2.

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-Jiro-

Siento como alguien me golpea la pierna cuando aún estoy medio dormido. Me tapo la cara con la mano derecha debido a la luz del sol, cuando consigo acostumbrarme escucho como alguien carraspea intentando llamar mi atención.

El pelirrojo está apoyado en la puerta, vigilando cada movimiento que hago mientras me mira con una expresión de superioridad en su cara.

-Entra princesa -. Señala el interior de la casa con la cabeza y continua hablando con tono irónico.- ¿Has conseguido dormir bien?

Me levanto lo más ágilmente que puedo si apartar mi mirada de la suya y me apoyo sobre el umbral de la puerta. Me duele todo el cuerpo, pero intento moverme como si hubiese dormido sobre un colchón de plumas.

Este es mi momento para devolvérsela, así que sujeto su barbilla con mi dedo índice y acerco nuestros rostros.

-¡Qué desagradable eres a veces! ¿No vas a darme un besito de buenos días, Sen-chan?- pongo morritos y ojos de cachorro abandonado. - ¿Qué tal anoche sin mí? ¿Pudiste “acabar” bien el asuntillo?-.  Señalo su entrepierna con la mirada mientras espero respuesta a mis preguntas.

Me mira durante unos instantes que parecen eternos. Es la primera vez que veo su rostro de cerca desde hace años; El flequillo le ha crecido hasta taparle las cejas y sus pestañas siguen siendo el marco perfecto para esos extraños ojos  grises que tiene. Su cuerpo ha pasado a ser el de un hombre, pero sigue siendo más bajo que yo, aunque no demasiado.

Parece que se ha incomodado por algo, así que le retiro la mirada y me aparto un poco. De repente, y para mi sorpresa, me rodea con sus brazos por el cuello y me susurra en el oído.

 -No beso mierda de la calle, lo siento.

Después de decir esto me aparta el abrazo y se mete en la casa. No entiendo que narices acaba de pasar pero casi me vuelvo loco. ¿Ha sido siempre así de directo? Estaba tan embobado mirándole que se me había olvidado lo que le había preguntado.

-Si vas a pasar hazlo antes de que me arrepienta o me empieces a dar asco.

Finalmente, y cuando consigo relajarme un poco, entro en la casa. Lo primero que pienso sobre mi nuevo “hogar”, por llamarlo de alguna manera, es que es bastante acogedor, o al menos mucho más que la calle. Las paredes están algo desgastadas y la moqueta tiene pinta de haber vivido tiempos mejores, pero está bastante bien.

Mientras sigo embobado observando mi nuevo entorno me descalzo, dejando desperdigados por el recibidor mis zapatos. Oigo gritar al pelirrojo desde otra habitación.

-Sé un poco más ordenado, ¡Que no estás en tu casa!

Esbozo una pequeña sonrisa y hago como si no le hubiera oído. Dejo la mochila y mi empapada chaqueta en el perchero que hay a una esquina de la sala con la esperanza de que se sequen pronto.

Joder… tengo demasiado frío, pasar tres días en la calle me ha pasado factura.

Miro a mí alrededor buscando algo que me pueda servir de abrigo y veo una chaqueta colgada al lado de la mía. Parece que está seca así que decido adueñarme de ella.

En cuanto me la pongo me doy cuenta de que es demasiado grande y me la quito enseguida. No puede ser de Senkitchi ya que utilizamos casi la misma talla. Seguramente sea de algún tío que haya traído a casa, así que la vuelvo a dejar donde estaba.

Prefiero pillar un resfriado antes que ponerme una chaqueta de un ligue de Senkitchi.

Me dirijo a la habitación donde he visto que entraba el pelirrojo y no puedo evitar relamerme los labios nada más llegar. El olor a café recién hecho y a pan tostado inunda la pequeña cocina.

Me siento en una de las sillas libres y devoro las tostadas como si llevara años sin comer. Todo me sabe demasiado bien.  Senkitchi me observa  mientras se toma su café apoyado en la encimera de madera oscura.

-¿Cuánto tiempo llevas sin comer?- parece que le ha entrado curiosidad al verme devorar el desayuno  de esta manera. En realidad llevo sin probar bocado más de un día pero decido mentirle un poco.

-Ayer me invitaron a comer unos amigos.

El desayuno prosigue sin ningún problema, hablamos de cosas superfluas y sin importancia hasta que llega la pregunta del millón.

-¿Y… por qué te han echado de casa esta vez?

Me tomo mi tiempo para responder y ordenar mis pensamientos antes de hablar. Me acabo lo que me queda de café y carraspeo en un intento de aclarar mi voz.

-Mi padre ha conseguido una nueva novia,  a la que parece que no le caigo demasiado bien- hasta aquí todo bien, Senkitchi me mira con interés esperando a que continúe mi narración.- Total, que hace tres días me sentó en su despacho y me dijo que ya era mayorcito para independizarme, que tenía que expandir horizontes y me “recomendó” amablemente  que me buscara un piso.

Se queda mirándome fijamente durante unos segundos, deja su café en la encimera y sale de la cocina. Después de un rato vuelve con un periódico en su mano que “amablemente” me tira a la cara.

-Ya puedes empezar a buscar un sitio en el que vivir, aquí no te quedas.

Le devuelvo el periódico tirándoselo a la cara como ha hecho él antes conmigo y le contesto casi rogándole.

-Deja que me quede unas semanas.  Prometo no ser un incordio y ayudar con todo lo que me pidas, ¡Me buscaré un trabajo si hace falta, te lo prometo!- Me levanto de la mesa y me echo sobre él, arrinconándole en una de las esquinas de la cocina. Me mantiene la mirada con sus grises ojos clavados en los míos haciendo que me entren unas ganas inmensas de besarle.

- Sin embargo, si lo que te preocupa son otras cosas.- Le acaricio el pelo mientras me voy acercando a su rostro hasta notar su aliento chocando contra el mío. –Prometo no tocarte, a no ser, que tú me digas que haga lo contrario, Sen-chan…

Rápidamente se aparta de mí sujetando  mis hombros con ambas manos  y propinándome un rodillazo en el estómago.

 Me quedo tendido en el suelo tosiendo  sin poder respirar durante unos instantes e intentando soportar el dolor. Creo que me lo merezco, tal vez me haya pasado un poco. El pelirrojo se pone de cuclillas a mi lado y comienza a juguetear con un mechón de mi pelo.

 -Mi nombre es Senkitchi. Así que como vuelvas a utilizar el “chan” conmigo con tanta confianza, te juro que no sales con vida de esta casa -. Acto seguido se levanta y se va de la habitación como si no hubiera sucedido nada.

Creo que esto va a ser muy interesante…

Bueno, siento que haya sido un capítulo corto otra vez...

Estos dos capítulos son la introducción a la historia, así que a partir del siguiente todos serán más largos y espero que mejor escritos. Muchísimas gracias por las lecturas y los comentarios a todos

Kaze to taiyō (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora