Siento mis ojos pesados, intenta abrirlos, pero me es imposible. Oigo voces, voces a lo lejos, pero sé que están aquí al lado. Creo que son mi padre y el doctor, hablando sobre cómo va a seguir los procedimientos. No sé lo que siento, ya no puedo más, es una lucha constante desde que nací. Yo quiero vivir, no sobrevivir. A veces pienso que para librar mejor mis sentimientos y los de mi padre era mejor que desapareciese, pero soy una egoísta, no quiero morir, me da miedo tan solo pensarlo. Ahora que he conocido otro sentimiento al que llaman amor no quiero desaparecer. Se lo que mi padre sufrirá, también sé que el trasplante es un medio, no un fin. Cuando pase un determinado tiempo estará pasando lo mismo de ahora.
Intento por segunda vez abrir mis ojos y parecen que han escuchado mis llamadas. Veo a mi alrededor todo borroso y visualizo que me encuentro en una habitación, no en la UCI. Mi padre está sentado en el sofá de la izquierda y se ve que ha estado esperando por mí todo este tiempo puesto que se ha quedado dormido en una posición recta, con la mano apoyada en la mejilla. No hago mucho ruido para no despertarlo, pero lo más importante ahora es ir urgentemente al servicio. Como me espero un minuto más se me escapa.
Sin darme cuenta, al incorporarme jalo de la intravenosa y se cae al suelo los suministros, provocando un ruido escandaloso que hace que mi padre se despierte.
- Mar – viene hacia mi sin perder ni un segundo
- Padre – le miro triste- siento haberte despertado, no era mi intención
- No digas tontería – me abraza fuertemente contra su pecho
Me habla de todo lo sucedido en la semana que he estado ingresada, me ha prohibido salir por la noche para que no me dé de lleno el viento de la madrugada. También que esté en reposo todo el tiempo que pueda y que haga el mínimo esfuerzo. Parece que estoy en una cárcel, pero sin barrotes.
Veo como mi padre se va de la habitación y en su lugar entra un hombre alto, parece ejercitado y con una cicatriz profunda en el lado derecho de la cara al lado del ojo. No lo había visto jamás y no tenía ni idea de porque se encontraba en la estancia. Me limito a observarlo sin dirigirle ni una palabra.
- Eras Mar ¿verdad? – habla de repente, no le contesto – me tomare ese silencio como un sí
Se dirige hacia la silla en donde estaba sentado mi padre, le da la vuelta y se sienta con el respaldo de la silla hacia mí. Se me queda observando un minuto hasta que vuelve hablar.
- No veo porque le gustas tanto al gilipollas de Sean – me dio miedo – solo eres una cría moribunda, aunque es cierto que estás bien desarrollada
- Por favor, sal de la habitación – por intuición me tapo el cuerpo con las sábanas – no sé quién eres y no tienes por tanto derecho a estar aquí
- Lo siento, no me he presentado, soy Louis, pero soy mayormente conocido por Búho – me sonrió maliciosamente- soy un amigo de Sean quien me ha pedido que te vigile
- No quiero a nadie en la habitación, así que dile a Sean eso
- Mira querida, he venido para decirte una pequeña cosa – se pone serio – deja a Sean y no te haré nada y podrás tener una vida tranquila con tu padre
- No – lo dije sin pensar – no tengo motivos para hacer tal cosa
- Que no tienes motivos, tranquila, te voy a dar uno- se levanta y se acerca hasta al lado mía de la cama – como no te alejes, tu corazón de mierda se verá estrujado por estas manos
Sin decir más, se aleja de mi y sale tranquilo de la habitación. Tengo miedo, se lo que quiere decir, no es ninguna broma, ahora lo único que quiero hacer es dormir y olvidarme de todo.
"Te dije que te alejaras pequeña muerta, o lo siento, me he adelantado a los acontecimientos jajaja. Has venido para dar por culo niñata y lo mejor que puedo hacer es quitarte del medio y volver todo a su sitio, antes de que vinieras tú"
Me despierto con sudores y mirando para todos los lados y es ahí cuando siento que Sean está a mi lado mirándome preocupado. Yo solo lo observé y no pude contener las lágrimas, él solo me abrazo y lloré en sus brazos, no dice nada ni yo digo nada.
Me paso como unos diez minutos cuando decido separarme de él, no sé que decir, no quiero contarle lo que acaba de pasar, no quiero que caiga tan bajo como para asesinar a una persona.
- Que te pasa – me afirma – sé que te pasa algo
- No es nada – me limpio las lágrimas – es solo que me alegro mucho de que estés aquí – le abrazo
- No te preocupes por nada Mar, he oído que te darán el alta dentro de una semana, pero, siento decirte que no voy a poder estar hasta el jueves, tengo algunas cosillas que hacer.
- No te preocupes, tampoco es que pueda ir a algún sitio.
Veo como se va, me vuelvo a quedar sola y vuelvo a pensar en todo lo que ha pasado estos días. No se que pensar, lo único que quiero ahora es irme a mi casa y ver una película con mi padre, abrazados los dos y no pensar en nada más. Le quiero mucho, no sabría que hacer sin él. Como el tal búho ese le haga algo no se que voy a hacer, me destrozaría, pero es que tampoco quiero dejar a Sean, lo veo tan feliz y no he estado tan bien en mi vida desde que antes de que falleciera mi madre. No se que hacer, no que se hacer.
- ¿Qué le das tanta vuelta en tu cabeza?
- Oh, nada papá – le sonrío sin mirarlo
- Estoy negociando con el médico haber si te puedes quedar más tiempo en observación, no me fio mucho de que después de que te den el alta te vuelva a pasar lo mismo – me coge las manos
- Papá, no quiero pasarme lo que me queda de vida encerrada en un hospital, prefiero pasarlo con mis seres querido que así estoy más feliz.
- Bueno hija, tus deseos son órdenes
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Cordis
Teen FictionMar sufre de una Miocardiopatía, la cual le provoca dificultad para que su corazón bombardee correctamente la sangre. Debido a esto, provoca que necesite un trasplante de corazón o tendrá los días contados. Sean es un ex-convicto que nunca ha recibi...