4 | una serendipia en el espacio.

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-Ya estamos en la órbita de la tierra -anunció Changbin, desde la cabina de mando, a su lado, y bastante apretado porque no había espacio de sobra entre los mandos y demás artefactos raros.

Durante las últimas hora habían hecho el plan de vuelo para acercarse, entrar a la órbita y luego a la atmósfera, para una vez a algunos kilómetros de altura, viajar hasta donde Felix había indicado el aterrizaje: La agencia espacial de Corea del sur.

A pesar de que Felix estaba seguro de que Changbin podía de alguna manera teletransportarlo hasta la tierra, estando lo suficientemente cerca, esa linda estrella quería conocer la tierra y Felix quería mostrarle su mundo.

Habían iniciado el descenso oficial hacia su hogar, hacía su tierra de nuevo, y Felix estaba más que feliz.

-Aliñaré el rumbo hacia la tierra... Calculando la rotación, la fuerza de gravedad... -Changbin apretaba algunos botones, cuales el humano no entendía para nada, pero veía fascinado cada detalle, incluso el como la linda lengua rosada de Changbin asomaba fuera de sus labios al concentrarse-. ¡Y listo! Estamos en marcha y en modo automático -sonrió de lado, y se volteó hacia Felix-. ¿Me darás un tour por la tierra cuando lleguemos?

Felix pudo mirarlo con una sonrisa, concentrado en las estrellas en sus lindos ojitos, cuales brillaban y bailaban con emoción y en el rubor que creció en sus mejillas por la vista fija en él.

-Changbin, hay algo que los humanos damos cuando estamos muy agradecidos y felices -narró-. ¿Puedo dártelo?

Changbin ladeó su cabeza sin entender, y Felix aprovechó para tomar su mejilla, acortar la distancia y besarlo, un pequeño sonido de sorpresa de parte de la estrella quedó atrapado en el beso, haciendo al humano sonreír.

Movió sus belfos sobre los de Changbin con suavidad, invitándolo a hacer lo mismo. Fue delicado porque no quería asustarlo tampoco, no sabía cómo iba a reaccionar y dentro suyo tenía una idea tonta de que quizás aquello para su raza significaba otra cosa, como una declaración de guerra o quizás una ofensa a su madre. Solo esperaba que no fuera tan malo.

Sonrieron y se correspondieron en un lento baile de leves mohines y suaves chasquidos.

Y entre ese beso fue cuando Felix sonrió, una pequeña chispa que no había sentido nunca antes en su vida, ese sentimiento cómodo y extrañamente familiar que sentía con aquel ser desconocido tomó un sentido que lo hizo agradecer: entre todos los planetas de todo el universo, había encontrado eso que podía llamar su otra mitad.

Se separó, y al ver que las estrellas en los ojitos de Changbin se habían multiplicado rió. Ambos estaban muy ruborizados y terminaron sonriendo encantados.

-Eres un tonto -dijo el peli-plateado-. He visto películas humanas, no hacen eso para agradecer, hacen eso cuando aman a alguien.

Felix rió con vergüenza, y tanto las estrellas en sus ojitos como las de su cabello parecieron brillar más al ver algo tan bonito como lo era el humano.

-Me atrapaste -dijo el humano, haciendo que el rostro de Changbin brillara en rubor.

El resto del viaje Felix se sintió embobado, Changbin podía ver el halo brillante a su alrededor brillar aún más, y le parecía divertido, porque con solo reír el humano se iluminaba cual estrella fugaz rompiendo en la atmósfera.

Changbin sabía que era porque cada vez lo enamoraba un poco más y estaba más que feliz con eso.

El humano estaba perdido en ese sentimiento al encontrar algo maravilloso, eso que no estaba buscando en realidad pero que había encontrado sin esperarse, en una situación extraña y casi imposible.

bitter star [changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora