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Para alguien como Kim Namjoon, quien siempre había sido un hijo ejemplar, un alumno destacado, aquel amigo admirable, el estar haciendo este tipo de cosas, como eran usar pociones trampa, para enamorar a alguien quien seguramente no sabia de su existencia, era...

Agotador, frustrante, inmoral pero tan tan tan satisfactorio, que ahora mismo se encontraba en un debate mental consigo mismo.

"¿Habías estado aquí antes Namjoon?"

"Amm, no, creo que no, eh...deberíamos irnos Seokjin, nos meteremos en problemas" Namjoon miraba por los largos pasillos una y otra vez, cauteloso por si algún profesor o profesora los pillaba en lugares que claramente no deberían de estar. Al menos el no, porque el no era un prefecto.

El mayor coloco su dedo indice en los labios abultados del contrario, haciéndolo callar. "Shhhh, nadie viene aquí. Tenemos bien controlados los horarios y este es el mío. Vamos"

Namjoon fue jalado del brazo para ingresar a esos baños tan preciosos. Los baños de los prefectos estaban hermosamente diseñados, con altos ventanales cuyo diseño mostraba a bellas sirenas peinando sus cabellos de oro mientras cantaban.

 Los baños de los prefectos estaban hermosamente diseñados, con altos ventanales cuyo diseño mostraba a bellas sirenas peinando sus cabellos de oro mientras cantaban

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"¿Bonitos, ah?"

El prefecto de Gryffindor comenzó a desprenderse de su uniforme con una calma total, de sus labios salía una bella melodía que acompaña a las sirenas en los cristales y que Namjoon no había escuchado jamas. 

"¡S-seokjin d-detente!" Pidió el de cabello gris, tomando de los brazos al contrario para que detuviera sus movimientos ¿Que haces?"

Seokjin le miraba con esa sonrisa tan enorme y tan bonita "¿No es obvio? Tomar una ducha"

La cara de Kim lucia tal cual tomatillo que  en muchas ocasiones los elfos usaban para adornar los platillos de comida en el gran comedor.

"Pero...pero Jin" anonadado como estaba, solo podía mirar como las prendas iban saliendo del cuerpo ajeno una a una.

El castaño rio divertido con la situación y es que últimamente se sentía tan...libre de hacer las cosas, era algo que no podía explicar, pero la sensación de jubilo ahí estaba, como si fuera capaz de cualquier cosa.  "¿Tenemos lo mismo, no?"

Pero no era el caso, porque Namjoon no contaba con ese color de piel tan rosado y esa textura que presumía ser tan suave. Tampoco con esa pequeña y delgada cintura o ese ombligo alargado y profundo.

No, definitivamente no tenían lo mismo bajo las ropas.

"Ven"

Seokjin le ofrecía su mano, en la espera de que Namjoon decidiera por fin unirse a el.
Dicha espera termino cuando el alumno de Ravenclaw imito sus acciones al desprenderse de su uniforme, se afianzo de la mano de Seokjin y con risas tímidas por parte de los dos, se metieron a la enorme tina juntos.

Amortentia [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora