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Es un capítulo un poco corto, pero espero que os guste <3

-Senkitchi-

Me despierto enterrado en una manta en el sofá del salón. Los rayos de sol entran por la venta colándose entre las casi transparentes cortinas.

Me estiro de tal manera que mis brazos y pies sobresalen un poco del enorme sofá. Al hacerlo siento un leve pinchazo en la espalda. Dormir en un sofá nunca es bueno...

Cuando me acomodo en el sofá esperando a desperezarme, intento recordar un poco lo que pasó anoche al llegar a casa. No puedo evitar morirme de vergüenza al recordar las caricias y el comportamiento de Jirō. Bueno, lo pasado pasado está. Me peino el flequillo echándomelo hacia atrás y hago mi mayor esfuerzo en levantarme.

Me duelen hasta los huesos y voy dando tumbos por la casa. Debo dar bastante pena ahora mismo, menos mal que parece que el campeón de los idiotas no se ha despertado.

Me rugen las tripas del hambre que tengo. Voy como puedo a la cocina y me pongo un plato de pasta de la que hizo anoche Jirō para cenar. No creo que importe demasiado tomar esto de desayuno. Es la una de la tarde, así que aprovecho y mato dos pájaros de un tiro.

La comida estaba sorprendentemente buena, sabe mejor de lo que huele.

Después de recoger y limpiar un poco por encima la cocina, voy a la habitación de Jirō para despertarle.

Me lo encuentro hecho un burruño en su cama, totalmente envuelto por sábanas y mantas, como cuando éramos niños. En fin, hay cosas que nunca cambian.

Al verle así no puedo evitar pensar en lo adorable que parece, idea que desaparece de mi mente después de sacudir unas cuantas veces mi cabeza.
Abro la persiana medio bajada para que entre toda la luz posible en la habitación con el propósito de despertarle.

Nada. Parece que no se despierta.

Me acerco a la cama y le llamo directamente.

-Jirō, ya es por la tarde, despierta.

No hay contestación, sigue durmiendo plácidamente.

-Ey! Despierta de una vez Jirō.

-Hmmm... dos minutos más...

Se remueve de un lado a otro de la cama mientras se estira un poco. Parece un niño pequeño.

-Dos minutos no es nada. Venga, levántate ya.

La habitación está algo desordenada, pero no demasiado. Cuando me doy la vuelta para recoger la ropa que hay tirada por el suelo, siento como me agarra del brazo.

-No te vayas.

Me quedo en silencio durante unos segundos. Tiene la cara enterrada en la almohada.

-No me voy. Deja que recoja la ropa.

No me suelta, al contrario, noto como me agarra un poco más fuerte.

-Lo hago yo luego, ven aquí.

Tira de mi brazo hacia él haciendo que caiga a su lado en la cama. Al intentar zafarme de él me abraza con fuerza por la espalda y nos quedamos tumbados.

-Se puede saber qué haces?

Nuestros cuerpos están demasiado juntos. Esto me pone de los nervios, mi pulso se ha acelerado y no quiero que Jirō se de cuenta bajo ningún concepto.

Pasan unos instantes eternos en los que ninguno de los dos hablamos.

-He dejado a mi novia...

Tiene su cabeza apollada en mi espalda mientras lo dice y noto su aliento sobre la piel.

Kaze to taiyō (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora