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Sean

Estas dos semanas me han sido como un infierno, sobre todo dos días después del beso con Mar. Creo que fue un error, pero siento que si la pierdo de vista ya no me sentiré igual.

El martes fui con Teodoro al intercambio, el muy hijo de puta me hizo una encerrona. Me escondí detrás del camión como pude esperando a que estos tíos me den por muerto pero mi grave error fue que Teodoro me conocía y sabía que no iba a palmarla tan rápido. Salí corriendo del escondite, pero me seguía los talones hasta que escuché un disparo, me había disparado en la pierna y lo único que podía hacer era correr con el tiro.

Estuve curándomelo en la casa a base de alcohol y vendas, pero lo que no podía aguantar era el dolor de la puta bala dentro y joder, esa mierda no me la podía sacar. No quería ir al hospital para que no me hicieran preguntas por la herida de bala y muchos menos que llamasen a la policía e irme de nuevo al agujero, me negaba. Mi último recurso fue sacármelo apretándome la pierna esperando a que se asome para meter las pinzas, perdí más sangre de la esperada.

Luego de una semana podía ponerme de pie pero no podía andar en condiciones, juro por lo que más quiera que Teodoro me las va a pagar, lo voy a matar.

Es una mierda de no tener a nadie en quien confiar pensaba que era mi amigo, mi compañero, pero parece ser que solo yo lo pensaba. Solo pensaba en mi cabeza en Mar, no me la saco, desde que nos besamos la tengo más presente en mi mente y no es bueno para ella ni para mí. Es demasiado para el mundo de mierda en la que estoy metido, además es una niña para mí, pero joder es como tenerla grabada a fuego, la quiero ver, la quiero sentir, la quiero besar...la quiero. No puede ser, me estoy enamorando de ella, Sean tío desde cuando te enamoras.

Después de cinco días decido ir al hospital para que me receten un analgésico, claramente que les mentí sobre la herida, les dije que me había caído en el trabajo y se me había escrutado un trozo de metal en la pierna así era más creíble. Lo que no me esperaba era encontrarme con Mar, cuando se chocó conmigo me quede un rato pequeño el reaccionar, estaba más guapa de lo normal. Solo quería actuar normal, pero parece que ella de cabreó. No puedo aguantar mis ganas de besarla cuando oigo su confesión.

- Mar, no me he ido queriendo – digo – necesitaba alejarme de ti

- No lo digas como si fuera peste – se secó las lágrimas – porque te querías alejar

- No es por gusto, pero necesitaba estar lejos para que no te involucraras más en mis mierdas, no mereces eso, tu no – bajo la voz

- Pero yo no quiero alejarme de ti, quiero compartir más cosas juntos Sean, sé que no nos conocemos mucho, pero nos podemos dar la oportunidad – dice

- Me desconcentraba, estabas metida en mi puta cabeza las 24 horas del día y me desconcentraba en mi trabajo – me altero – no sé lo que me pasa cuando estoy contigo, pero desde que nos tropezamos no he parado de pensar en ti y cuando nos besamos ya mi mente no pudo aguantar más, quería protegerte, yo no soy el mejor para ti –

- Pero no eres tú el que tiene que decidir esto Sean, sino yo y lo que quiero no es separarme de ti, nunca me había gustado tanto un chico como tú me gustas – confiesa

Me quedo observándola asombrado, pero enseguida atrapo sus labios dándole un beso cálido y reconfortante, la quiero de verdad.

- Esto no es bueno para ninguno de los dos – me lamento – no quiero lastimarte

- Porque harías eso – preguntó

- Estoy metido en un mundo en el que niñas como tú no debería – le abrazo fuerte

CordisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora