II

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Desconocido

Veo como la niña se cae al suelo, pero ante de que se chocara la agarro

- Oye, despierta – intento despertarla

La veo con dificultar para respirar y eso me preocupa pues como se muera esta aquí me van a echar la culpa de su muerte y aunque se haya muerto por asfixia no me creerán pues es debido a mis antecedentes.es mejor que la lleve hasta el hospital, vaya marrón me ha tocado.

Espero hasta que Jonny desaparezca para poder salir, pero la niña que llevo en los brazos empieza a empeorar, la veo sudar y sufrir. No me jodas, precisamente me he tenido que topar con una mocosa enferma.

Pasa media hora hasta que llego cuando nada más que entro se la llevan en una camilla, un médico se dirige hacia mí.

- Muchas gracias por traerla, si no hubiera estado con nadie hubiera podido acabar peor – me da un toque en el hombro

- ¿Qué le ocurre? – me atreví a preguntar

- Tiene miocardiopatía, una enfermedad cardíaca que impide que la sangre bombardee correctamente – me lo dice con tristeza

Me quedo pensando y dándole gracias a quien sea que allá ahí arriba por no haber nacido con eso, tampoco es que hubiera nacido con cuchara de plata la verdad, pero me importa una mierda el resto del mundo.

Ahora a esa chica le debo un favor, si no fuera por ella estaría bien jodido. Le dejé en su chaqueta mi número y se que me va a llamar porque si no, la cosa será peor.

Pasa una semana y no entiendo porque la niña no me ha llamado, joder, no sé ni porque estoy tan inquieto por ese hecho. No la conozco de nada, pero la manera en la me desafió sin tener miedo de mi o por que cuando me cogió de la mano, sentí una sensación que nunca había sentido, ¿a esto se le llama lo delicada que es una mujer? No se lo que siento, pero desde mi interior me dice que esa niña necesita alguien que la proteja.

Espero sentado en mi sofá arañoso, con varios agujeros en los asientos. Estoy esperando a Mateo para que me traiga lo que tengo que vender. Este puto mundo es una mierda y sobre todo la gente que me rodea, Mateo es un cabrón, pero es cierto que le tengo respeto.

- Joder picha, estás fatal – se burla de mi desde el marco de la puerta con una sonrisa burlona dibujada en su rostro

- Tu si que te ves mal cabrón – me levanto de mi asiento para darle un abrazo – que de tiempo sin verte

- Estas perdido, haber si te ves más que desde que saliste del agujero ya hace unos tres años macho –

- Ya, pero ya sabes para que he venido a si que vamos al grano – le paro en seco

Me suelta con las manos hacia arriba en señal de rendición

- Muy bien, si así lo quieres iremos al grano -

Los dos nos sentamos en el sofá, veo como Mateo saca de la bolsa que trae tres paquetes con sustancias blancas.

- Aquí está lo que Tony me ha dicho que te diera, son tres kilos de cocaína, un kilo en cada paquete – me lo pone encima de la mesa

- Vale y ahora te pido que le digas que por favor se haga cargo de Jonny, porque me tiene harto desde que le debo dinero y sabe perfectamente que no se lo voy a dar – me levanto cabreado – por culpa suya me he metido en un marrón, una niña por poco la palma tanto cupa mía como la de Jonny, pero si ese cabrón no me persiguiera no le hubiera ocurrido nada.

- ¿Una niña? Y que tiene que ver ella con Tony – me pregunta extrañado

- Joder, en realidad fue mi cupa por ayudarme, pero porque Jonny no me dejaba en paz

- Vale tío, se lo diré y ahora ponte a vender lo más pronto que puedas -

Mateo se va dejándome completamente solo en ese piso mugriento con tres kilos de cocaína sobre la mesa. Me dispongo a ponerme de pie listo para hacer el pedido cuando oigo como suena el aparato ese con el que se llama.

- Diga – contesto

- Emm, ¿es usted el señor que me llevó al hospital hace tres días? Soy la chica a la que llevaste – oigo como suena su voz dulce a través del teléfono

- Ahh, dime – intento no sorprenderme

- Pues me gustaría poder quedar contigo esta tarde para poder darte las gracias en persona – la noto tímida

- No hace falta niña, pero si insistes tanto quedemos en la cafetería delante de la papelería esa a la que me llevaste, no tardemos mucho que ya tengo suficientes problemas hoy – sueno un poco borde

- Muchas gracias señor, allí nos veremos a las 5 si te parece bien – apenas la oigo

- Vale -

Cuelgo y lo primero que viene a mi mete es que se me ha jodido el plan de hoy, si es cierto que estaba como un tonto esperando su llamada, pero no pensaba que tenía que ser justo hoy cuando me llega la mercancía. No debo de tenerlo mucho en casa que como me pille la pasma ya estamos jodidos otra vez.

Veo el reloj y noto que todavía falta hora y media para la quedada así que decido prepararme para estar más o menos presentable en la quedada. Lo único que veo en el armario son dos vaqueros gastados y 5 camisetas rotas, necesitaba comprarme ropa ya, pero una de ellas se veía en mejor estado que las demás. Me tomo mis pastillas que me recetó el médico para poder controlar mis impulsos, no vaya a ser que pierdas los estribos y le vaya a hacer daño a la chica que le vaya a dar un patatus al corazón enfermo, lo que menos me podía faltar es ir otra vez a la cárcel. Mierda, se me olvidó preguntarle su nombre.

Llego a la cafetería 15 minutos antes para poder ir cogiendo sitio y no llegar siempre tarde que es una de mis costumbres. Diez minutos más tarde aparece por la puerta la niña mirando a su alrededor, imagino que, buscándome, hasta que me ve sentado al final del todo. Se acerca tímida con una sonrisita en su rostro.

- Hola – me saluda cuando se sienta

- Hola – le devuelvo el saludo con una sonrisa burlona

- Emm, ¿has pedido? – la noto incomoda

-  No, te estaba esperando

- Lo siento por tardar mucho, es que no puedo venir más rápido – se lamenta mirando hacia abajo

- No pasa nada, no llevo mucho tiempo esperando

Pasan diez minutos en las cuales nos traen nuestros cafés que habíamos pedido minutos antes. Vuelve a hablar ella

- Quería agradecerte lo del otro día puesto que si no me hubieras llevado sería fatal para mí – me da una sonrisa muy amplia, me quedo hipnotizado

- De nada niña, el médico ya me comento tu enfermedad rara – no la miro – total, no te iba a dejar tirada si me ayudaste a mi

- Ya... - me deja de mirar – también te quería comentar que al haberme ayudado ya no hace falta que me debas un favor

No podía ser, dentro de mi me decía que quería seguir viéndola. Al menos debería preguntar su nombre

- ¿Cómo te llamas niña? – se queda mirándome unos segundos

- Mar – me sonríe

- Pues bien, Mar, resulta que me da la sensación de que nos vamos a ver más de lo que te piensas – le doy un sorbo al café mirándola con una sonrisa

Ella se me queda viendo, se levanta incomoda y me pregunta si puede ir al baño. Estoy reflexionando y pensando que no me puedo encaprichar de una niña enferma, para eso tenía a Mary, para liberar mis tensiones. La veo regresar.

- Muchas gracias de nuevo de verdad y ahora si me disculpas tengo que irme – me da una última sonrisa mientras se da la vuelta

Me apetece quedarme un poco más a su lado, ya nos veremos más veces Mar.

- Por cierto – la llamo y se da la vuelta – soy Sean

CordisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora