mingyu suspiró de un modo largo... "No es tu culpa." Quería decir algo como eso pero todavía no parece que su garganta esté lista para ponerse a derramar esas palabras. Solo puede estar allí, escuchando a Wonwoo.

"Antes de venir a San Diego tuve una vida bastante difícil así que... Creo que estuve tan tranquilo aquí que por un momento olvidé que mi situación era absurda."

"Wonwoo..."

"Y esto puso a mi madre y a BaeJun en riesgo. Te lastimaste por mi culpa también... Sé que tus sirvientes están heridos y que la mayoría murió."

De repente, Wonwoo, que miró con atención el hombro de Mingyu, suspiró de una manera absolutamente triste. Debajo de su camisa pueden verse los vendajes ensangrentados así que piensa... ¿Cuándo es qué pasó eso? Bueno, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba corriendo como un loco, persiguiendo al secuestrador de BaeJun y de su madre hasta que ya no pudo hacerlo más. Y cuando no pudo alcanzarlo, solo se desplomó y lloró vuelto un completo desastre.

No fue culpa de Mingyu, todo esto fue culpa de él.

"Lo siento... Y gracias de nuevo. Si no fuera por ti, habría muerto allí."

"No digas eso."

Mingyu chasqueó la lengua como si la disculpa de Wonwoo fuera algo que definitivamente no merecía.
Es horrible, y luego está ese terrible "Gracias"... Es decir ¿A qué ayudó realmente?

"Debes haber sido tú quien disparó fuera de la casa". Wonwoo volvió a hablar con ese tono tan indiferente. "Creo que eres el único que tiene la capacidad de atacar así".

"Pero, si yo hubiera..."

"No digas nada, solo escucha. Hasta ahora, he estado recibiendo suficiente ayuda de ti... No necesito que te disculpes."

"Al menos, para hacerlo justo... ¿Puedes decirme lo que necesites de mi? ¿Cómo puedo ayudarte?"

Wonwoo abrió un poco más los ojos ante las palabras de Mingyu. Se sentía tan extraño que apenas y había podido respirar. El hombre estaba allí, esperando pacientemente a que comenzara a hablar.

"Pues, honestamente me da vergüenza... Pero necesito ayuda, como dices."

"Sí".

Deseaba contestar algo noble y fácil... Pero sus labios agrietados lo engañaron y terminó por
preguntar: "¿Hasta dónde llegan tus privilegios, Mingyu?"

Era como si pidiera conocer un secreto... Mingyu inclinó la cabeza un poco más en su dirección porque no había entendido el punto al que quería llegar.

Las arrugas se formaron a un lado de sus ojos.

"¿Privilegios? Si estás hablando sobre mi posición o lo que puedo hacer con mi dinero, primero necesito saber dónde y cómo usarlo."

A una pregunta sin rodeos, Mingyu respondió sin dudarlo ni titubear... Wonwoo finalmente, moviendo lentamente los labios. Respondió:

"Si mato a alguien con un estatus alto... ¿Me puedes proteger?"

Al principio, los ojos de Mingyu se entrecerraron. Era una oración que ciertamente no había esperado... Pero entonces, empezó la confesión:

"Yo te conocí por primera vez, hace 4 años..."

***

"Hace cuatro años, había una misión importante... No quiero hacer esto muy largo, solo basta decir que nos dimos cuenta de que en la pelea había muchos más enemigos de los que se esperaba..."

El equipo solo contaba con veinte hombres. El objetivo era abordar a un grupo terrorista que tenía un arsenal secreto de armas ilegales... Supuestamente iba a ser algo muy sencillo, entrar y salir, por lo que no se sentía una verdadera tensión en el equipo. Incluso cuando bajaron a hacer un reconocimiento perimetral del edificio, que se creía era el arsenal, descubrieron que todo estaba en absoluto silencio.

La información transmitida parecía ser correcta pero, era extraño. Comenzando con el hecho de que la isla de América del Sur no se muestra en ningún mapa.

El problema en si no era que el arsenal se viera tan deshabitado, ni la isla secreta o las armas ilegales, lo más importante era el hecho de que el dueño del arsenal, Kim Mingyu, seguramente estaría por allí. Esperando... No era una exageración decir que incluso los muchachos de la CIA estaban bastante ansiosos por eso.

La orden de matarlo no se dio directamente al equipo, pero al menos era claro que concentrarían todo su poder en intentar acabarlo de inmediato.

Y sin embargo, cuando la isla comenzó a tener señales de movimiento y procedieron a la batalla real... Resultó que las cosas salieron de otra manera.

Kim Mingyu ni siquiera tuvo que hacer nada. Con el paso del tiempo las tropas enemigas aumentaron significativamente y, lo que es peor, estaban armados con un equipo tremendo y moderno.

Todo su escuadrón estaba bien entrenado, eran fuertes y bastante capaces... Pero eso de poco servía si solo eran veinte.

En solo unos minutos, alrededor de la mitad de ellos cayeron como moscas y finalmente se enfrentaron a una situación en la que solo había una respuesta: La retirada.

Wonwoo trató de ocultarse tanto como le fue posible, pero desafortunadamente esta era una isla secreta. ¿Cómo sale alguien de un lugar así? Tenía que estar en guardia hasta que llegara el equipo de rescate. Como se esperaba, la respuesta no regresó a pesar de que las tropas de apoyo y las solicitudes de rescate fueron enviadas constantemente por medio de un radio cognitivo. Solo se escucha un crujido, como de interferencia.

Estaba atascado. A la deriva.
Maldita sea, los dolores de cabeza que Wonwoo habían tenido desde la mañana solo empeoraron gradualmente... Fue aún peor cuando recordó la tarea que ahora más bien, parecía una misión imposible.

Si ni siquiera... Había logrado salvar a sus compañeros.

Wonwoo, conteniendo la respiración y organizando sus pensamientos, se puso de pie. De todos modos,

supone que solo tiene que escapar de allí. Ya sea que se rinda o no, lo importante ahora era vivir. Y así, iba a poder pensar con un poco más de calma. Decidiría un plan, lideraría a los miembros del equipo que todavía estaban allí y...

Y...

Sin embargo, poco después, se dio cuenta de que había un problema mayor. Estaba lleno de sudor grasiento. Un dolor de cabeza impresionante, una fiebre que se extendía gradualmente por todo el cuerpo y también, estaba el hecho de que su respiración era un lío terrible

Vivió como un Beta, pero se manifestó repentinamente como omega recesivo a los 19 años. Y tuvo su primer ciclo de calor justo allí.

Meanie 1Where stories live. Discover now