Capítulo 6

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  - Rin…¿Te encuentras bien? -  Andrew me mira con preocupación. Normalmente sus castaños ojos expresivos me ayudan a sentirme como en casa. Pero no en este momento.

  - Si…solo…necesito salir un momento. – me levanto de la silla.

  - Rin, me comí tu comida porque pensaba que no ibas a venir – dice Valey disculpándose. Coge un cacho de pan del plato de Andrew y me lo ofrece. – Toma. Lo siento.

La ignoro y salgo del comedor. Cuando estoy cerrando la puerta veo como Andrew regaña a Lucy y Hugo le dice algo con mala cara. Creo recordar que a Andrew le conté la historia…más o menos. Suprimiendo el hecho de que estoy casi segura de que maté a un hombre. Lo mejor será que salga a tomar el aire. El bosque ya está oscuro y hace una noche preciosa, el cielo está despejado y puedes observar las estrellas del firmamento con total claridad. Igual es solo mi impresión, pero nunca había visto los astros brillar con tanta fuerza. Me alejo un poco del complejo y me dispongo a tumbarme en la hierba cuando oigo un leve ruido de pasos detrás de mi. Espero un poco, me giro, y suelto una fuerte patada hacia arriba, usando la técnica que aprendí esta tarde. Mientras lo hago, mis músculos agarrotados por el esfuerzo se quejan y aflojo el golpe en el último momento. El atacado me frena la pierna agarrándomela con una mano y veo su cara iluminada por la suave luz de luna. Eren me mira fijamente, me retuerce la pierna y caigo al suelo de espaldas. Joder, cómo duele.

  - ¡¿Pero qué se supone que estás haciendo?! – le grito enfurecida.

  - ¿Qué se supone que haces tú? – me responde tranquilamente – Llego a ser Cassandra y te ponen de patitas en la calle.

  - Pero no lo eres – Me levanto y me intento sacudir el verdín del trasero. Hago un movimiento bastante torpe y me desequilibro otra vez. Eren se acerca y me agarra de la cintura. Sus manos son fuertes y firmes y recupero el equilibrio. El contacto físico con él me pone nerviosa, así que una vez estabilizada, le quito las manos de mi cintura y me alejo a una distancia prudente.

  - ¿Qué haces aquí? Deberías estar cenando – le pregunto mientras me siento al pie de un árbol.

  - Te podría preguntar lo mismo. – responde con aire interesado, y se sienta a mi lado. Me mira a los ojos. No me considero una persona fácil de intimidar…Pero Eren hace que me sienta tan cohibida…

  - Valey se comío mi cena – y me encojo de hombros – Ya no tenía nada que hacer allí. Te toca.

  - No me gusta la gente. – Que le voy a contestar… no me parece ninguna sorpresa. Se le ve que va de lobo solitario a kilómetros. – Así que cuando tenga la oportunidad, vendré por aquí. Aunque parece que ya no voy a poder estar solo. – No sé si me lo dice a buenas, así que decido responderle a malas. No está siendo un día agradable.

  - Te diría que si quieres me voy… pero no tengo intención de moverme.

  - Mira por donde, has seguido mi consejo. ¿Ya no eres una educada señorita? – Vaya, ya veo que se está divirtiendo con esto. No capta que no estoy de humor.

  - Hoy no ha sido mi día. – Suspiro profundamente y miro al firmamento. No me apetece hablar de lo impotente e inútil que me siento, ni de lo mucho que me ha hecho echar de menos a mi familia el comentario anterior de Lucy. Me voy fijando en las constelaciones, y recuerdo un libro de astronomía que leí hace tiempo. Creo reconocer algunas estrellas, y además es un buen tema para no pensar en mi inutilidad…

  - Mira – le digo señalando a una de las constelaciones. – Ese conjunto de estrellas forma la constelación de Leo. En la antigüedad, cuando nacía un niño descendiente de reyes y el sol estaba en su estrella principal, este recién nacido sería un gran rey. Hoy está increíble, todas las estrellas están brillando mucho…Igual hoy ha nacido un rey.

Hasta los ángeles caenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora