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Jillian Hayle
Bad Romance - Lady Gaga
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El sol me levantó. Ayer llovía como si nos quisieran inundar y hoy el sol brilla poniendo envidioso a las estrellas.

¿Quién quisiera ser una estrella? Espero que nadie.
¿Brillar para después apagarse? Un desperdicio.

Si alguien que conociera deseara ser una estrella probablemente pensaría que es suicida.
Yo no deseo ser una estrella y dudo que exista alguien así. Pero creo que las personas si nos apagamos como ellas. Lenta y dolorosamente. Brillar para que después dejes de iluminar con paciencia y tardía.

¿Quién quiere ser estrella para solo verse en la oscuridad?

Estúpido.

Pasé la mañana trabajando como loca. Desde el regaño la señora se ve mas estricta.

"Los niños están asquerosos ¿Por qué dejas que salgan?" Tal vez para que se diviertan.

"Tardas tanto en vestirlos." Bueno entonces vístelos tu.

"Tal vez necesito otra niñera." Me apiado de ella.

Todo con su voz sumamente chillona. ¿Cómo la aguanta su esposo? ¿Sus hijos? Yo convivo con ella como 5 horas y ellos toda su vida. Me compadezco.

Después Victoria ha estado demasiado feliz. Dice que ha encontrado al hombre perfecto. Al parecer ha encontrado 87 hombres perfectos en los 4 años que llevo trabajando con ella. Es irreal la forma en que se enamora muy rápido.

Todo el horario de trabajo me ha contado de sus cualidades:

1.    Se llama Maximiliano algo.

2.    Es de Uruguay.

3.    Tiene un acento marcado y sexy (palabras suyas).

4.    Es muy guapo y se parece a Liam Hemsworth.
5.    Tiene 30 años (Victoria tiene 35)

6.    Es cáncer.
7.    Hace un platillo uruguayo de cerdo muy rico.

8.    MUY bueno en la cama (reitero, sus palabras).

Y después comenzó a contar detalles incomodos e innecesarios.

Me cae bien, mejor que la señora chillona, pero a veces me irrita tanto con tantas palabras que escupe de su boca pintada de azul que me marea y me da ganas de dormir, o morir.

Después de mas de 4 horas atendiendo a clientes desesperados, limpiando estantes y pisos polvorosos y escuchando sobre el hombre "perfecto" termino el trabajo y salgo con tanta rapidez que hasta me sorprendo.

Y vuelvo con la señora Sian. Creo que prefería que un coche me atropellara que volver con ella. Después de 3 horas entreteniendo a los niños termino el trabajo.

Tengo ganas de cantar aleluya solo porque se siente como un milagro. Llego a la casa y solo duermo (esta vez si pongo la alarma).


                                            (...)


Una hora después estoy sentada en el mismo lugar. Esperando a ver si llega la chica y el chico. Tomo el café y releo algunas notas. Los exámenes vienen y deseo tener buenas calificaciones.

Espero unos minutos hasta que ella llega y justo detrás esta el. La ve con ternura, sin saber si la quiere proteger con su vida o dejar que ella sola se levante sola. Aun cuando su cara denota algo sus puños están apretados.

La chica mientras camina logro notar que ya sus piernas no parecen pesar tanto. Tal vez siga caminando con pesar, pero no tanto como los primeros días. No tanto desde que el llego ayer.

Van a la barra para pedir, sus hombros se tocan con inocencia y sus dedos con deseo. Los mueven como si quisieran agarrarse y nunca mas soltarse, pero no lo hacen.

Aun cuando su cuerpo desee otra cosa.
Se sientan juntos, en el mismo lugar. Junto a la ventana. Y se quedan en silencio. Observan sus bebidas. No se ven en ningún momento. No dicen nada.

Y cuando creo que nada pasara las pestañas de la chica se mojan. Las trata de retener, pero no puede. No con esa intensidad.
Y lo hago. Me paro. Y me cambio de lugar por primera vez en 5 años. Me paro para sentarme en la mesa al lado de ellos.

Apostaría que todos me ven un poco sorprendidos. Desde el día que llegas aquí y lo frecuentas todos hacen un pacto silencio para siempre sentarse en el mismo lugar. Y en estos momentos lo estoy rompiendo.

—  No puedo, ya no. Lo cargue sobre mis hombros tanto tiempo que estoy cansada. Me duele el cuerpo, me duele vivir. Respirar me quema los pulmones, caminar me hace ampollas en los pies y hablar es como acido en mi boca. Levantarse de la cama se ha vuelto un trabajo y no un agradecimiento. Ya no puedo, no puedo ser lo que tu quieres que sea. No puedo ser fuerte. — Su voz se quiebra con cada letra. Como si de verdad sintiera el acido entre sus dientes. Esa ha sido la primera vez que escucho su voz, ya no fueron sollozos ni gritos ahogados, esta vez logre oír palabras desgarradoras y voces fragmentadas.

El chico toma su mano tiernamente y la aprieta. Presiento que quiere abrazarla, tocarla y protegerla. Presiento que no lo hace porque una vez lo intento y salió herido.

—  Claro que eres fuerte. Eres demasiado fuerte por seguir aquí, parada. Y se que ha habido dolor, golpes y humillaciones en esta vida, pero también ha habido sueños, metas y amor. No todo es malo, no todo duele. Lo que duele es quedarse estancada dejando y llevarse por el pasado cruel que penetra tu alma y la pudre.

Ella levanta la cabeza y lo ve. En sus ojos todo el dolor que ha sentido, en sus ojos todo el amor que siente. Y por primera vez logro observar la famosa conexión de almas gemelas, casi puedo sentirla.
Corrientes por todo el cuerpo, un corazón angustiado por perderlo y una mirada que me parece indescifrable, como si fuera un código ruso de guerra.

Esos que mandaban o mandan los espías, llenos de números y letras en un orden aleatorio, pero si que sabes sobre el tema se te será fácil comprender todo.
Ella parece como uno de esos códigos y el como un experto porque entiende todo. Logra descifrarlo y lo hace con facilidad, como si lo estuviera estando haciendo hace años.

Entre ellos se entienden, se crean su propio cuarto de cristal del cual los pedazos rotos los brazos me lastimaran.
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La Chica que Dejaste Atrás  {AA1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora