𝐄𝐥𝐞𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜 𝐘𝐨𝐮𝐭𝐡 [𝐊𝐢𝐫𝐤 𝐇𝐚𝐦𝐦𝐞𝐭𝐭]

𝐟𝐨𝐮𝐫

El silencio de los inocentes... ¡Rayos Kirk!

𝗡𝗼𝗿𝘁𝗵 𝗛𝗼𝗹𝗹𝘆𝘄𝗼𝗼𝗱, 𝗖𝗮𝗹𝗶𝗳𝗼𝗿𝗻𝗶𝗮; 𝘃𝗶𝗲𝗿𝗻𝗲𝘀 𝟭𝟯 𝗱𝗲 𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼, 𝟭𝟵𝟵𝟭.

Me miré al espejo por última vez y acomodé un poco mi vestido floral. Me había tomado un baño, me perfumé, me coloqué loción por todo mi cuerpo y me maquillé levemente para que no fuese tan exagerado. Miré el reloj y ya marcaban las 8:30 p.m.

Hoy era el día en donde iba a ver la película con Kirk. Se llamaba «El silencio de los inocentes» y había leído algo sobre la película y era una película de terror. Ay... en donde me metí. ¡Detesto las películas de terror! Me dan pesadillas y no me dejan dormir. Espero que la película no sea tan sádica. Le pregunté a Jamie si podía ver la película con Kirk a lo cual mi hermano respondió con un "Ajam". El pobre estaba tan cansado que ni siquiera le importó que saliera a ver una película con uno de sus amigos. Siendo que Jamie es el hermano más celoso y sobre-protector que tengo.

Sentí como alguien tocaba la puerta y fui de inmediato a abrirla, era Kirk. Estaba vestido con una camisa negra y jeans del mismo color, lo cual lo hacía ver... lindo. Bastante elegante y maduro.

—¿Estás lista?

—Sip, ¿que hay de ti?—me froté las manos.

—Estoy más que listo.

Agarré un chal y salí del cuarto.

—¿Donde están los chicos?—pregunté al ver la casa vacía.

—James salió a beber con Lars y creo que Jason salió con su novia.

—Vaya, necesitan relajarse luego de tanto trabajo, ¿no?

—Exacto. Pero aún faltan un par de cosas para terminar el álbum.

—Que mal...

—Sí, pero eso solo lo ve James, Lars y Bob. Jason y yo terminamos nuestro trabajo.

—Oh, que bien.

Salimos de la casa y emprendimos un viaje caminando. El cine no estaba lejos así que no era necesario usar un auto en esta ocasión.

—Te ves muy linda, Layla. Bueno, más de lo que ya eres.

—Amm... gracias Kirk, tú también te ves muy lindo.

Sentí como la sangre se me subía a la cara. Ay. Espero que Kirk no note eso.

—Tu cara está roja.

—¿Qué?

—¿Te pusiste roja por lo que te dije?

—Claro que no—bufé.

—Claro que si—se rió.

—¡No te rías!

—Ups, de acuerdo.

Seguimos caminando en silencio. Estaba tratando de bajar la temperatura de mi cara mientras Kirk aguantaba su risa.