Nockfell [𝐒𝐚𝐥𝐥𝐲 𝐅𝐚𝐜𝐞]

El padre, el hijo y el demonio

3/Octubre/2021

Travis Phelps

Mirar el techo por un buen rato observando las telarañas de mi abandona cuarto en esta sucia y despreciable casa.

Las jodidas cruces colgadas en las paredes, aumentando cada vez más por mes, como si fuera un intento de mi padre para exorcizar me.

Respire pesado, temblando en la dura cama que se sentía como una piedra. Hasta tratar saliva me era difícil.

Era horrible, espantoso.

Recuerdo perfectamente los gritos, golpes y cosas rompiéndose. Siento el terror invadiendo me cada vez que veo la hora y se acerca su llegada.

Sé que la psicóloga dijo que todo está en mi cabeza, que es imposible que mi padre vuelva a hacer eso, que esta vez estoy protegido.

Pero no lo siento así, no si ellos no están.

Hablar con Larry sería un peligro, el solo pensar que mi padre escuchara mi tono meloso hacía otro hombre seria cavar mi tumba. Llamar a Ashley sería condenar el hecho de que él la busque y crea que tenemos algo. Mencionar a Todd o Neil es matarlos a ellos, condenarlos a que ese maldito vaya y haga que una buena parte del pueblo los quiera muertos.

Puede que avanzamos, pero aún somos un pueblo chico aferrados a la iglesia, muchas cosas que hacemos no están correctas.

Como muchas cosas no son vistas.

Demasiadas, diría yo. Mi vista ahora vio esa flor que estaba en un vaso de vidrio con agua. Pasarán años y esa amapola se seguirá viendo como si me la acaban de dar ayer.

Todo el silencio de la casa sirvió de algo, escuche con perfección la puerta de la entrada siendo abierta y cerrada con fuerza, imponiendo su presencia. Me levante con la respiración acelerada de la cama, corriendo al espejo para arreglar mi apariencia.

Sujete el borde de mi suéter, forzando el regular mi respiración, caminando inseguro a la puerta.

El pasillo estaba peor que mi cuarto, las constantes cruces y cuadros referentes a la biblia. Podía jurar que las figuras de Jesucristo crucificado me observaban.

Baje las escaleras con cuidado, no debía hacer mucho ruido si quería hacer amena la estadía aquí.

Era mejor seguir sus reglas antes que provocar al monstruo.

Ya a unos escalones a la planta baja, mi padre ya me tenía en la vista.

—Buenas tardes, padre— saludo de cortesía, mantener los modales era primordial si quería estar en un ambiente "cómodo".