Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y lib.....
Antes de que Sofía lograra terminar la oración, el golpeteo de la puerta la detuvo, y rápidamente corrió para poder abrirla.
Tras el umbral de la puerta se encontraba Sara sosteniendo un paraguas, y Sofía la invito a pasar.
-No ha tenido noticias de Deborah?-pregunto entrando a la casa.
-No, no sé en donde está, si le paso algo, no sé.-dijo Sofía apunto de llorar.
-Pero, donde podrá estar?
Al terminar lo dicho, las dos escucharon rasguños cerca del comedor, por lo que se acercaron al gélido lugar. Sofía se llevó las manos a la boca al ver que se trataba de un mensaje dirigido hacia ellas escrito en la mesa de madera.
Ayuda Madre, Dios no está conmigo.
Al momento, se dispersó por la sala un aire gélido que sacudía las cortinas de cada ventana de la enorme casa. Sofía y Sara miraron a su alrededor abrazándose, la habitación daba vueltas sincesar y al parar, el cuerpo de Deborah se postró ante ellas con una mirada desafiante, pero no venía sola, una mujer mayor aproximadamente de unos cuarenta años, estaba a lado de ella, las dos se agarraban de la mano y al instante, los focos se empezaron a romper con gran fuerza, los cuadros caían azotados mientras que Sara y Sofía gritaban tapándose sus débiles cuerpos. Toda la manifestación duro tres minutos, tres minutos, que para ellas se hicieron una eternidad. De repente todo paró frenéticamente; Sara y Sofía se pararon temblorosas abrazándose, caminaron hacia el sillón y soltaron las lágrimas que tanto guardaban.
El golpeteo de la puerta, hizo que Sofía se parara inmediatamente, sin embargo, no era nadie, por lo que hizo un gesto de extrañeza.
Sara, quien se encontraba en el sofá, brincó de miedo al escuchar a sus espaldas un fuerte golpe en la ventana. Su mano alejó la cortina para poder dispersar bien la mirada, nunca contó con lo que se encontró, un pájaro muerto se exhibía en la orilla de la ventana. Con ojos de tristeza miró Sara a aquella criatura, detrás de ella se acercó Sofía, y de lo lejos salió golpeado hacia la ventana otro pájaro terminado igual que él otro, y como granizo empezaron a caer cientos por toda la casa, como si hubieran caído varias parbadas juntas y justo en el mismo punto, el punto de donde por "casualidad" se encontraba la casa de Deborah.
Esto parecía una maldición que cubría, no sólo a Deborah, si no todos los que la rodeaban. Una vez más Sofía, tomó el rosario rezando las plegarias de nuestro Señor Jesucristo ante este adversario que hundía a esta pequeña familia que poco a poco caía en manos de Lucifer. Las dos terminaron con un fuerte "Amén" que rompió aquel ambiente cargado de maldad.
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Las Almas Deborah Crabbs
Tajemnica / ThrillerLa Historia en la que ni el bien ni el mal salen ganando.