IV

2 1 0
                                    

El bar no era para nada elegante, al revés, era los típicos bares de la zona baja de la ciudad. No quiero juzgar, pero imagino que Sean pertenece a esta panda y no solo porque se ve que conoce a bastante gente de aquí si no por la forma de vida que lleva, eso no quiere decir que haya familias buenas y humildes en esta clase de barrio.

- Niña – oigo que me llama, ya ni me molesto en que me diga así

Me coloco al lado de él puesto que me da mal rollo estos sitios además de que nunca en mi vida me he encontrado rodeada de tantos chicos...

Nos sentamos en una mesa redonda la cual estaba muy sucia y parecía que no tenían la intención de limpiarla durante el resto del día. Me pedí una ensalada con pan y Sean una paleta de carne.

- ¿eres capaz de pagar esto? – le pregunto con tono burlón

- Esta gente es de confianza – no me mira y sigue mirando hacia detrás de mí – te invito porque he sentido lastima al verte así de llorona

- Pues no sientas tanta lastima por mí – me molesto – toda persona tienes sus bajones

- Yo no, de momento – se cruza de brazos y me observa – parece que va a ser una comida bastante larga

Luego de quince minutos esperando llegó nuestra comida. Resulta que la paleta que le habían traído a Sean tenía una pinta increíble que al observar la mía me hace ver como una pija tonta alrededor de matones. Parece que Sean se dio cuenta de como miraba su plato pues me ofreció un trozo de el.

- Lo siento, no puedo – le digo triste

- No digas que no porque veo tus babas desde tu casa – se burla

- Es verdad que me muero de ganas por probarlo, pero no puedo por mi enfermedad – le comunico

- Joder – se queda un rato pensando – vaya mierda, yo ya estaría muerto al no poder probar este pedazo de paleta

- Ja ja ja me parto – me callo y le doy un bocado a mi ensalada

El resto de la comida la hacemos en silencio. Termino antes que él y es lógicamente, así que dedico mi tiempo mientras tanto a mirar a mi alrededor una vez más ya que hay personas nuevas. Solo hay cinco chicas contándome a mí y eso ya es extraño por el poco tiempo que llevo. Parece ser amigas pues veo como fuman y beben juntas, serán de la edad o un poco más mayores que Sean.

Sean me avisa de que ya ha terminado y se dispone a salir, me doy cuenta de que no ha pagado y no me quiero ir de aquí como una ladrona, seré de todo, pero no una ladrona

- No has pagado – le digo

- Lo sé – me dice obvio

- Pues paga que yo no he venido a que me pinten en la frente ladrona

- Relájate, este bar me debe demasiado así que no te pongas histérica niña- se pone a caminar

Intento ir a su ritmo, pero me es imposible. Me quedo atrás caminando a mi manera no con las zancadas que pega, parece que se ha dado cuenta de que no voy a su ritmo. Me espera a que me ponga a su altura y en vez de yo seguir su ritmo, parece que él está siguiendo el mío. Me está cambiando la visión de él.

Tras una media hora después Sean se para en un parque, se sienta en el columpio y yo le sigo con el otro. Yo no sé qué decir así que me empiezo a columpiar ganando impulso por cada patada que le pego al aire. Llevo un rato así y Sean se anima a hacer lo mismo.

- Te estas poniendo a mi altura – le digo

- Solo intento averiguar como es que esto te divierte – me dice obvio – se nota que es para críos

CordisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora