⁰¹ Fingir Que No Lo Se.

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[...]

"No tiene sentido. "

Le responde al pelirrosa cuando le pregunta una vez más el porque aún no se confiesa a la persona que le gusta.  Se arrepiente con su vida el haber mencionado en primer lugar que había alguien que le gustaba frente al energético chico.

No podía evitar burlarse en silencio cuando estaba con él,  porque ¿quién en su sano juicio les creería si dijeran en voz alta la amistosa relación que mantenían?

Tal vez con suerte los mandaban al psiquiatra.

—¿Y Col?— pregunta, quitándose los patines y sentándose junto al pelinaranja junto a la fuente.

—Sabes que no le gusta  que le digan así...— ríe

—Y él sabe que no me importa...— resta importancia. Sube ambos pies y los cruza, apoya ambos codos en sus rodillas y deja caer su rostro en sus palmas—¿Cómo está?

—Él dice que todo esta bien...— imita la pose de su amigo. —Yo digo que me molesta que crea que somos tan estúpidos como para creerlo.

—Es que a veces si lo somos...

—Si, pero me molesta que lo piense. — el comentario logra robarle una risa al otro.

—¿Qué vamos a hacer?, digo, aunque a él no le guste es su cumpleaños...

—Lo de todos los años, supongo.  Alguna comida en su habitación, películas, regalos, aprovechar al máximo que es el único día en que nos permite abrazarlo...

Alex suelta una carcajada.

—Pero ¿de qué te quejas? Si estas pegado a él todo el día...

—No me vengas con envidias, que fuiste tu quien  nos dejó...— se defiende dejándose caer, recostandose y usándo sin permiso el regazo del otro como almohada. Se arrepiente al instante pues es muy duro, maldice la buena condición que el patinaje le ha dejado al más bajo en su mente.

Recuerda sin querer que el rubio también tiene un cuerpo envidiable debido a todo el entrenamiento y ejercicio que hace por mero gusto. Se deprime un poco, entonces, al recordarse a si mismo; pues el que tenga un poco de condición se debe solo a que Colín le obliga a entrenar con él a veces porque es incapaz de mantener una rutina por su cuenta.

—Es que a veces si me caen muy mal. — confiesa, como si no hubiera dicho nada malo devolviendo al de lentes a la realidad. —Y... ¿como explicarlo?, sentía que yo estaba de más. — sus mejillas se sonrojan levemente cuando nota que Samuel le mira fijamente. —Los trios malvados ya pasaron de moda...

—Que excusa tan tonta, si te la pasas pegado a Kimi y a Nathaly.

—Si, pero ellas no son malvadas.

—Tu mejor que nadie sabe que tampoco lo somos.

—Claro, explícale eso a todo París.

Samuel piensa que, de hecho, es un buen argumento para hacerlo callar.  Cierra los ojos, tratando de disimular su derrota con indiferencia.

—¿Cómo te va con Kimi?— habla. —¿Ya le dijiste que te gusta?

Abre los ojos cuando siente el golpe en la frente, se encuentra con su temperamental amigo viéndolo molesto y avergonzado.

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