Cambios [Tokyo revengers]

8. Bienvenido a Toman

Después del incidente con el manga, Baji tuvo que recibir varios gritos molestos del rubio para dejarlo ir, pues siempre que soltaba un agarre formaba uno nuevo, acabando con la paciencia de Chifuyu.

La tarde estaba empezando a oscurecer. Chifuyu había vuelto a acomodarse en el suelo, pero esta vez se había sentado con la espalda contra el lateral de su cama, dándole la espalda a Baji, quién yacía acostado en esta.

El menor había regresado su atención a su entretenimiento inicial, leyendo el manga por el cual antes habían luchado, provocando que este ahora tuviera el cabello completamente desordenado. Aún así, ni siquiera se molestó en peinarlo para seguir con su lectura. Ensimismado en lo que fuera que estuviera pasando en aquella historia.

Baji se había aburrido de hojear revistas. En ese momento simplemente miraba fijamente a su amigo en silencio, viendo sus ojos claros ir de un lado a otro con rapidez, leyendo el contenido de las páginas. El pelinegro desvió la vista hacia el libro y recordó vagamente la escena que había leído: El beso.

O mejor dicho, el "casi" beso, entre los dos protagonistas. El cual luego la chica había interrumpido.

Entrecerró los ojos dejando su mente divagar en ello, y entonces, sin planearlo, se formó en su mente la imagen de él viviendo la escena del beso con otra persona. Entre todo aquello, su vista seguía fija en el rubio, quien no había reparado en la intensa mirada del mayor.

Baji pudo sentir con claridad cómo su corazón empezaba a latir con más rapidez ante la idea de él besando a Chifuyu. Y carraspeó, tratando de limpiar su mente, porque aquello le pareció que sería extraño, ¿No? Besar a Chifuyu.

Baji era bastante popular entre las chicas, así que ya había tenido su primer beso. Había tenido varios besos. Más que todo por esos juegos de verdad o reto que solían jugar en su escuela y varias fiestas donde iba, y él participaba porque se le hacía divertido. También porque, al ser tan solicitado, el solo hecho de estar dentro del juego atraía a muchas más chicas, muchas más personas, y eso también era divertido.

Kazutora solía enojarse porque Baji no prestaba atención a ninguna chica. Ninguna le gustaba. Todas terminaban rechazadas y no había nadie que llamara su atención. El pelinegro no lo entendía del todo porque era verdad que no le parecía interesante estar con ninguna de esas chicas, "esas cosas no me interesan", porque eso era justo lo que sentía.

Sin embargo, Baji pensó en todo eso y se dio cuenta de que hubo alguien que sí le interesó: Matsuno. Chifuyu Matsuno llamó su atención sin siquiera intentarlo.

Mientras caminaba por esa calle, no tenía la obligación de ir a por él y ayudarlo. Ni siquiera lo conocía bien, e ir de samaritano a ayudar a los necesitados no combinaba muy bien con su personalidad.

El pelinegro frunció un poco el ceño mientras conectaba toda la información. Chifuyu le agradaba, ¿Pero por qué? ¿Qué tanto le agradaba? Sintió una sensación particular en su estómago y se incorporó un poco, apoyando el codo en la cama del rubio, donde se encontraba, reposando su mejilla contra la palma de su mano.

«Después de todo pensar no te hace ningún bien, Keisuke» pensó para sí mismo, negando levemente, pero aún quería profundizar más en esa idea que se le había formado en la mente.

—Oye, Chifuyu.

Tal vez se iba a ganar un golpe por interrumpir la lectura del chico, pero pensar en enojarlo por eso solo ponía una sonrisa en su rostro.

—¿Qué? —Le respondió, en cambio, sin molestarse en mirarlo.

Bueno. Esa claramente no era la reacción que esperaba.