2. Dos chicos nuevos

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Baji estaba teniendo un mal día.

Un día de mierda. Caminaba con una mirada un poco más asesina de lo normal y parecía que su cuerpo desprendía ese aura de "¡¡Peligro, no acercarse!!" Que se podía sentir en toda la cuadra, pues todos los que venían en su misma dirección, o dirección opuesta, cambiaban de peatón al verlo.

Y bien por ellos, porque Ay del pobre diablo que pasara a su lado, Baji no dudaría en golpearlo siquiera un segundo. No necesitaba razones, ¿O sí? Estaba de mal humor y alguien iba a tener el descaro de pasar a su lado, ¿Cómo más se supone que tenía que reaccionar?

Tras pensar en eso, la voz de Draken gritándole le inundó la mente "¡Deja de hacer eso, ¿qué mierda de que no puedes simplemente ir y romperle un hueso a alguien solo porque sí no entiendes?!" y eso lo enojó aún más. El Draken siempre estaba regalándole por todo, cuando en realidad Mikey podría ser igual de impredecible que él. Kazutora simplemente se reía de sus desgracias.

Kazutora era, en parte (sin contar ese examen de inglés que había hecho ese día y probablemente perdió), una de las razones de su mal humor. Después de todo, habían quedado en reunirse esa tarde y el muy maldito lo había dejado plantado sin razón aparente.

Unos gritos provenientes de uno de los callejones interrumpieron sus pensamientos.

«¿Qué mierda pasa ahora? Ni pensar dejan» se quejó en su mente y decidió ir a ver de dónde provenían los gritos.

Lo que se encontró fue simple, algo que veía todos los días. Algo que parecía ser una pandilla de chicos peleando entre ellos.

De alguna forma le molestó que esa fuera la razón de los gritos.

Pensó en unirse a la pelea solo para relajarse un poco y dejar atrás su mal humor, pero, cuando estaba apunto de amarrar su cabello en una coleta alta, se congeló.

"Eres un capitán de Toman, no busques peleas sin razón con otras pandillas" Otra vez la voz del maldito Draken.

Todos dicen que tienen esa molesta voz en la mente que les dice lo que está bien y lo que está mal, pues la  suya sonaba como Draken. A veces se transformaba un poco en Mitsuya. Estaba seguro de que a Mikey, Kazutora, Pah-chin e incluso Peh-yan les pasaba igual.

Baji estaba apunto de seguir su camino cuando vio como uno de los chicos de la pandilla alzaba una vara metálica para golpear a un rubio.

El pelinegro abrió un poco sus ojos, con sorpresa. ¿Un rubio?

Diablos, no era su problema, ni siquiera estaba seguro de por qué lo hacía, pero no pudo detener sus pies cuando comenzaron a ir en dirección al tumulto. Tomó la vara metálica con fuerza, impidiendo que terminara golpeando al chico a la que iba destinada.

El que la sostenía se giró indignado, dándole una mala mirada a Baji, e intentando hacer que soltara el arma. Baji aprovechó el momento para mirar a aquel chico que estaba siendo golpeado por la patética pandilla.

Sus ojos conectaron perfectamente con la mirada azulada del 'desconocido'. Ya con la cabellera rubia le había parecido raro. Conocía a ese chico de algún lado. Ambos se quedaron mirándose en silencio. El más bajo tenía varias heridas en el rostro, su cabello estaba desordenado, pero lograba mantenerse en pie. Al parecer, había noqueado a unos cuantos del grupo que lo atacaba, pero ya estaba pasando su límite.

Una gran sonrisa apareció en el rostro de Baji, mostrando sus característicos colmillos. Amarró su cabello con tranquilidad mientras los presentes lo miraban confundido.

—¡Así que... —comenzó, una vez que su cabello estaba bien atado, y procedió a aflojar su corbata del uniforme escolar con una mano—… unos idiotas atacando en grupo a un solo chico, y con un arma! Que divertido, ¿Les parece si me uno?

Cambios [Tokyo revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora