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Mingyu se mordió los labios, tenía una expresión difícil de explicar... En el pasado, el que ni siquiera podía comprender completamente, Wonwoo estaba tan entrelazado a una terrible mala suerte que ahora parecía natural para él pedir disculpas y sentir dolor.

"¿Quién iba a pensarlo? Que un empleado de una floristería común estaría envuelto en una situación de persecución tan complicada. Pensé que era una situación insignificante, pero resultó que tenía entre mis manos a un ex oficial de la Marina que además era perseguido por el mismísimo Dan Patricks . ¡Y para variar, también fue a la guerra conmigo!"

"Lo siento. Lo escondí porque..."

"Porque solo se podía hacer eso, esconderse."

Cómo él había dicho, su relación pasada nunca fue del todo buena. No tenía idea de cómo iba a reaccionar Mingyu y tampoco sabía cómo volver algo así de inestable en una relación recíproca en la que pudieran confiar el uno en el otro... Aún a través de tantas cosas malas. Lo había estado buscando, pero nunca imaginó que funcionaría de verdad hasta que lo vio entrar en su tienda. ¿Es acaso... Esto lo que significa DESTINO?

Wonwoo se frotó las mejillas con una mano. La sombra que cubría su cara se estaba volviendo considerablemente más gruesa.

"Yo no puedo olvidar que mi objetivo era matarte, así que seguramente tú..."

"No importa, ya no podemos hacer nada por el pasado. Incluso ahora, que nos confesamos y nos dijimos la verdad... Mis sentimientos por ti siguen siendo exactamente los mismos que cuándo te dije que te amaba ."

"..."

"Y te aseguro que los resultados habrían sido iguales aún si repitiera la historia una y otra vez... Ya que se trata de ti, mi destino era caer de rodillas."

Con una pupila completamente brillante, Mingyu, que sostenía la barbilla de Wonwoo, susurró una confesión extraña con una voz que sonaba tan dulce como lo eran sus palabras... Wonwoo solo puede mirarlo atentamente, pero parece tan sorprendido que las palabras solo no pueden salir aún y cuando tiene la boca toda abierta.

De alguna manera, la mirada del hombre comienza a recordarle a la de un perro. Un perro grande, como un husky que mira los ojos de su dueño esperando por algo que demuestre su aprobación. Y gracias al absurdo pensamiento que llega a su mente, Wonwoo no puede notar que comienza a dibujar una tenue línea sobre sus labios.

Hubiera sido lo mismo también para él. Sin importar cuál hubiese sido su pasado o su historia o sus circunstancias... Definitivamente sería arrastrado por ese hombre arrogante hasta el final de los tiempos.

"... Creo que tienes razón. El resultado final no iba a cambiar de todas maneras."

Wonwoo asintió con la cabeza. Ahora parecía que la carga que llevaba sobre los hombros se había vuelto incluso un poquito más ligera.

"Y tan pronto como recuperes a Baejun, cumpliremos con todos los contratos que tenemos pendientes. Todavía no olvido el incumplimiento que hiciste aquella última vez, así que espero que recuerdes que tienes que pagar con intereses."

Mingyu lanzó un montón de palabras extrañas antes de que Wonwoo tuviera el tiempo de responderlas... Y, al mismo tiempo, Siwon, que había escuchado suficiente de su conversación, intentaba intervenir silenciosamente para dejarles una pequeña bandeja repleta de comida justo en el medio.

"Tal vez me equivoqué... La perra Omega debe haber muerto ya ."

En lugar de concentrarse en el pan o en la sopa, Mingyu volvió la cabeza a la ventanilla como si estuviera intentando despejarse un poco la cabeza. Por un momento, parecía que su mirada estaba completamente enredada en el aire de afuera así que Wonwoo tragó saliva haciendo bastante ruido con su garganta. Un fuerte escalofrío se extendió.

"Tú... ¿Quieres que te diga sobre...?"

"No. Ya pasó. Hablar sobre eso fue un error."

Pronto se dedicó a estrecharle la mano, como si nada de lo que hubiera dicho antes hubiese pasado realmente.

Lo que le recordó a Wonwoo que debía apartar los ojos de Mingyu, fue la mesa llena del olor de la comida. Ese olor fuerte que irritaba la punta de su nariz y le hacía sentir más asco que hambre.

Bueno... Era claro que tenía que confesarle también esa parte, porque no parecía querer darse cuenta solo. ¡¿Y cómo iba a hacer eso exactamente?! Su corazón estaba corriendo de ansiedad solo de pensarlo.

Meanie 1Where stories live. Discover now