Capítulo 9.

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Despedidas.

Por la mañana bajé a la cocina a desayunar, me encontré con Zara y mi padre.

-Hola cariño, ¿Cómo estás? - me abrazo como si no me hubiera visto en años.

-Bien, me ayudó mucho el hecho de estar con Matías- respondí devolviendo el abrazo, realmente lo había extrañado muchísimo.

-No deberías juntarte con un Roberts- sonrió y me dio un beso en la cabeza.

Era más que obvio que quería consolarme eh intentar ser mi Madre.

-Tú no te deberías meter en lo que no te importa- bebí el jugo y después me percate de lo que había dicho. - lo siento no debí responder así.

Ellos estaban sorprendidos, pero abracé a Zara y me disculpó.

-Mackeyla, hoy no iras a la escuela- dijo mi padre.

-okey-

Me cambie y me vestí de negro, me mire al espejo y me sentía horrible, mis ganas de vomitar regresaron, respire profundo cuando mi padre toco la puerta.

-¿Lista?- pregunto, pero al verme su cara se puso pálida.

-¿Pasa algo?- me asuste por su expresión.

-¿Dónde encontraste el vestido?- casi se desmayaba al verlo en mí.

-Mi madre me lo dio- respondí bastante confundida.

-Ese vestido lo uso en nuestra primera cita y lucia tan bella- sonrío y le salió una lágrima.

-Nunca me dijeron, ¿por qué se divorciaron? - murmure.

-Tu madre se enamoró de alguien más, así que le di la oportunidad de que fuera feliz- no pudo evitar llorar y me abrazó.

-¿Cuándo la dejaste de amar?- pregunte dándole un pañuelo.

-Yo jamás la deje de amar y mucho menos ahora, ella siempre tendrá un lugar en mi corazón- respiro profundo aceptando la idea que la había perdido.

-Pero, si la amabas ¿Por qué la dejaste ir? -

-Cuando amas a alguien tienes que dejarlo ir por más que duela- se levantó y extendió su mano.

Me volví a ver al espejo y sabía que me debía despedir de ella, no hice la cara, pero sabía lo que diría.

-¿Estas lista para dar despedidas hoy?- sollozo.

-¿Despedidas?- pregunté mientras bajamos las escaleras.

-Hoy Esteban se ira a Madrid de intercambio- respondió y pude ver que en su cara se reflejaba tristeza.

Mi pequeño cerebro seguía procesando toda la información, mi madre se fue y ahora pasaría lo mismo con Esteban, sentía como las personas a mi alrededor se alejaban de mí.

-Necesito a Matías- murmure, pero sentía como no podía revisar.

Mi respiración no se podía controlar, veía las escaleras y solo pensaba en tirarme.

-Mackeyla, tranquila- murmuro a mi oído.

Di la vuelta.

-Raúl- lo abrace tan fuerte.

Raúl era mi mejor amigo desde los tres años, hacia casi todo con él, pero sin duda lo que mejor hacíamos juntos era ser pareja en ballet.

-¿Me extrañaste?- me abrazo y entrego un café helado.

Me conocía tan bien que sabía mi amor hacia el café el lado.

-¿Qué haces aquí?- pregunte y mire al chico de ojos verdes con un toque de gris.

Tocar fondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora