Capítulo 4

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¡¿Qué ruido es ese?! Ooooh que sueño. Bostezo e intento pensar con claridad. Alguien está golpeando la puerta.

   - ¡¡¡Abridle ya joder!!! – oigo a Lucy, y seguido, veo con mis ojos llorosos que se tapa la cabeza con la almohada. Me levanto lentamente y avanzo hasta la puerta y abro. A pesar de tener los ojos legañosos y pegados, distingo con claridad a Cassandra.

   - Buenos días cadetes. – dice con expresión neutra. Este será vuestro horario durante el mes de iniciación – cojo la hoja que me tiende y leo: despertador 6:00 a.m.

La miro totalmente pasmada y sonríe. Son las seis de la mañana, que broma. En cuanto sale por la puerta me acerco a la cama de Valey, que es la que está más cerca de la mía y la paso el papel.

   - ¡¿Qué?! – Valey abre los ojos como platos al ver el horario - ¿Dos horas de descanso en total? ¿NOS ACOSTAMOS A LAS ONCE Y NOS LEVANTAMOS A LAS SEIS? – a mí tampoco me hace gracia, pero no puedo evitar reírme de Valey, ¿Qué se esperaba? Se pone histérica y sale de la cama de un salto. Oigo a Lucy gruñir entre las sábanas. Me parece que no va a ser buena idea hablar con ella por las mañanas. Diez minutos más tarde, Lucy y yo esperamos en la puerta a Valey, que lleva media hora en el baño.

   - Oye, Rin – me giro y miro a Lucy. Lleva el pelo alborotado, pero ya no tiene cara de dormida. Me retuerzo un mechón de la coleta, nerviosa.

   - Dime –

   - ¿En qué ciudad te instalaste después de la reorganización? – pregunta con aire ausente.

   - En la 3-4.

   - ¿Y cómo están las cosas por allí? En las ciudades periféricas también vais a la escuela ¿No?

   - Sí, supuestamente nos obligan  a ir – respondo encogiéndome de hombros – pero no me he pasado mucho por allí ¿De qué sirve estar todo el día estudiando leyes? No van a tardar nada en camb…

   - ¿Solo estudiáis? – me interrumpe sorprendida ¿Aquí todo el mundo tiene la costumbre de cortar las frases a los demás? ¿Y por qué pone esa cara de sorpresa? De repente, suelta una carcajada y la miro extrañada – Vaya, me parece  que va a ser un entrenamiento… interesante para la gente de la periferia – seguido, esboza una sonrisa torcida. Parece realmente divertida.

Mierda, ¿De qué habla? Justo cuando voy a preguntarla aparece Valey pegando saltitos.

   - ¿Vamos? – dice mientras sale al pasillo sin dejar de brincar.

Andamos por el rellano y me dedico a mirar a las otras cadetes. Somos un montón, y vamos vestidas casi todas igual. Distingo a las chicas de las capitales 3 y 4, que son la gran mayoría, porque llevan todas blusas blancas y vaqueros azules, como los que Valey y Lucy se pusieron esta mañana. Las de las demás ciudades, llevamos camisetas sencillas de colores grises o beis, pero aún así no destacamos nada entre las de las capitales por el escaso número que formamos. Me vuelvo a preguntar por qué hay tanta gente de las capitales…En el tren, solo me fijé en las de mi sector, pero ahora que estamos todas mezcladas, me doy cuenta de que puede que de 60 chicas que hay aquí, solo diez o así somos de las periferias.

Bajamos rápidamente las escaleras y abajo ya están todos los chicos, esperándonos. Nos juntamos todos y aparece Cassandra de detrás de la fuente.

   - Seguidme – dice con la misma frialdad de siempre. Avanzamos detrás de ella por un pasillo situado cerca de las escaleras como un rebaño de ovejas y vuelvo a perder de vista a Lucy y a Valey.

   -¡Hey! ¡Rin! – es la voz de Andrew. Viene acompañado de un chico alto de pelo rapado, y el rubio de mi ciudad.

  - ¿Qué tal estás? Mira, estos son mis compañeros de habitación -  les señala con un gesto de cabeza y sonrío – este es Joe, iba conmigo a la escuela – el muchacho rapado me sonríe con cortesía. Parece simpático, me recuerda a Jean. La última vez que le ví llevaba el mismo corte de pelo – y este es…

Hasta los ángeles caenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora