6

13 4 0
                                    

Jillian Hayle

Dancing in the Dark - Imagine Dragons

Hay un silencio con sabor a añoranza por minutos mientras la chica trata de tranquilizarse. Ellos dos solo se miran, tomados de la mano sin percatarse en lo que pasa a su alrededor.

Sin saber que una chica los observa, una madre se preocupa, un amargado le avisa a su amiga y una solitaria escribe sobre ellos.

No notan nada. Se quedan en su propio mundo. Se teletransportan a un lugar donde no existe el dolor que tanto persigue a la chica y tampoco la ira que se acumula en las venas del chico. Solo están ellos y todo el amor que no mencionan, el amor que se queda guardado en sus corazones.

— Podemos ir a cenar esta noche ¿te apetece? — Le pregunta el chico en una voz baja. La desconocida asiente. — A ese restaurante italiano que tanto te gusta ¿Cómo se llamaba?

— Richioli. — Duda un momento. Sus labios se mueven, su cuerpo tiembla y su mente trabajaba por decir algo. — Gracias Logan. Por todo, por no dejarme atrás. — Sé muy bien que dentro su boca, enredada entre los dientes y vibrando con los nervios un "te amo" se asomaba.

Logan solo sonríe dulcemente y asiente. — ¿A las 10?

— Si.

Se van en diferentes caminos, ella a la derecha y el a la izquierda dejando como único recuerdo el compromiso de esta noche.

El ambiente se vuelve pesado. Como si la tortura de la chica, su te amo escondido y la cita se postrarán en el aire.

Todos regresan a lo que hacían antes.

La señora Weis a tomar de su café, sus hijos a jugar con dinosaurios de juguete en el piso y Sam a leer después que guardo un cuaderno pequeño. Pienso que anotaba lo que estaba pasando.

Pero también noto que las preguntas sobre que acaba de pasar rondan por las cabezas de ellas y mía.

Y la única que tiene respuesta es y que me las pueda dar es Hil.

Debo hablar con ella.

(...)

Son las 10 y en vez de copiar apuntes pienso sobre lo que harán hoy logro imaginarme todo a detalle que me sorprendo.

Imagino a la desconocida con una camisa blanca manga corta y un vestido negro largo encima de esta. Sus zapatos eran unas botas negras con tacón bajo. Le gustan tanto porque no le lastiman. Su cabello estaba suelto y las ondas volaron por el viento cuando estuvo afuera. Su maquillaje ya era un poco cargado, los parpados habían sido pintados con colores tierra y los labios de un marrón claro.

Se puso un perfume con olor a madera y se revisó detenidamente en el espejo. Tenia ganas de cancelar todo porque estaba nerviosa y no se sentía suficiente. Los defectos que le habían señalando le rondaban la cabeza para recodarle sus imperfecciones. Como nadie nunca la amaría.

El timbre sonó y la chica solo se limpio rápidamente las lagrimas para abrir. Su sonrisa era débil pero verdadera. El chico se veía guapo, mas de lo que era. Con su camisa manga larga y unos pantalones negros.

Se saludaron incómodamente para después quedarse parados en silencio. Y sin pensarlo Logan la abrazó. La chica se escondió en sus brazos y deseó quedarse ahí para siempre. Se sintió segura, se sintió en casa.

Segundos después de ese abrazo ya estaban sentados en el auto. El coche se movía entre las calles conforme el brazo del chico manejaba el volante. La música era tranquila y el ambiente era cómodo.

La Chica que Dejaste Atrás  {AA1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora