𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

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Un nuevo compañero

𝗡𝗼𝗿𝘁𝗵 𝗛𝗼𝗹𝗹𝘆𝘄𝗼𝗼𝗱, 𝗖𝗮𝗹𝗶𝗳𝗼𝗿𝗻𝗶𝗮; 𝘀𝗮́𝗯𝗮𝗱𝗼 𝟮𝟭 𝗱𝗲 𝗮𝗴𝗼𝘀𝘁𝗼, 𝟭𝟵𝟵𝟭.

Mi corazón latía con fuerza, por un momento pensé que Kirk podía escucharlo.

Kirk se veía molesto, bastante, no sabía porqué. No le he hablado con él en estos días así que no podía entender del porqué se veía tan molesto.

—¿Por qué me evitas, Layla?—se acercó más a mí.

Yo solo miré mis pies.

—He estado ocupada, Kirk. Aparte tienes que enfocarte más en Sarah.

—¿A que te refieres?

—Ella que es tu novia...

Ni siquiera me dejó terminar. Escuché una pequeña risita y me confundí más.

—¿Celosa?

—¿Qué? ¿Celosa?—bufé—¿Por qué debería de ponerme celosa?

—No lo sé. Admite que sientes algo por mí—dijo con un tono de arrogancia.

—¿Cómo?—me congelé.

—Admite que sientes cosas por mí, Layla Hetfield.

Kirk se me acercó más y más, hasta que cortó su distancia con un beso. Abrí los ojos como platos y traté de separarlo pero agarró mi cintura fuertemente y me apegó más hacía él. Se sentía tan mágico, era como un sueño, los labios de Kirk se sentían como dos almohadas hechas con la más pura y fina seda. Kirk colocó una de sus manos sobre mi mejilla y yo coloqué mis manos sobre su espalda formada. No me daba cuenta de lo necesitada de atención y cariño que estaba. Esto está muy mal, demasiado mal pero lo estoy disfrutando. De verdad necesitaba esto.

¡No lo puedo creer! Nunca antes había dado un beso. Nunca había tenido un contacto así con un chico.

De un momento a otro Kirk se separa rápidamente y se empieza a reír, pero no era su risa de siempre. ¿Que rayos? ¿Por qué se ríe? ¿Se está burlando de mí acaso?

Ah.

Esto es un sueño.

Pestañeé un par de veces y ahora desperté en el cuarto de James. Todo estaba oscuro y solo entraba un rayo de luz por las cortinas, ¿Que hacía en el cuarto de Jamie? ¿Por qué estaba con un camisón?

Maldita sea. Todo fue un sueño. Me sentía tan frustrada, mi cerebro definitivamente me jugó una mala pasada. ¿Por qué a mí?

Escuché un par de golpes en la puerta mientras bostezaba.

—Pase—dije.

Era Jamie con una bandeja que traía un vaso con leche y pan con huevo y tocino. Llevaba la bandeja con delicadeza para que no se le cayera.

—Buenos días, Jamie—me sobé los ojos.

—Buenos días, ladrona.

Volví a mirar a mi alrededor y después miré a Jamie.

—Perdón...

—Tranquila. Estabas cansada. Aparte no quería despertarte así que te dejé dormir acá.

—Gracias.

Empecé a comer. Debo admitir que el tocino estaba un poco crudo y al huevo le faltaba sal pero, aprecio el gesto. Jamie miraba como comía y parecía ido.

—Esta delicioso—sonreí.

—Muchas gracias—dijo con un tono burlesco.

—¿Pasa algo? Te veo pensativo, grandulón.

𝐄𝐥𝐞𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜 𝐘𝐨𝐮𝐭𝐡 [𝐊𝐢𝐫𝐤 𝐇𝐚𝐦𝐦𝐞𝐭𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora