SENSEI | NARUSASU

4.

Sasuke

Sentí como repentinamente mi cabeza era empujada, haciendo que el miembro de sensei llegara mas profundo a mi garganta, provocándome una ligera arcada.

Cada empujón era mas difícil de manejar, pues la velocidad y profundidad iban en aumento, mi mandíbula se estaba cansando, eh inconscientemente me aparte de el.

Solté un ligero exhalo —amo lo...—su mano me tomó de la mandíbula interrumpiendo mi hablar.

—No recuerdo haberte dado permiso de hablar.— aun sosteniéndome, me jalo haciendo que me parara. —y mucho menos que te apartara— su voz se escuchaba autoritaria.

Aquella mano paso de estar en mi mandíbula a recorrer mi piel. Como mi vista aun continuaba tapada, me encontraba bastante sensible, haciendo que  aquel tacto me pusiera la piel de punta.

—Tienes suerte que sea tu primera sesión, si no...— desplazo su mano a mi cara, quitándome el antifaz. Dejando ver su intimidante mirada.  —ya hubiera dejado unas lindas marcas rojas en tu cuerpo.—

Un cosquilleo revoloteo por mi estomago. Me sentía a su merced, como si no tuviera voluntad propia, jamás había experimentado algo así, pero de verdad lo disfrutaba.

De un tirón me dejo caer en la cama, y el se posicionó arriba de mi.

Me encontraba debajo de sus dos piernas. Y mientras el se quitaba la camisa, yo contemplaba detenidamente su piel bronceada, viéndolo desde ese angulo, era bastante pequeño comparado al fornido cuerpo de sensei.

Quería ser tomado por aquel gran cuerpo, y no me importaba si tenía que suplicar por ello.

—amo, le ruego me tome — deslice una de mis manos por su mejilla hasta llegar a sus pectorales, estaban tan marcados que parecía que acariciaba piedra lisa.

alzo la comisura de sus labios, tratando de disimular una pequeña sonrisa. —oh, pero que descuidado soy...—hablo sarcástico. Apartando mi mano de su cuerpo, así el deslizar su mano por mi entrepierna. —no he cuidado debidamente de ti — tomo mi pene con sus firmes manos y empezó a hacer movimientos rápidos de arriba a abajo.

La temperatura de mi cuerpo iba en aumento, esos movimientos rápidos y concisos me hacían jadear de placer. Pero no era suficiente, quería algo más, algo que me hiciera perder toda mi razón de ser.

detuve su mano, y separe ampliamente mis piernas.

—basta de toques, lo quiero dentro...—lo mire lujurioso. 

Naruto

«Este chico...»

Apuesto a que no tenia ni la mas mínima idea, de como se veía en ese momento. Abierto de esa forma, me daban ganas de perder la cordura y solo embestirlo hasta no poder mas. 

Cada musculo de mi cuerpo se tensaba de solo imaginar lo placentero que seria eso. Y con gusto,  cumpliría sus deseos. 

Me incline hacia el, tomándolo del mentón con mi mano derecha, alzando sutilmente su mirada. —no olvides que tu lo pediste —demande.  

Solté su mentón, posando mi mano afuera de su parte baja, introduciendo bruscamente dos de mis dedos por su ano. Sasuke soltó un ligero gemido mezclado con un quejido de dolor, y su pene comenzaba a ponerse cada vez más erecto. 

—¡vaya.., solo mis dedos fueron suficientes para ponerte así de duro!—burle. A lo cual el no respondió, pero sus ojos desviando mi mirada, lo decían todo. Hace unos momentos estaba tan seguro de si, pero ahora ni me miraba a los ojos. 

Comencé ha aflojarlo, contrayendo lentamente mis dedos en su interior, el cual comenzaba a humedecerse un poco. 

Cuando sentí que ya estaba listo saque ambos dedos de su interior. Llevándome la mano a mi miembro, dirigiendo este a la entrada de su ano. 

—Tal vez duela

Regreso su vista hacia mi. —Yo decidiré eso— Me gustaba su mirada, no una avergonzada. Si no, esta llena de carácter y seguridad, disfruto de los retos y sabia que el, me pondría muchos. 

Introduje lentamente el glande en su ano, cuando ya lo tenia posicionado, de una embestía lo introduje por completo.

Sasuke arqueo su espalda, y con fuerza se aferro a la sabana, e incluso así, no soltó ni un quejido de dolor.  

«¡dios, se siente tan estrecho..»

Sasuke

«¡Carajo!» queje a mis adentros, dolía como el demonio. Me habían dicho que la primera vez dolía, pero no pensé que tanto. Aunque, era obvio que no puso ni el mas mínimo tacto y es por eso, que no le daría el gusto de escucharme quejar. 

Asique solo me aferre a las sabanas, mientras me acostumbraba. 

Las embestidas comenzaron a ser más rápidas,  llegando a un punto, en el cual, ya no sentía el dolor punzante. Ahora era una sensación completamente diferente. 

Un placer me envolvía, diferente a cuando me masturbaba, este me nublaba por completo los pensamientos, en lo único que me centraba eran en las embestidas y mis gemidos que poco a poco llenaban la habitación. 

Aquellos ventanales que dejaban ver el paisaje, ahora estaban completamente empanados, la temperatura aumentaba y ambos nos perdíamos en el placer. 

Mi interior cosquilleaba, pues quien diría, que hoy en la mañana solo fantaseaba con una noche con sensei. Y finalizaría el día cumpliendo aquella fantasía.     

Naruto

Sus gemidos eran música para mis oídos, nunca pensé que una voz podría llegar a ser dulce e intensa; hasta que lo escuche a él.

Cada embestida, hacía que un escalofrío se recorriera desde la punta de mis pies hasta el final de mi cabeza. Era tan estrecho y caliente que sentía que me vendría en cualquier momento.

El calor solo aumentaba, al igual que el éxtasis.

Me incline más hacia él, sin detener las embestidas. Estando suficientemente cerca, Sasuke enrollo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Me vendré... —jadeó.

También estaba por llegar a mi límite. Así que di una última y profunda embestida; corriéndome a la par de Sasuke.

Exhale dichoso, sacando cuidadosamente mi pene de su ano. Dejándome caer a un costado de él.

Gire la mirada, observando detenidamente al agotado de Sasuke.

Este me observo de reojo, alzando ligeramente la comisura de sus labios, formando una sonrisa burlona. —No estuvo tan mal, "abuelo"— bromeó.

«Este mocoso...» incluso viéndose tan agotado, tenía tiempo de hacer bromas.

—¿Así? tal vez este "abuelo", debería enseñarte toda su experiencia.

Una refrescante risa, resonó por la habitación. —Solo bromeaba —guiño. Regresó su mirada al frente y poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta quedar profundamente dormido.

El agotamiento también comenzó a apoderarse de mi cuerpo y cuando menos lo pensé ya había caído en los brazos de Morfeo.

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