3.

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Sasuke

No podía creer lo que estaba escuchando, sensei me pedía que fuese su sumiso. Era algo con lo que había estado fantaseando ya hace un tiempo, sería un estúpido si no aceptaba.

Aparte su mano que yacía en mi mentón, y con una mirada juguetona comente.

—No le tengo miedo al éxito.

Me devolvió la mirada, para después informarme que seguiríamos la conversación en su casa. Lo seguí hasta el estacionamiento, en donde su yip negro, yacía estacionado.

Subimos a este y emprendimos viaje.

—¿No le avisaras a tus padres que llegaras tarde?—pregunto, manteniendo la vista al frente.

—Desde el año pasado vivo solo.

Había tenido la suerte de poder conseguir un apartamento cercas de la preparatoria, si no lo hubiera conseguido, probablemente en estos momentos estaría en un internado de noruega. Ya que, es donde mis padres actualmente residen.

El resto del recorrido fue bastante silencioso, pues no teníamos algo de qué hablar. Y eso de sacar platica, no era lo mío.

Al cabo de unos minutos, ingresamos a una privada. El auto bajo la velocidad al llegar a una casa de dos piso, bastante moderna a mi parecer.

La fachada era fascinante, pero el interior no se quedaba corto. Las paredes de piedra junto con los pisos de mármol negro, hacían contraste con los grandes ventanales. Además, los candelabros y cuadros le daban una sensación de elegancia.

—sensei, su casa es muy bonita.— adule.

—Gracias, fui muy meticuloso con el diseño.— camino hacia las escaleras. —Pero, pasemos a lo importante—. Elevo su mirada indicando que subiera las escales de mármol.

Subimos por estas, e ingresamos a una habitación, la que, parecía ser su oficina.

Sensei tomó asiento en una silla de cuero negro, mientras que yo me sentaba en uno de los sofás individuales frente a su escritorio.

—Nuestra relación será únicamente de dom y sub— dejo unos documentos en la mesa. —y tengo algunas reglas—

Tome los papeles y comencé a leerlos. «Regla uno: no entrometerse demasiado en la vida del otro» Esa tenía sentido, tampoco me gustaría que se metiera en mi vida innecesariamente. «Número dos: el dom decidirá cuándo serán las sesiones, número tres: nadie puede saber sobre nuestra "relación" y...» la cuarta regla fue la que más capto mi atención.

—¿Prohibido enamorarse?

—Correcto, es la regla más importante— pauso, mientras sacaba un cigarrillo. —No busco nada romántico, solo diversión, rompe esta regla y dejaras de ser mi sumiso.—

—Descuide, tampoco busco nada romántico.

—Parece que nos entenderemos bien— se llevó aquel cigarrillo a la boca y después de inhalarlo un poco, regreso aquella mirada intensa hacia mí.

—Y, ya que nadie te espera en casa...— Se levantó de su asiento, para en un abrir y cerrar de ojos, tenerlo parado frente a mi. —¿Qué tal si comenzamos tu primera sesión?— Enfatizo su última palabra.

Mi interior cosquilleo por aquella pregunta, y claramente aquella propuesta me parecía excelente.

—De acuerdo.

Ya que accedí a comenzar mi primera sesión, nos dirigimos a su habitación. No mentiré, con cada paso que daba, más ansioso me sentía.

Cruzamos un largo pasillo con varia puertas y al fondo de esta había una de color negro, en un principio pensé que esa era la habitación, pero antes de poder abrirla sensei me detuvo sosteniendo mi muñeca.

—Esa no es.

—Oh, mi error.—le dije. mientras me apartaba

Me indico a que puerta debía entrar, y sin darle más importancia a aquella habitación, ingrese en esta.

Grandes ventanales, dejaban ver el paisaje nocturno. A su vez, iluminando de forma tenue la habitación. Y en medio de esa tenue luz, sensei yacía parado frente a mí.

—Antes de empezar establezcamos una palabra de seguridad— se dio media vuelta y se dirigió hacia su buró de noche. —Si en alguna de las sesiones deseas parar, debes decirla.—finalizo. A su vez sacando un antifaz color negro.

—Comprendo.

Una vez establecidas las palabras de seguridad. Sus ojos azules comenzaron a mirarme con profundidad. Sentía que hasta mis más oscuros secretos podían ser descubiertos por aquella mirada. Nuestra distancia comenzó a acortarse cada vez más, y en un parpadeo, ya tenía sus labios a escasos centímetros de mi oído izquierdo.

—Desnúdate...— susurro.

Aquella sutil palabra tuvo la firmeza necesaria para provocando que mi piel se erizara, y como no hacerlo, pues su voz grave era intimidante. Pero no me dejaría amedrentar.

Empecé a bajar lentamente el zíper de mi camiseta, dejando al descubierto poco a poco mi pálida piel. Mientras, sensei se sentó en su cama, donde me observaba detenidamente, aun sostenido aquel antifaz con su mano derecha.

Al terminar de bajar el zíper, la camisa cayó al suelo. Ahora deslizaba mi mano para desabotonar mi pantalón, quería hacerlo despacio, que él se retorciera imaginado como seria cada rincón mío desnudo.

Pasados unos minutos estaba completamente desnudo, pero no me sentía avergonzado. Al contrario, el placer de ser observado así, se recorría por todo mí ser.

Naruto

Era notorio que Sasuke me la estaba jugando, pues aquella lentitud para desnudarse era exasperante, pero no le daría el gusto. Y Cuando la última prenda de ropa cayó al suelo, sabía que era mi turno de mover las piezas.

Lo mire lentamente de arriba abajo, contemplando su figura delgada, pero en buena forma.

Lamí un poco mis labios y ordene. —arrástrate hacia mí.

Me miro con sobresalto, pero sin rechistar comenzó a arrastrarse. No le tomo casi nada llegar hasta mí, teniéndolo de cerca y bajo mis pies, se miraba jodidamente sexy.

Sus ojos brillaban con intensidad, me miraba deseoso. Y eso, me encantaba.

Ya que era su primera sesión, solo jugaría un poco con el.

Con delicadeza le coloque el antifaz, y al ser de color negro resaltaba con su pálida piel. Deslice lentamente una de mis manos por su hombro, hasta llegar a su pezón, el cual acaricie, posteriormente pellizque con un poco de fuerza. Ante mi tacto, su respiración comenzó a ser más lenta, soltando un ligero jadeo. 

No seria divertido si solo acariciaba su pezón, así que desabroche mi pantalón y lentamente fui sacando mi pene del bóxer.

Ya que el tenia la vista tapada, tuve que guiar su mano hasta llegar a este.

—Ya sabes que hacer.

Asintió, y con sus delicadas manos lo tomo del tronco, llevándose el glande a la boca, lamiéndolo lentamente con su lengua.

Al ser uno de mis puntos más sensible, hacia que ligeros jadeos se me escaparán.

Lentamente Sasuke fue llevando mi pene más profundo en su boca, y junto con su lengua, lo iba enrollando dando ligeras mamadas.

El calor en la habitación comenzaba a aumentar, y la erección de Sasuke era cada vez más notoria. Se miraba tan lascivo chupando mi miembro, que me daban ganas de molestarlo.

Así que lo agarré del cabello y le empuje la cabeza, haciendo que mi pene llegara más profundo en su garganta.

—vamos, hazlo más rápido— mofe.

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Aun soy novata en esto de escribir escenas +18, pero iré mejorando, lxs veo en la siguiente parte!<3

SENSEI | NARUSASUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora