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Cuando se lo preguntó de nuevo, Wonwoo volvió a gritar:

"¿¡Por qué quieres saber las respuestas de todo!?"

Estaba tratando de aparentar enojo, pero la verdad es que solo había logrado sentir bastante miedo. Mingyu se rió:

"Sí, Jeon Wonwoo... Resulta que es el momento de aclarar todas nuestras dudas".

Wonwoo de repente miró a Mingyu. Era la primera vez en todo este tiempo que lo llamaba por su nombre completo. Decir que era una expresión de completa incomodidad puede ser lo más correcto para estos casos.


"¿Por qué tú...?"

"Cuéntame todo, por favor ¿Qué hiciste cuando eras más pequeño? ¿Qué hiciste para tener tantas heridas en tu cuerpo?" Mingyu, que había terminado por acostarlo, acarició la mejilla de Wonwoo con el dorso de sus dedos. "¿Sí? Estoy cansado de sentir que me pierdo de algo importante..."

Wonwoo miró hacia abajo y luego miró hacia el cuerpo que estaba justo sobre él... Era cierto, había muchas pequeñas heridas en su cuerpo, como lo señaló Mingyu. Nunca tuvo la intención de ocultarlo y tampoco era como si fueran cicatrices que pudiera borrar con algo de maquillaje o tatuajes.

¿Qué debe decir entonces?


"Hice todo tipo de entrenamiento cuando era un niño. Era de los que jugaba rudo".

"¿Un niño rudo? Eso es sorprendente".

Mingyu inclinó la cabeza hacía él.

"¿Y qué más...?"

"Nada... Te juro que es todo"

Wonwoo puso una mano en su cara y lo empujó para intentar levantarse del sillón... Entonces esta vez, la mano de Mingyu sostuvo su barbilla.

"¿Qué tipo de entrenamiento hiciste?"

Mientras lo preguntaba, Mingyu deslizó la otra mano a lo largo de su columna vertebral. Es espeluznante, pero también le hace sentir bastante bien... Se encogió de hombros.


Su boca se seca cuando nota la mirada tan descarada que le dirige a los labios.

"¿Entonces...?"

Wonwoo, que estaba distraído por su mano acariciándole la espalda, no pudo responder de inmediato. Estaba reteniendo el aliento, sus músculos se sentían ya todos tensos...



"... Fueron ejercicios variados."

En el momento en que escupió esto con una voz temblorosa, la gran palma de Mingyu lo tomó de la cadera, lo acomodó y después, logró hacer que se sentara completamente sobre sus piernas. No es solo sostenerlo, sino más bien, confortarlo...

"¿Fuiste a Washington con tu padre cuando eras un niño?"

"... Sí."

El dedo medio de Mingyu se deslizó por sus caderas y luego entró profundamente en su ano...

Buscando el semen que todavía seguía estando allí.

A medida que se filtra poco a poco y comienza a hacer un desastre pegajoso sobre sus muslos, una misteriosa corriente eléctrica se eleva dentro de él hasta hacerlo jadear.

"¿Aprendiste a hacer ejercicio gracias a tu padre?"

"... Ah, sí."

"¿Cómo era tu padre?"

Meanie 1Where stories live. Discover now