Onceavo Capítulo

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Deborah estallaba en un profundo sueño, su madre entró a la habitación y dejó arriba de su cabecera la imagen celestial de San Miguel Arcángel, al que después, rezó una plegaria. Al salir de la habitación, un gran crujido se escuchó haciendo despertar a Deborah, la imagen se habia partido a la mitad.
La cama empezó a balancearse sobre el suelo mientras ella gritaba a todo pulmón, Sofía se lanzó hacia la cama y aventó a Deborah fuera de ella. Las dos salieron desesperadamente de la casa, el escenario lúgubre se presenció delante de ellas, un aire gélido pasó por sus débiles cuerpos mientras su cabeza daba vueltas haciéndolas casi vomitar; sentían demasiadas náuseas. Una voz sombría se escuchó suavemente al compás de un delicado gemido femenino haciendo que se les pusiera los pelos de punta.
Tal y como lo imaginaban, todo fue una pesadilla.
-Buenos Días Deborah, ¿cómo amaneciste?
-Tuve un mal sueño.-pronunció levantándose de la gran almohada.
-Si quieres toma otra siesta.
-Gracias mamá, pero creo que leeré un rato.
-Está bien, limpiaré mientras la casa.-dijo por último Sofía salió cerrando la puerta delante de ella.
Deborah tomó de su buroe el empastado y empezó de nuevo a leer.
Ya no parecía una lectura normal, poco a poco iba aumentando la tensión. Su mano pálida dio vuelta a la página, al momento cayó una vieja hoja doblada que miró con extrañeza, pues nunca la había visto desde que tenía el libro. La empezó a desdoblar lentamente, un símbolo se postró en la hoja, como un sello, un sello que mostraba el dibujo de una cabeza de macho cabrío de manera que encajaba con un pentagrama invertido; una estrella de cinco puntas con una de ellas hacia abajo y dos puntas hacia arriba, estaba rodeada por dos círculos concéntricos, entre los cuales había cinco símbolos colocados de forma que correspondían a las cinco puntas de la estrella. Dichos símbolos eran cinco figuras hebreas que deletrean el nombre de Leviatán, la Bestia de los Abismos Marinos, uno de los muchos nombres de Satán.
Sin darse cuenta que era lo que sostenían sus manos, continuó la lectura.
Algo la hizo mirar en las últimas páginas, su publicación databa del año de 1870, sin embargo no contenía editorial, parecía un libro sin ser publicado oficialmente, sólo era una impresión. Pero entonces, que hacía ese libro en una biblioteca estatal?.
Todas estas preguntas se le vinieron a la mente a Deborah; tal vez parecía muy tonto indagar en esto, pero aún así era algo muy bizarro.
Toc, toc, toc.
Se escuchó un golpeteo en la ventana.
Deborah frunció el ceño, pues pasaba de la media noche.
Toc, toc, toc.
Se volvió a escuchar.
Deborah se levantó de la cama directo a la ventana, deslizó lentamente la cortina, y por último de un jalón quitó el resto.
No había nada, ni siquiera un pájaro, posiblemente, se había espantado y voló al momento en que abrió la cortina.
Caminó de espaldas hacia su cama mirando a la ventana, de pronto sintió mojado sus pies, miró al suelo, y dejó huir un grito ahogado, estaba lleno de sangre.

Las Almas Deborah CrabbsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora