Extra 6

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Los días pasaron y por fin era sábado. Kojiro estaba emocionado. Era su primera salida con el cachorro. Su primera salida como padre e hijo...

Kaoru sólo lo observaba con una sonrisa suave. Él también estaba emocionado. Esta salida sería la clave para que el lazo entre su alfa y cachorro se estableciera.

Era lo que más anhelaban ambos.

—¿Saben cómo llegar? —preguntó Kaoru.

—¡Sí!—respondieron tanto alfa como cachorro.

—¿Seguros?

—Sí, Kaoru. —suspiró Kojiro.

—Sólo quería cerciorarme. —se encogió de hombros y cruzó los brazos—Tienen que llamarme apenas lleguen y después de que la película termine. —les advirtió Kaoru.

—No te preocupes, mamá. Estaremos bien. —le aseguró Miya.

Joe y Miya irían a un cinema relativamente lejos. Kaoru no conocía el lugar, así que le preocupaba que se llegaran a perder.

Reki y Langa ya habían perdido una vez a su cachorro.

Y siempre que lo recordaba, le daban ganas de jalarle las ojeras a ambos adolescentes. No quería que se repitiera ese tipo de situación. Su alfa a veces podía llegar a ser igual de distraído.

—Lo sé, cariño. Confío en ti... Confío más en ti que en Kojiro.

—¡Oye! —exclamó indignado el Alfa.

Miya sólo soltó una risita. Le causaba gracia las "peleas" y "discusiones" de sus padres. Pero sabía que ninguno diría algo que dañara al otro. Ambos conocían sus límites.

—Te llamaré, Kaoru. Te mantendré pendiente de cada cosa que hagamos. Lo prometo.

—Eso espero...—suspiró.

—¿Ya podemos irnos? —preguntó impaciente el pequeño Omega. No quería llegar tarde ni mucho menos hacer fila para comprar los boletos y las palomitas.

—Sí, cariño. Ya pueden irse.

Kaoru se acercó a ambos y los despidió con un beso. Un beso en la frente para su cachorro y un beso en los labios para su alfa.

—Disfruten la película. —les dedicó una última sonrisa y se fue a su habitación.

Miya y Joe lo vieron alejarse y luego a salieron de la casa.

(...)

Cuando llegaron al cine, vieron que estaba lleno de gente. Era sábado en la tarde, así que no era de extrañar que hubiesen tantas personas.

Kojiro le pidió a Miya que lo esperara. Él se encargaría de comprar los boletos y las palomitas. Miya obedeció y lo esperó cerca de la tienda de dulces. Quería comprar algunos.

El pequeño cachorro estaba tan concentrado en su elección de dulces, que no se dió cuenta que dos alfas se le habían acercado por la espalda.

—Oye, lindura... ¿Estás solo...? —uno de ellos se le arrimó y le susurró seductoramente al oído.

Miya se paralizó.

—Si estas solo... puedes venir con nosotros...—ofreció el otro alfa acorralándolo.

Miya se volteó lentamente para verlos.

—Y-Yo v-vine con alguien. —dijo con la voz entrecortada.

Estos alfas eran como el sujeto que lo sacó a la fuerza de Sia la luce meses atrás. Desprendían un olor muy similar. Era desagradable, quería vomitar.

Los lazos que nos unen ✨🍵🌸✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora