Golpes de amor

きりばくCap 4

Los cuatro continuaron charlando, a pesar que los otros se conocían no dejaron al pelirrojo de lado, siempre lo incluían en la conversación; se llevaban tan bien y disfrutaban de la conversación que no se dieron cuenta que el profesor había llegado, este les llamó la atención dos veces, se molestó que los tomó con sus vendas.

— La clase comenzó... Tomen sus asientos chicos...

Se atemorizaron un poco al ver al profesor, asintieron y tomaron sus lugares, fueron soltados por el otro y luego de dar un suspiro finalmente comenzó, se presentó ante los estudiantes aunque en su mayoría ya le conocían pues todos los que impartían clases eran héroes profesionales.

El tiempo transcurrió, para ser el primer día no fue tan sencillo pues tuvieron que hacer unos cuantos ejercicios para demostrar sus habilidades básicas, incluso habían sido amenazados de que el último con calificación más baja sería expulsado de la clase, fue todo una vil broma de parte de Aizawa.

— Uff... El profesor Aizawa realmente se pasó con eso...

— Bastante, tenía miedo, parece que el último fue Midoriya... ¿Se imaginan que cumpliera lo que dijo? Pobre chico.

— Con suerte fue una simple broma y todo está bien, habrá que trabajar mucho, pero valdrá la pena al finalizar.

Y así transcurrieron los días y semanas, cada día era más complicado que el anterior, a algunos se les dificultaba y a otros no tanto, para cada estudiante era diferente, pero aprendían nuevas cosas.

Mayoría de los estudiantes ya se llevaban bien y otros solamente se la pasaban hablando con su grupo, quienes realmente se la pasaban siempre juntos eran Kirishima y Bakugo, incluso a veces le invitaba a su casa a comer, a su madre le agradaba que su hijo se llevara tan bien con el pelirrojo, algo nunca antes visto.

— Hey bro, muchas gracias por invitarme a tu casa.

— De nada... Jamás pensé que terminaríamos siendo tan cercanos.

— Incluso parecen más que amigos. —Interrumpió la rubia riendo, les llevaba unas galletas a los chicos.

— ¡VIEJA BRUJA, QUE COSAS DICES!

— ¡NO ME ESTÉS ALZANDO LA VOZ MOCOSO! — Mencionó para después darle un golpe en la cabeza.

— Muchas gracias por las galletas señora Katsuki. —
Mencionó con una sonrisa el pelirrojo para después tomar una y empezar a comer.

— ¡NO TE LA COMAS, SEGURO LES PUSO VENENO! — Se acercó y le tiró la galleta al suelo.

— ¡KATSUKI!

Comenzó una "pequeña" discusión entre los rubios, el pelirrojo solamente se dispuso a comer algo nervioso, ya era costumbre verlos pelear.

— Oye eso no es de un caballero ^^". —
Mencionó nervioso ya que no quería que le fuesen a gritar, pero fue ignorado por ambos, finalmente la rubia terminó ganando la batalla, se despidió dulce del pelirrojo y le dijo que si necesitaba algo se lo pidiera.

— Disculpa por eso...

— No te preocupes bro, pero deberías ser más considerado... Se que ustedes se llevan así, es solo que... Bueno no se bien como explicarlo...

— Entiendo... Es solo que ella siempre me ha tratado así y bueno... No sé cómo  demostrar cariño realmente...

— Oh... Lo siento yo... No lo sabía...

— No pasa nada, pensé que sería un poco obvio, es rara la ocasión que le diga a mis amigos sobre esto.

— Comprendo... Este... Mejor hablemos de otra cosa, no es momento para ponerse triste. —
Le dedicó una sonrisa y le extendió el mando de la play para que ahora comenzara a jugar él.

Las risas y bromas comenzaron, ambos se divertían como si fuesen niños, incluso hacían la tarea juntos siempre y cuando pudieran comprenderla ya que a pesar de ser inteligentes habían cosas que no entendían y pedían ayuda a los mejores de la clase aunque en ciertas ocasiones era difícil hablarles puesto que pensaban que solamente la querían copiar, pero en realidad ellos querían comprenderlo para poder hacerlo así que les realizaban una pequeña llamada y les preguntaban, a veces solamente era una persona y en otras dos, se aseguraban de que fuera correcto y por eso lo hacían, no era muy práctico realizarlo de esa forma, pero si se equivocaban estaban dispuestos a mejorar.

Las horas transcurrieron, a pesar de ser grandes amigos nunca existió el: "quédate en mi casa a dormir porque ya es tarde", nunca ocurrió, quizá porque el rubio tenía miedo o porque realmente no le importaba, pero al pelirrojo no le molestaba en lo absoluto, para él ya era costumbre irse a esas horas de la noche y siempre se aseguraba de tener cuidado, había ocasiones en que se topaba con escenas donde los héroes necesitaban apoyo, pero por desgracia no podía saltar a la acción, debía conseguir su licencia para poder hacerlo y siempre estar bajo la custodia de un héroe profesional, que se hiciera responsable en caso de daños graves, lo clásico de siempre. 

Los días, semanas y meses transcurrieron muy aburridos, en parte las clases fueron lo mismo de siempre, exámenes, entrenamientos, etc.
Sin embargo cada estudiante de la clase A, comenzó a desarrollar más su poder, crear movientos especiales y cuando se presentó el examen para las licencias la mayoría aprobó, a excepción de dos personas que nadie esperaba que tuvieran complicación: Shoto y Bakugo, para todos fue una increible sorpresa después del potencial que tenían, más no pudieron hacer mucho que tener que estudiar tiempo extra para alcanzar a sus compañeros y volver a estar parejos con el resto de sus compañeros.

Kirishima fue el único que apoyó a Bakugo en todo ese tiempo, él sentía algo por aquel rubio de ojos rubí, le encantaba pasar tiempo con él, pero algo no le terminaba gustando, en público era tan diferente a cuando estaban juntos en privado; no le gustaba para nada que le tratase de esa forma así que decidió que era momento de preguntárselo, debía hacerlo por lo menos para quitarse la duda de lo que ocurría, sentía que solamente jugaba con sus emociones e ilusiones.

Después de clases, la rutina clásica de ambos chicos era si salía uno primero, esperaría al otro y luego ambos se irían a la casa del rubio como siempre, era momento de que el pelirrojo aprovechara la oportunidad, podía preguntarle y finalmente estar más tranquilo consigo mismo, aunque tenía miedo de lo que podría suceder, angustia por la respuesta.