2.

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Naruto

La noche se hacía presente, eran alrededor de las ocho. Mientras, me fumaba un cigarrillo en el estacionamiento del club. Podría haber sido un momento relajante; si una mocosa no estuviera tirando de mi saco.

—No sirve de nada que hagas eso, ya no serás mi sumisa. — hable molesto.

—Lo siento, dame otra oportunidad— su voz se escuchaba quebradiza, pero no podía importarme menos.

De un empujón la aparte de mí.

—No doy segundas oportunidades.

Parece que mis palabras y acciones le afectaron, pues pequeñas lágrimas se deslizaban por sus pálidas mejillas. Sin embargo, prontamente aquel rostro que reflejaba tristeza, se transformó en uno lleno de coraje.

—Te arrepentirás si me dejas—exclamo.

—Ya lo veremos—reí de forma burlesca y comencé a irme del estacionamiento, dejando a mis espaldas a la joven testaruda, pues aquella conversación no llegaría a ningún lado.

Atravesé un largo pasillo iluminado con luz roja, e ingrese al club. Como ya era de costumbre, me dirigí a la barra. Donde Shikamaru se encontraba preparando tragos.

—¡Que tal Naruto!, ¿lo mismo de siempre? —saludo, mientras me deslizaba una copa de Martini extra seco por la barra.

Una sutil sonrisa se extendió por mi rostro, este chico me conocía bien.

—Gracias.— finalice llevándome aquella copa a mis labios, dejándome deleitar por aquellos sabores a especies frutales.

—y ¿Cómo te ha ido?

Pose la copa nuevamente en la barra y exhale, como si aquel trago dulce, se hubiera convertido en uno amargo. Vaya que no me había ido bien estos días, pues había tenido que cortar lazos con mi fuente de diversión.

—Mal, necesito otro sumiso.

Shikamaru me miro como si ya esperase esa respuesta,  ya que él, sabía que no solía durar mucho con mis sumisos o sumisas.

—hablando de sumisos..— pauso su hablar, a la par que observaba el alrededor, como si no quisiera que alguien lo escuchase. —hoy llego un polluelo, está sentado en los sofás de la esquina, pero parece que ya le echaron el ojo.—susurro

Apunto con su dedo índice a la esquina, desvié la mirada hacia donde este indicaba y no podía creer quien estaba frente a mis ojos.

—¿Sasuke?

Era claro que era el, pues aquellos ojos color negro obscuro, que hacen juego con su cabello y aquella mirada desafiante, era imposible no reconocerlo.

Sasuke

Aquel llamado capto mi atención, y al voltear la mirada me quede pasmado al notar de quien se trataba.

—¿Lo conoces?— Pregunto el hombre de pelo cano, con el que había estado platicando ya hace unas horas.

Horas antes.

Eran alrededor de las seis y media. Mientras tanto, yo seguía tratando de llegar a la dirección que indicaba el papel, «se supone que doble por aquí y...¡Ahí está!»

Por fin había dado al lugar, la entrada era bastante elegante, tenía paredes de cristal polarizadas, la puerta era de metal y en la parte superior de esta, estaba escrito el nombre del club.

No tenían guardias, por lo tanto, ingrese fácilmente. Cruce un largo pasillo iluminado por luces rojas, y mientras más me adentraba, más enigmático se volvía. Hombres fumando y bebiendo a donde quiera que voltearas, mesas de villar, parecían ser el entretenimiento principal de los que yacía ahí.

SENSEI | NARUSASUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora