Werner:
—Muy bien, se acabó — abro la puerta de golpe, logrando que Nick dé un respingo en su lugar—. Mi paciencia ha llegado a su límite.
Me adentro a la sala de interrogatorios, posando mis ojos en el capitán sentado a un extremo de la mesa metálica que se encuentra en medio de la sala. Se pone de pie y se acerca a mí lado, cruzándose de brazos. Ambos observamos de manera severa al hombre sentado y esposado al otro extremo de la mesa.
—Si hubieras interrumpido en unos cinco minutos en lugar de ahora— me dice Nick en voz baja—, ya lo hubiese hecho hablar.
Lo miro con escepticismo.
—Eso no te lo crees ni tú— me mofo, volviendo la vista el rubio que nos observa con seriedad.
—Por supuesto que sí. Estaba a punto de hablar, pero tú tuviste que interrumpirnos.
Lo dejo en su lugar, dándole la espalda y me acerco a la mesa de interrogatorios, estudiando al detenido.
—Si no ha abierto la boca en doce horas, no creo que unos cinco, sesenta o mil minutos hubieran hecho mucha diferencia.
Tomo el respaldo de la silla libre, la tiro hacia mí y volteándola, me siento sobre ella, cruzando ambos antebrazos sobre el respaldo de esta.
Nick no vuelve a refutar contra mis palabras porque sabe que tengo razón; este hombre no hablará en las próximas horas sin el incentivo adecuado y no pienso dejar que la situación siga así. Con expresión severa, hablo sin dejar de observar al detenido.
—Vaya a preparar la otra sala de interrogatorios, Capitán Baker. Si el señor Fox no coopera con nosotros, no tenemos de otra que darle un pequeño empujoncito para que lo haga— ordeno y una pequeña alteración se hace presente en los ojos del hombre. Desaparece casi al instante, pero no se me ha pasado desapercibido—. También pasa por el edificio de tecnología y revisa cómo van con el teléfono y la laptop, y si ya pudieron desbloquearlos.
—Como ordene, mi General.
Acata la orden y los pasos a mis espaldas me informan de que ya ha salido de la sala, dejándome a solas con el acusado, supuesto miembro de la mafia americana, y no solo eso, sino también supuesto hombre cercano, a nada más y nada menos, que la líder.
Esta mañana, alrededor de las seis más o menos, recibimos un misterioso sobre con mucha información en su interior, todo sobre el hombre en frente mío.
¿Quién lo envió? Ni idea.
¿Confiábamos en la carta e información de desconocida procedencia? Por supuesto que no, por ello estuvimos sumergidos en una junta de más de dos horas discutiendo los pros y los contras de ir a la ciudad y verificar la veracidad de tales papeles.
Al final, por mayoría de votos nos arriesgamos y nos encontramos con el hombre que figuraba en la información.
Luka Fox Wolf.
Hombre canadiense de veinticuatro años. Cabello rubio oscuro y ojos color avellana. Estatura 1.84. Título en negocios internacionales. Sin ningún familiar de sangre vivo, excepto por una prima política (de la cual se desconoce su información) y que, según la persona que envió el sobre, se trata de la líder de la mafia.
Me parecía algo sospechoso que fuera demasiado sencillo, pero de todas formas nos arriesgamos y al encontrarnos con el rubio descrito, no dudamos en arrestarlo y traerlo para corroborar con lo demás, pero como no, Luka no ha dicho ni una palabra desde que lo arrestamos.
Nada sobre ser familiar de la mafiosa, nada sobre los negocios por los que vino a Nueva York, ni nada sobre cualquier otra cosa de nuestro interés.
Ni siquiera ha pedido permiso para ir al baño.
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INMORAL-[En Proceso]
RomansaNadie conoce su rostro, pero eso no evita que el mundo la tema. Luego de la muerte del líder de la mafia, Ann Dankworth se convierte en la primera mujer que gobierna la mafia americana. Con 24 años, es una de las mujeres más poderosas del mundo y na...