Prólogo

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Maldita sea, no puede acabar así. No para de sangrar.

   - Aguanta un poco más por favor.

No me responde, ¡No me responde! Se acercan, joder, les estoy oyendo venir, van a llegar de un momento a otro. Tengo que hacer algo, tengo que salir de aquí.                               

¿Por qué demonios no me responden las piernas? Qué irónico que se me ocurra una expresión así en una situación como esta…Vale. Deja de pensar ya. Actúa. Hay dos vidas en juego y resulta que una es la mía. Ya estoy. Totalmente incorporada, ¿y ahora  cómo se supone que voy a cargar con él? Tengo que dejar el instrumento, pesa demasiado. Pero tengo que salvarle. Tiene que vivir, le queda tanto por hacer, nos queda tanto por hacer…está bien, esconderé el instrumento detrás de esta pedazo de roca y a el lo llevaré en la espalda por la calzada de piedra. Debo darme prisa pero ¿Y  si Ellos encuentran el instrumento? Bueno no creo que… Mierda, ¿Eso son pasos? ¡No! ¡¡¡Han llegado!!! El instrumento se me resbala. Se ha caído. Está muy a la vista, lo van a ver, lo van a ver. Pero no hay tiempo. Madre mía, como pesa, espero que sigas vivo. Más te vale seguir vivo. Si, si, noto tu pulso. Cuanto más avanzo en el camino más trágico se presenta todo. La ciudad entera en ruinas, no hay ni un solo edificio en pie. Todo está lleno de barro, de escombros de lo que un día fueron edificios. Si estos restos supiesen hablar…No puedo evitar que las lágrimas rueden por mis mejillas. La humanidad ha cargado un gran peso sobre mis hombros, y yo lo acabo de cambiar por un peso muerto, literalmente. Aunque todavía puedo salvarle, es lo que haré. Debo correr más rápido, ya casi estoy en el bosque, dos pasos más… ya llego. Mis piernas… están fallando. Me voy a desplomar de un momento a otro y no... ¡Au! me he dado con una raíz en la cara. No me puedo caer, ahora no, debo levantarme… ¿Por qué no me responden las piernas? Es imposible incorporarme. Le dejaré tumbado aquí, a mi lado, tal vez así pueda hacerle un torniquete o algo de eso y… ¿Qué pasa? No tiene pulso, ¡¿Por qué no respira?! No, no, no, esto no es real, no puede estar pasando… ¿Cómo hemos llegado a esto? Tienes que vivir, por favor, vive. Recuerda lo que me prometiste y vive o yo no podré hacerlo. No sin ti. Oh, maldita sea, ¿Qué he hecho? Tengo que aferrarme a él, quiero abrazar su cuerpo, una vez más, necesito ver su cara de niño, una vez más. Por favor que alguien le ayude, que alguien nos ayude. Trato de gritar pero mi garganta no es capaz de emitir ningún sonido. No puedo parar de sollozar. Otra vez… ¿Pasos? Me aferro más a él, con la esperanza de que él se aferre a la vida. Los pasos se acercan más.

   - No pasa nada – le susurro al oído - yo siempre te protegeré…

No puedo hablar más, siento que me desvanezco. Esa voz… ¿Eren?

Eren…yo…ya…

Hasta los ángeles caenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora