Todos conocemos a Harry Potter, el joven adolescente que mato al señor oscuro, al-que-no-debe-ser-nombrado o Lord Voldemort como quieras llamarlo, el señor tenebroso que atormento a toda la comunidad mágica por varios años, pero... ¿Qué tal si la vi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⫷ Profesor ⫸
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los días habían pasado y el cumpleaños de Irina había llegado, esta estaba sentada en el piso de la habitación viendo un álbum de fotos, en la cual estaban las fotos de ella y su madre, ese día se sentía melancólica, era su primer cumpleaños en la cual su madre no estaba a su lado.
Tom por otro lado estaba en la silla frente a la ventana viendo hacia el jardín del orfanato, Tom se había percatado de que Irina se sentía melancólica, este se levanto y se sentó aun lado de su amiga, vio que una de las fotos había un recorte de un periódico al cual mostraba una noticia sobre un mago, el cual se veía en una estación de tren siendo arrestado, el mago era rubio y tenia algunos rasgos similares con Irina.
—¿Quién es? —pregunto Tom con curiosidad, señalando el recorte.
—Pues... —Irina no sabia que responder, no quería decirle a Tom que era su padre y que era un mago tenebroso, le daba cierta vergüenza por las cosas que ha hecho. Su madre le había contado quien era su padre y que es lo que hacía, siempre fue sincera su madre con ella y además le decía que no tenia porque odiarlo, que ella no lo hacia y que al contrario estaba agradecida con él, porque le había dado a la niña mas linda del universo. Así que Irina no lo odia, pero tampoco era de su agrado y no era un mago o padre ejemplar que podría presumir. —Es solo una noticia que guardo mi mamá.
No dijo nada mas y solo cerro el libro, se giró hacia Tom, intentando cambiar el tema.
—Bien Tom, que quieres hacer hoy.
—Mmm... hoy es tu cumpleaños, haremos lo que tú quieras Irina.
Irina abrazo a sus piernas pensativa.
—Bueno... no podemos hacer la gran cosa—dijo... mientras observaba el piso.
—Lo siento...—dijo de repente Tom.
—¿Por qué?
—No puedo darte un gran regalo como lo hiciste tu conmigo o un pastel—respondió mientras se levantaba y se dirigía a la mesa —pero te hice esto. —Le había entregado una carta —se que no es mucho, pero... es lo que te puedo ofrecer y lo hago... —dejo una pausa algo larga y dramática, al final suspiro —...con mucho cariño.
