14

6 1 0
                                    

Jillian Hayle

Actualidad

_________________________

—¿Platillo favorito?—le pregunto a James y el me da una sonrisa torcida. Arreglo unos papeles desordenados encima de la mesa de cristal. Estamos sentados, completamente aburridos de trabajar al no ver ningun cliente, así que empecé a preguntarle sus cosas favoritas.

—Creo que tendrían que ser la pizza, es demasiado rica—volteo los ojos por esa respuesta tan común.

—Tipico.

—¿Entonces cual es la tuya, señorita diferente?

—Cualquier comida italiana, me encanta. Queso, pasta y tomate, perfecto—ahora él es el que rueda los ojos.

—Típico—sonreimos los dos—. ¿Sabes que es lo gracioso? —vuelve a empezar.

—¿Qué cosa?

—A mí me gusta la pizza que es italiana, y a ti te gusta la comida italiana. Es como la relacion perfecta—detiene un momento su oración, prestando atención a que yo le haga caso —. Como nosotros —. Me da un guiño juguetón.

—Relajate un poco que nos conocemos hace unos días—comento, divertida—. ¿Cantante favorito?

—Mhmm creo que no tengo uno.

—¿Ni uno?—estoy pasmada. ¿Cómo no va a tener cantante favorito?

—No creo, ¿cuál es el tuyo?

—Avicci, ¿por lo menos te gusta?

—Lo conozco, y su música es buena, pero en realidad no he escuchado todas las canciones.

—Si algun día vienes a mi casa te lo pondré. Yo lo adoro—sus ojos brillan y no entiendo el porqué.

—¿Insinuas que iré a tu casa?—me quedo quieta. Mierda, Jil.

Pendeja.

Déjame.

Mi mente trata de pensar una respuesta ingeniosa mientras él sólo me observa, demasiado divertido de la situación.

—Si un dia te atropella un coche y es cerca de mi casa tendrás que venir, ¿no?—¿Qué fue eso? ¿Qué tan horrible fue eso?

Demasiado.

Mierda, mierda, mierda.

—¿Ahora insinuas que si un dia un coche me atropella y es cerca de tu casa tu te ofreceras a cuidarme con música de Avicii?—es que si lo dice así suena peor.

Si lo dijera de cualquier forma igual sonaría peor.

—Puede ser—respondo, moviendo mis dedos. Su sonrisa se expande mas en sus labios y se echa a reir.

—Que insinuación tan tentadora—comenta, burlón. Le pongo mala cara. Pendejo.

Pendejo guapo. Y ademas ahora mismo TÚ eres la pendeja, no el bombón de enfrente.

Un poco de respeto, conciencia.

Antes me seguías los juegos pervertidos.

Sí, pero era con hombres con quien nunca hablariamos.

—Cuando te atropelle un coche y vengas a mi casa, no te recibiré en mi casa ni te pondré a Avicii— protesto, muy digna.

No trates de obtener la dignidad que perdiste, ya se fue y a su barco lo llamó Libertad.

—Aléjate de ella, niño, no quiero que caiga en tus encantos—interrumpe Victoria nuestra conversación y pone sus brazos encima de mis hombros. Mi corazón se calienta en ese acto tan fraternal y sonrío internamente. A pesar de lo que ocurrió hace unos dias, la tensión se relajó entre nosotras hasta regresar a nuestra relación habitual. Eso me hace muy feliz.

—Yo creo que yo soy él que cae en sus encantos—contesta, dándome una sonrisita rapida. Yo me tenso.

—Les vengo a contar mi mas reciente amorio—cambia de tema mi jefa y James rueda los ojos. Yo río un poco por tan tema tan, mhmmm, interesante. El chico empieza a replicar, pero Victoria lo calla y empieza a relatar (otra vez) su relación con Max. Cuando llega un cliente, pausa su historia, y actúa como la dueña madura que debería ser. James y yo nos miramos algunas veces, como si acordaramos que Victoria, de hecho si está un poquito loca.

Cuando termina de parlotear justo le llega un mensaje y ella se va para contestarlo, completamente feliz.

—Eso fue extraño—dice James. Yo asiento.

—Toca acostumbrarse.

—¿Y has aguantado eso tu sola todos estos años?—pregunta, completamente pasmado.

—Ya sabes, nadie puede salvarse cuando habla de amor—. Nos reímos un poco y retomamos la conversación antes de que Victoria llegara. Aprendo su cumpleaños; 16 de julio, color favorito; el azul, pelicula favorita; Volver al Futuro y que no tiene ningun hermano, como yo. Nos la pasamos bien. James me cayó muy bien. Se ve que trabaja responsablemente y siempre te hace reir con sus chistes malos.

Además de guiñar el ojo de una manera tan caliente.

O sea sí, pero no lo digas.

Cuando el reloj toca las tres yo me voy de mi trabajo, despidiendóme de ellos dos con una gran sonrisa. Estos días la tienda ha estado mas movida con la llegada del rubio, hace que no me aburra tanto ahí sentada. Es un buen compañero.

Llego a mi casa y me preparo algo rapidamente para comer. Estoy hambrienta. Veo la televisión un rato y cuando presiento que ya es hora de estudiar termino ciertas tareas pendientes. Finalmente voy a la cafeteria. Hil me recibe sonriente como siempre y me da mi bebida antes de irse. Frey sólo la mira con curiosidad. Ese hombre se ve completamente enamorado. Y me encanta. Que alguien tan frío y distante se enamoré de una pelirroja extrovertida es algo de lindo de ver.

—Se ven muy lindos juntos, ¿no crees? —le pregunto a Sam cuando estoy llegando a mi lugar. Ella levanta su rostro del computador y me ve con esos ojos que me desconciertan.

—Sí, aunque duela un poco que no se declaren—dice, un poco agria de que aun no sean pareja.

—Pienso lo mismo—nos damos unas ultimas sonrisas y me siento en la mesa. Todo está tranquilo, me gusta ese sentimiento. Como si por unos minutos estuviera en paz. Siempre siento eso cuando voy a la cafetería. Todos los días es igual, una rutina inmovible que no te sorprenderá porque sabes que pasará mañana. Por eso me gusta tanto aquí. Sé que ocurrirá mañana, pasado mañana e incluso en unos minutos.

Algunos diran que las rutinas sin diferencias son aburridad, pero para mi me relajan. Observar cada movimiento que ya he visto, analizar esas emociones capturadas desde hace 5 años, me ayuda a calmarme.

En mi interior se ilumina la llama de algo parecido al reconforte. 

_________________________

Sé que es algo corto, pero creo que demuestra la amistad de James y Jil. Y me encanta. 

Instagram: chica_violeta_ 

La Chica que Dejaste Atrás  {AA1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora