𝓜 || ❝ that's the moral of the story, babe. ❞
𝗠𝗔𝗟𝗜𝗔 descubre el secreto de la
casa Grace Field mucho antes de
lo que le hubiese gustado. Descu-
brir el secreto y la partida de su
mejor amigo son los factores cla-
...
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finales de octubre, año 2047
La puerta del despacho fue abierta con tal lentitud que el sonido de esta fue apenas perceptible para el jefe del escondite, quien terminaba de firmar una cláusula en su escritorio. Su mirada azulada se despegó del papel para observar a la figura femenina que había ingresado al lugar, mas no dijo palabra alguna al observar a su pareja ingresando apenas a la habitación y decidió volver a concentrarse en lo que hacía antes de que la pelirroja entrara al lugar.
—Buenos días —saludó ella en un tono de voz bastante neutro, lo cual delataba que aún se encontraba algo adormilada. Norman estuvo a punto de dejar ir aquella risa característica de su persona que solía soltar cada vez que Malia se levantaba medio dormida, pero logró contenerla exitosamente, simplemente asintiendo un poco ante el saludo de su pareja.
—Buenos días también, supongo. Dormiste bien, ¿verdad?
—Sí, hace mucho que no dormía tan tranquila... —deja ir sinceramente, sin percatarse realmente de las segundas intenciones del comentario que había dejado salir descaradamente el muchacho de hebras albinas. Simplemente había dejado fluir las palabras sin pensarlo demasiado. Además de aún encontrarse lo suficientemente dormida como para pasar por alto el rostro levemente contraído y serio de su compañero.
Norman asintió, frunciendo un poco los labios y volviendo la vista al documento que releía—. Entiendo... tal vez deberías acostumbrarte a dormir con Ray otra vez entonces.
Malia asintió levemente ida mientras encendía el hervidor para prepararse un té. No obstante, al analizar un poco las palabras de Norman, parpadeó varias veces y frotó sus manos contra sus ojos.
—Espera... ¿qué? ¿De qué hablas, Norman?
—De que si estabas tan a gusto durmiendo con él, de seguro deberías hacerlo más seguido ahora que tienes la oportunidad.
Malia se giró a verlo con el ceño levemente fruncido y algo confundida. Ladeó suavemente la cabeza, pero antes de poder replicar algo más, la puerta de la oficina se abrió, dejando ver a un pequeño pelirrojo levemente despeinado y con la bufanda que Ray usaba el día de ayer rodeando su cuello. Norman al percatarse levemente de ese detalle, alzó ambas cejas, pero no dijo nada y simplemente sonrió fingiendo que no pasaba nada cuando Mitch bostezó sin taparse la boca.
—¡Mitch! —fue regañado por Malia, provocando una leve risa en el menor.
—Lo siento. ¡Dormí tan bien! No fueron muchos días afuera como otras veces, pero el día de ayer estuvo agotador —explicó el menor mientras se acercaba a su madre para poder ser cargado por ella—. ¡Nuestra familia es asombrosa! La señora bonita es muy amable y muy valiente, es sensacional... se preocupa demasiado por todos, y también estaba muy feliz de verlos a ustedes también.
